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Día Mundial del Refugiado

España solo acepta una de cada cuatro solicitudes de asilo, muy por debajo del 38% de Europa

  • La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) reclama una respuesta eficaz y urgente al incremento de solicitudes
  • En algunas provincias el periodo de espera para formalizar el trámite de asilo se prolonga durante más de un año

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La situación de las personas refugiadas en España y Europa, CEAR 2019

La Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) ha señalado que durante el último año sólo se han aceptado una de cada cuatro solicitudes de asilo, una cifra muy por debajo de la media europea (38%) al tiempo que denuncia los largos periodos de espera para formalizar estos trámites que, en algunas provincias, se prolongan durante más de un año.

CEAR ha presentado este martes su informe anual correspondiente con el título: La situación de las personas refugiadas en España y Europa, en el que manifiesta los preocupantes desajustes del sistema nacional de asilo y las dificultades de acceso al mismo.

Las más de 46.000 solicitudes de asilo presentadas en los primeros 5 meses de este año, según datos de Interior, y los más de 100.000 expedientes acumulados en los últimos años pendientes de resolución suponen “la prueba más evidente de que es necesario un refuerzo firme y urgente del sistema de asilo para dar respuestas estables a la realidad que se vive en nuestro país, que se encuentra entre los primeros de Europa en número de solicitudes”.

Rescates y devoluciones

CEAR, entidad que cumple este año su 40 aniversario, valora positivamente la iniciativa del Gobierno de la puesta en marcha de recursos y centros para dar una mejor recepción y acogida a las personas que llegan a las costas españolas así como los “importantes gestos iniciales” que supusieron la aceptación de las embarcaciones de rescate rechazadas por Italia y Malta. Sin embargo, lamenta que meses después, desde el mismo Gobierno, se hayan puesto obstáculos a barcos de ONG que han impedido su labor de rescate en el Mediterráneo durante meses.

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De una forma menos visible, también se han establecido en nuestro país otro tipo de obstáculos muy preocupantes: la imposición de visados de tránsito a personas de origen palestino (lo que resulta contradictorio ya que es una de las nacionalidades con un reconocimiento de protección más altos de nuestro país), y también a los cameruneses. Además, se ha continuado con esta exigencia a las personas de origen sirio, en vigor desde el inicio del conflicto en 2011.

CEAR ha lamentado que un año más continuaron las llamadas “devoluciones en caliente” en Ceuta y Melilla, condenadas por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y sobre las que la Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) se pronunciará próximamente.

Por otra parte, el Gobierno recurrió inesperadamente, por primera vez en el mes de agosto, a un acuerdo bilateral con Marruecos de 1992 para realizar las llamadas “devoluciones exprés”, un procedimiento acelerado que dificulta detectar casos de especial vulnerabilidad o posibles solicitantes de asilo, una práctica que además se ha repetido en ocasiones posteriores.

El Mediterráneo, fosa común

Así, ante los diferentes enfoques de las políticas migratorias del Ejecutivo y ante el escenario de crecimiento de las solicitudes de asilo, CEAR reclama al nuevo Gobierno que recupere el ‘espíritu del Aquariusy promueva un Pacto de Estado por el Asilo, basándose en los Pactos Mundiales sobre migración y refugio ratificados por nuestro país el pasado diciembre y poniendo el foco en las personas.

En 2018, el Mediterráneo volvió a ser la ruta migratoria más peligrosa del planeta con al menos 2.299 vidas perdidas en sus aguas. De ellas, más de 800 fueron en las rutas hacia España, lo que supone un dramático incremento respecto al año anterior. Sin embargo, la respuesta de la mayor parte de los países de la UE fue criminalizar la labor solidaria de salvamento que realizan los barcos de las ONG.

Un hombre duerme en el puerto de Algeciras después de ser rescatado por Salvamento Marítimo en el Estrecho de Gibraltar. Debajo de sus pies hay escrito un listado de las personas que Salvamento Marítimo salvó de una patera. © Olmo Calvo.

Un hombre duerme en el puerto de Algeciras después de ser rescatado por Salvamento Marítimo en el Estrecho de Gibraltar. Debajo de sus pies hay escrito un listado de las personas que Salvamento Marítimo salvó de una patera. CEAR/Olmo Calvo.

Europa cerró aún más sus fronteras a las personas refugiadas, puso obstáculos a quienes salvan vidas y en la mayoría de países los discursos xenófobos ganaron terreno en partidos políticos y medios de comunicación”, lamentó la directora de CEAR, Estrella Galán. “Los gobiernos deben ser valientes y defender la Europa de los valores y no la que tratan de imponer Salvini y Orban” continuó.

Ante el cierre de puertos de Italia y Malta, CEAR reivindica el impulso por parte del Gobierno español para liderar en Europa una nueva forma de gestionar las políticas migratorias, no centradas únicamente en el control de fronteras. Así mismo, exigió a instaurar un mecanismo europeo de desembarco seguro y predecible para que ninguna persona pueda ser devuelta a un país no seguro en el que su vida pueda correr peligro, en base al principio de no devolución, y que se garantice una reubicación de las personas rescatadas entre los miembros de la UE.

Un mundo sin refugio

CEAR recoge en su informe que según los datos de ACNUR, a mediados de 2018, más de 70 millones de personas habían abandonado forzosamente sus hogares, lo que supone el mayor éxodo jamás registrado en la historia.

Estas cifras se deben principalmente a la continuidad de conflictos de larguísima duración (Palestina, Colombia, Afganistán o República Democrática del Congo), y a la falta de resolución también de otros más recientes, como los que han surgido en Siria, Sudán del Sur o Myanmar.

Solicitante de asilo entrando al Centro de Acogida Juan José Rodríguez Ugarte de CEAR en Getafe. © José Sancho.

Solicitante de asilo entrando al Centro de Acogida Juan José Rodríguez Ugarte de CEAR en Getafe (Madrid). CEAR/José Sancho.

En diciembre de 2018, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular y del Pacto Mundial sobre Refugiados. A pesar de su carácter no vinculante y de la falta de adhesión de algunos estados, para CEAR estos acuerdos “abren una ventana de oportunidad bajo el principio de responsabilidad compartida” para afrontar los nuevos retos que plantean los desplazamientos de población en el contexto actual.

Entre estas nuevas situaciones migratorias se encuentran la vivida en Centroamérica con la llamada “Caravana migrante” que sufrió numerosas vulneraciones de derechos humanos en su ruta hacia los Estados Unidos, o las que se están produciendo en diferentes partes del mundo con los denominados “refugiados climáticos”.