'Inframundo', una combinación de peripecias epidérmicas y paisaje interior
- El nuevo cómic de Pep Brocal nos propone enfrentarnos a nuestro destino
- “Hablo del tiempo, la soledad, y de abrir tus ojos a las posibilidades de la vida”, asegura
Con su acertada combinación de aventuras imposibles, escenarios oníricos y viajes interiores, Pep Brocal (Tarrassa, 1967) se ha convertido en uno de los mejores autores del cómic español actual. Con obras tan destacadas como Alter y Walter o Cosmonauta; a las que ahora se une Inframundo (Astiberri), su sorprendente revisitación de La Divina Comedia de Dante.
Si en Cosmonauta nos hablaba de la condición humana… ¿De qué trata este Inframundo? “Habla de la capacidad de ampliar la visión de tu propia realidad para ver que la vida pueden ser muchas cosas –asegura Pep-. La vida te explica quién eres, y tú puedes creértelo o enfrentarte a eso que se ha dado en llamar destino. A veces para ello hay que tocar fondo, como única manera de verte zarandeado de arriba abajo. Pero si tu mirada puede cambiar, puedes entonces descubrirte, eso es la autoconciencia”.
“El ruido, las anécdotas de la vida a menudo hacen que pierdas esa capacidad de verte, que te despistes –añade-. O incluso que olvides quien fuiste. Amalia, la protagonista, en esta historia descubre, o recuerda, con cierta sorpresa quién es y quién puede ser. Intrépida, fuerte y valiente”.
“Ahora veo que junto a mis dos anteriores libros, Inframundo configura una especie de trilogía, porque las tres historias abordan en distintas direcciones un mismo fondo en forma de viaje interior. En Alter y Walter (Entrecomics, 2013) el protagonista escapa de su vida, se aleja de sí mismo y aprende a base de golpes a valorar lo que tiene; en Cosmonauta (Astiberri, 2017), Héctor, junto a otros muchos, inicia un viaje de gran trascendencia para la Humanidad, aunque eso es solo una invención para aferrarse a la vida; y en Inframundo hablo del tiempo, la soledad, el estancamiento, la voluntad como motor de cambio, el azar, el destino, la transformación personal, las propias capacidades y sus límites, y, sobretodo, de abrir tus ojos a las posibilidades de la vida. Es que 300 páginas dan para algo”.
Un viaje al infierno
Pep resume así el argumento del cómic: “Es un viaje, el de Amalia, la hija de una portera, hacia las zonas insondables de su propia realidad. La protagonista se encuentra en una situación de enroque vital, decepcionada de la vida y sin rumbo, después de haber visto paulatinamente frustradas sus expectativas profesionales, personales y emocionales, la última de las cuales ocurre cuando su prometido desaparece de su vida sin mayor explicación. Algo bastante vulgar, por cierto”.
“Al morir su madre –añade-, Amalia encuentra en la portería una especie de refugio donde esconderse del mundo y en alguna medida también de sí misma. Se instala ahí, con el gato y las cosas de su madre, como paso transitorio. Pensando que será cosa de semanas, meses, un año a lo sumo, pero no siendo muy consciente del peligro de que esa situación deje de ser provisional y se eternice, dando por válido ese latente bache emocional en el que se ha dejado atrapar. Sin embargo, una tarde el gato se extravía en misteriosas circunstancias y Amalia deberá decidir si lo da por perdido o corre tras él para salvarlo, aunque sea rescatándolo del mismísimo Infierno".
En el prólogo del cómic, Paco Roca asegura que Pep “mecla con maestría aventura y poesía”. “Imagino que lo dice por esa combinación de peripecias epidérmicas y viaje interior –afirma Pep-. De un lado hay correrías, patadas y puñetazos. Del otro, un paisaje onírico, con carga simbólica y un punto metafísica. Pero no, no pretendo dotar la historia de un especial lirismo. La poesía ya la pone Dante, que sabe un porrón de metáforas y lo hace lo mejor que sabe en este cameo”.
“De todos modos –concluye Pep-, reconozco que sí que me preocupé para dotar a la historia de un determinado clima tanto de ritmo como visual que acompañara a Amalia en su deriva personal, partiendo de una realidad deprimente a lo Simenon y haciéndola saltar de cabeza hacia el fuego del infierno en un viaje hacia la conciencia”.
El infierno de Dante
Pep no oculta la influencia de La Divina Comedia, de Dante, en el infierno al que cae la protagonista. Incluso el propio Dante le sirve de guía en algunos momentos. “Más que influir –asegura el autor-, es el mundo subterráneo, onírico y simbólico que escojo para hacer bajar a la protagonista. Había sido una de mis primeras lecturas adultas cuando niño, aún, y probablemente no entendí nada. Pero me quedó esa sensación de haber oteado un mundo original, pintoresco, oscuro y sobrenatural”.
“Cuando la retomé para este cómic –añade el dibujante-, una amiga me dejó una edición preciosa con ilustraciones de los anillos del infierno e hice un esfuerzo por entender cómo funcionaba la lógica de los distintos niveles con sus condenados y sus suplicios variopintos. Es algo extraordinario. Pero yo no he incorporado la teoría de Dante, hago mi propia interpretación de los hechos y los escenarios. No pretendo otra cosa, tampoco”.
Doré, Boticelli... han sido muchos los que han adaptado el texto de Dante. Por eso preguntamos a Pep si le ha influído alguna de esas versiones ilustradas o cinematográficas: “No se trata de ninguna adaptación del texto de Dante. Me interesaba La Divina Comedia porque necesitaba un paisaje en el que situar a la protagonista, y ese infierno onírico lleno de carga mítica y simbólica me pareció ideal. Además, es un campo abonado para el despliegue estético, y dibujar demonios es francamente divertido, altamente recomendable”.
“No he investigado demasiado las versiones de La Divina Comedia –continúa-, vi por ejemplo L’Inferno, la película del 1911, y me pareció curiosa aunque evidentemente muy arcaica. Sin embargo, sí que he tenido presentes los grabados de Gustave Doré, un artista excepcional, ya que además opté por incorporar en las viñetas fragmentos de grabado. Más en plan de homenaje y como recurso estilístico, como un guiño ambiental, no de contenido. Las páginas están salpicadas de referencias”.
Como os comentábamos, el propio Dante guía la protagonista. “Si hablas del infierno es imposible no caer en Dante –asegura Pep-. Pero claro, se trata del divino poeta, daba cierta impresión invitarlo a entrar en estas páginas, a no ser que le diera un tratamiento propio, que lo convirtiera en personaje. En este caso, le ofrezco a la protagonista un guía turístico de lujo en su descenso a los infiernos. Ya que fue Dante quien lo describió en su obra, ¿qué mejor cicerone del Inframundo que él mismo, reconvertido para la ocasión en gondoliero?"
La protagonista
Amalia, la hija de la portera de un edificio, es la protagonista de la historia. “Se trata -afirma Pep- de una mujer aun joven, aunque en ese momento de la vida en que puedes sentarte y ver que tienes por delante tanto como lo que ya quedó por detrás. Eso, si resistes, si aguantas los tirones de la vida”.
“He de confesar que en un primer momento el protagonista era un tío –asegura-. Supongo que porque es lo natural, es la voz que sale directa de uno. Pero reflexioné, me dije que venía de explicar dos vidas masculinas, las de Walter y Héctor, como decía antes, y que en esta ocasión podía intentar un cambio de género. Pero lo que en principio parecería un simple clic, como si accionaras un interruptor, no resultó para nada tan sencillo. De pronto, la mayoría de requiebros de guión y gags dejaban de funcionar, al menos de la misma manera”.
“Me preocupé bastante –añade-, porque me hizo barruntar sobre las diferencias de género y mi percepción del tema. Lo que era válido para un hombre, en buena lógica debía seguir siendo válido para una mujer, de modo que me propuse seguir profundizando hasta conseguirlo. Si lo conseguí o no, no lo sé, pero creo que he aprendido un montón en ese simple clic. Y he sufrido horrores, no me importa confesarlo...”
Bruce Lee es uno de los protagonistas
Además de Dante, uno de los guías de Amalia en ese infierno es el mismísimo Bruce Lee, armado con sus famosos proverbios orientales. “Últimamente había estado leyendo algunos libros de Bruce Lee y sobre su figura, y me parece a pesar de todo un personaje infravalorado. No solo fue artista marcial o actor en películas de nunchakus, fue también cineasta, escritor y filósofo, como reza la nota al final del libro. Para crear su propia y original filosofía bebía de fuentes muy interesantes y variadas que van desde Sun Tzu a Schopenhauer pasando por Santo Tomás de Aquino”.
“Quería ponerlo en valor; Bruce Lee es el ídolo de su madre, están sus libros y sus posters en la portería –añade-. Ella lo mira con extrañeza al principio, pero lo acaba adoptando como suyo, como ejemplo de alguien que se inventa a si mismo. Ha estado siempre ahí, colgado en las paredes de la portería, presente en cada capítulo de la vida de Amalia, como así se puede ver en el libro. Bruce Lee es como el muñeco ventrílocuo que suelta frases de verdad, como crochets de sabiduría, con carga de profundidad, que remueven cimientos, y que en el fondo es la propia Amalia quien las dice”.
La importancia del color
Y como en todos los trabajos de Pep el color es otro de los protagonistas: “Voy concibiendo la paleta por paisajes. El color del que partimos es el negro, y el color al que llegamos al final es el blanco, como una alegoría cromática de la transformación. En el camino, pasamos por casi todo el arco. Un verde grisáceo para la ciudad, el edificio, la portería, la escalera que lleva al ático, el terrado, el ascensor… Pero la paleta se va modulando a cada momento, hasta llegar obviamente al rojo del Infierno”.
“Luego están las cinco fábulas del pequeño dragón, que son todo luz, como el chándal amarillo de Bruce Lee, y como el haz de luz que emana de la maleta, etc. Hay algunos flash-backs en la narración que se muestran en tonos sepia, el tono de las fotos antiguas, excepto en las explicaciones de Lucifer que pinto de azul. Hacia el azul deriva también cuando aparece la madre, su espíritu. Hay muchos más matices pero sería arduo detallarlos aquí”.
En cuanto a sus proyectos, Pep Brocal nos adelanta que: “Estoy ahora haciendo la tercera entrega de Lily Megamosca para Mamut Comics. Y me gustaría preparar un minicómic en serigrafía, algo corto y fresco, más como diversión y para descomprimir, después de lo que me ha supuesto este último libro”.