Larisa, Xue y María Eugenia: cuando los crímenes machistas rompen vidas que aún están por construir
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Cuando era una niña, Larisa vio morir a su madre a manos de su padre. Treinta años después, en 2013, ella se convirtió en víctima de esa misma violencia machista que también deshizo los planes de futuro de María Eugenia Bravo en 2008 o los de Xue Sandra Saura en 2016. Ellas tres nunca se conocieron, pero sus vidas fueron interrumpidas dentro de un mismo tramo de edad, el que va de los 31 a los 40 años.
Esa franja vital, en la que tienen la suerte de confluir la juventud y la madurez, en la que los sueños de la infancia se pueden convertir en proyectos de vida, resulta ser la más vulnerable ante la violencia de género, según estadísticas del Ministerio de Igualdad.
En el caso de Larisa, la vida terminó a los 35 años. La joven, nacida en Moldavia, quedó huérfana tras el asesinato de su madre y pasó toda su infancia en un orfanato.
Llegó a España en 2008 y había logrado empezar una nueva vida en Calpe, el municipio alicantino donde trabajaba como empleada del hogar. Pero justo cuando el presente le ayudaba a neutralizar las sombras del pasado volvió a aparecer el fantasma que asoló su niñez. Larisa no supo verlo y, lejos de separarse de su pareja y agresor, como últimamente se planteaba, optó por darle una nueva oportunidad.
Cinco años separan ese caso del que rompió la vida de María Eugenia, que solo pudo cumplir 37 años. La colombiana acudía cada día a la empresa de estampación y bordado para la que trabajaba en San Sebastián de los Reyes (Madrid), pero al volver a casa tenía que soportar continuas discusiones con su marido. Pocos sabían de su calvario porque ella, madre de dos hijos, trataba de ocultarlo.
Incluso tenía por costumbre abrir los grifos de casa para que el ruido del agua camuflara el de los gritos. Su asesinato, en la vía pública y ante la mirada de muchos compañeros de trabajo, cogió por sorpresa a todos.
Ni Larisa ni María Eugenia habían denunciado a sus agresores previamente, como tampoco lo hizo Xue Sandra, una mujer de 32 años que vivía en Alcúdia, al norte de la isla de Mallorca. Para ella lo más importante en la vida era su hijo de 22 meses. Por eso, cuando su expareja incendió la finca en la que ella vivía junto al pequeño, no lo dudó: corrió a socorrerlo y consiguió salvarle la vida. La de Xue, en cambio, no resistió.
El Ayuntamiento de Alcúdia dedicó a la joven un parque infantil que lleva su nombre y en el que también se alza un monolito dedicado a su memoria, la de una mujer que, para sus seres queridos, siempre representará el “coraje” y el amor de una madre hacia su hijo.
273 mujeres asesinadas entre los 31 y los 40 años
Las de Larisa, María Eugenia y Xue Sandra son solo tres de las historias que quedaron a medio escribir antes de cumplir los 40 años. Desde enero de 2003, fecha en la que se inició el registro oficial de víctimas de violencia de género, son 273 las mujeres que fueron asesinadas cuando tenían entre 31 y 40 años. Es la horquilla con una tasa de víctimas más alta.
Según el registro, que ha alcanzado la cruenta cifra de las mil mujeres, los otros dos tramos en los que se contabilizan más víctimas mortales son los que rodean al anterior, es decir, el que va de los 21 a los 30 años (202) y el que va de 41 a los 50 años (222).
Diez menores de edad entre las víctimas mortales
Los números también revelan que son al menos diez las menores de edad que perdieron la vida desde 2003 como consecuencia de la violencia machista.
Entre ellas se encuentra la primera víctima menor de este año, Kelly M.Q. (30/01/2019), una chica de 17 años natural de Ecuador que estudiaba 4º de la ESO y vivía en Reus (Tarragona) junto a su madre. También Alba Martí (07/10/2013) y Silvia Rodríguez (10/11/2010), dos estudiantes de secundaria de 14 y 16 años respectivamente que habían roto con sus agresores solo un par de semanas antes de ser asesinadas.
Las tres descubrieron el lado más atroz del machismo siendo casi unas niñas y sin haber llegado a conocer bien a quienes fueron sus parejas durante un corto periodo de tiempo.
Pero la violencia de género también acecha a mujeres que, como Mercedes Beltrán (15/12/2009), pasaron toda la vida junto a su verdugo. Ella tenía 80 años y residía junto a su marido en la localidad de Catadau, una población de unos 2.800 habitantes situada en la comarca valenciana. Fueron más de 50 años de convivencia junto a su agresor, con quien regentó una carnicería durante décadas.
Últimamente, la anciana estaba sufriendo mucho porque la relación se había deteriorado entre ellos y notaba que su marido había cambiado. Lo que nunca imaginó es que el hombre con el que compartió su vida podría llegar a arrebatarsela.
Mercedes es una de las 48 mujeres que han sido asesinadas cuando tenían entre 71 y 84 años. En un escalón superior de vejez, el que señala el número de víctimas con más de 85 años, hay un total de seis mujeres.
Casi la mitad de los agresores tenían entre 31 y 50 años
En el caso de los agresores, cabe señalar que casi la mitad de ellos tenían entre 31 y 50 años. Además, de las mil víctimas, 257 murieron a manos de hombres entre 31 y 40 años, lo que implica que el tramo de edad con el mayor número de víctimas y el tramo de edad de los agresores coinciden.
Las estadísticas también revelan que solo uno de los criminales era menor de edad y que 16 de ellos tenían más de 85 años.
Estos y otros datos se pueden consultar en el site del proyecto 1000 mujeres asesinadas, que ha sido desarrollado por el Lab de RTVE.es para homenajear a las últimas mil víctimas mortales de la violencia machista en España.
Ahí se ha plasmado, además, el relato vital de cada mujer con el objetivo de mantener vivo su recuerdo y de que sus historias sirvan para detener esta lacra social.