París abraza el color y la alegría de vivir
- Paul Smith, Dries Van Noten, Lanvin y Kenzo apuesta por los colores vivos
- Loewe firma un gran trabajo que conecta con la obra de Hilary Lloyd
París ha hablado. La capital de la moda, por derecho propio, ha sentado las bases de lo que vestiremos en el verano de 2020. La tendencia más potente es el uso de los colores vibrantes, alegres y vivos que encajan muy bien con las prendas destinadas al disfrute, al ocio, a las vacaciones. Salvo raras excepciones como Celine o Yamamoto que apuestan por los tonos más oscuros, la mayoría de los creadores abraza una estética luminosa que juega con las texturas metalizadas, muy brillantes, y con la potencia de los colores primarios.
Hedi Slimane está haciendo en Celine lo mismo que antes hizo en Dior y después en Saint Laurent. Fue la estrella en la década del 2000 pero ahora su estrella no tiene tanto brillo. Aunque no hay que quitarle mérito porque no es nada fácil tener estilo propio y mantenerlo intacto temporada tras temporada, evitando caer en tentaciones de tendencias pasajeras.
Ha sido uno de los diseñadores más influyentes y hoy su estela la siguen las nuevas generaciones que adoran su estética ambigua, aniñada, imberbe, despreocupada. Slimane parece que improvisa los looks pero en verdad están perfectamente estudiados.
Uno de los mejores trabajos lo ha firmado sir Paul Smith. El gran caballero de la moda masculina firma una colección de prendas de fondo de armario que se muestran renovadas con el uso del color y la generosidad del patrón. Potentes amarillos, rosas y azules suaves y grises ‘no-color’ se llevan en total look y contrastan con conjuntos de prendas que van en tranquilo beis y golpes de naranja ácido. Las chaquetas se alargan y crecen potenciando la verticalidad, siempre con botonaduras cruzadas de seis piezas y enormes solapas. Los pantalones, a juego, son anchos y caen hasta el suelo dejando ver solo la punta de las botas cowboy.
Y una de las grandes sorpresas ha sido el desfile de Lanvin. Bruno Sialelli, su director creativo, llegó a la casa a principios de 2019 y con esta segunda colección convence y seduce. Misión cumplida. La cita fue en la piscina Mailleron, un espacio art déco que acogió con cariño una propuesta que es un canto a la alegría de vivir.
Tiene un fuerte componente lúdico, un aroma a los años 70 y está inspirada en un hipotético viaje a Grecia de un grupo de jóvenes. “Quería transmitir una idea de ligereza, con prendas juguetonas, referencias a la mitología marina y una estética relajada, guay y muy francesa. Incluso los tejidos reflejan ese efecto de tostarse al sol o montar en barco”.
Sialelli, de 31 años, trabajó con Jonathan Anderson ( director creativo de la casa Loewe y de su propia firma). Se nota en sus prendas más arriesgadas y en las que juegan con los códigos femeninos. También en su esfuerzo por romper barreras de género y por rejuvenecer prendas que viajan desde el pasado. Junto a lo más osado vemos otras piezas más fáciles de llevar, sobre todo las que tienen referencias de los cinco continentes: estampados de sirenas, cerezas y loros conviven con rayas y cuadros suaves, aunque destacan las prendas decoradas con banderas marineras. También hay pantalones pesqueros, vestidos que parecen estar ‘improvisados’ con una toalla o un pareo, sombreros de rafia...
Jonathan Anderson es el responsable de las colecciones de Loewe. La casa española ha establecido un fuerte vínculo entre moda y arte que redefine la esencia de la casa manteniendo vivas dos de sus señas de identidad: artesanía y vanguardia. La nueva colección mantiene un diálogo con las obras de Hilary Lloyd con “siluetas alargadas y puras que presentan juegos de líneas y texturas”. Destacan las túnicas y caftanes que presumen de texturas muy trabajadas. En tejidos dominan los algodones en rojo y blanco que se bordan a mano, las gasas perforadas y el denim japonés que permite reinventar las prendas ‘vaqueras’.
Vemos camisas marineras, petos en seda lavada, prendas ligeras de punto, camisetas chevron y trajes cortos en un solo color hechos en popelina y gasa. Llaman la atención los esmóquines de lana seca y satén, la blazer con solapa de pico de dos botones y las gabardinas de mangas desiguales. Los complementos, una oda a la artesanía y las tradiciones, tienen identidad propia pero casan con elegancia y armonía con la colección.
Kim Jones, director creativo de la línea masculina de Dior, ha puesto el contrapunto cromático con una paleta de colores suaves, desde los pastel al blanco. La pasarela, obras del artista estadounidense David Arsham, acogió una sucesión de prendas que beben de la alta costura y pretenden abrir los armarios a los códigos tradicionalmente llamados femeninos.
La sastrería evoluciona sin miedo con nuevas formas y tejidos. Vemos kimonos reconvertidos en chaquetas, pantalones fluidos y muchos detalles deportivos. Nos guste o no, la estética del deporte ha venido para quedarse. Jones, que recupera el estampado de periódico que hizo icónico John Galliano, cuenta con una enorme legión de seguidores. Entre ellos J. Balvin. “A mí me gusta llamarlo ‘King’ en lugar de Kim", decía el cantante colombiano que abandonó el desfile enamorado de la colección. “Es brutal", se limitó a decir.
Solange Knowles fue la estrella del desfile de Kenzo, el último que hacen Carol Lim y Humberto Leon. La pareja creativa deja la firma tras ocho años de trabajo y lo hace con una colección que se inspira en el mundo marino. París ha dejado claro que el arte es la gran fuente de inspiración para la moda y que la música es gran vehículo para llevarla a la gran masa.
La casa Balmain lo sabe y su director creativo, Olivier Roustaing, firma una colección que bebe de la 'tremenda' década de los 80, del la estética 'tecno' y de las estrellas del pop que brillaron entonces y que hoy, gracias al romanticismo vintage que recorre la moda y la televisión, vuelven a tener luz.
Ha sido una interesante, apasionante y rica semana de moda que arrancó con Palomo Spain y su Pompeii. Después se han visto propuestas atractivas como las de Louis Vuitton, realizada por Virgil Abloh, y la casa Valentino, realizada por Pierpaolo Piccioli. Y otras completamente prescindibles como la de Vetements, una de las firmas que dirige Demna Gvasalia. Terminan las pasarelas masculinas y ahora es 080 Barcelona Fashion la pasarela que congrega la atención. Se celebra del 25 al 28 de junio. Después París vuelve a ser el epicentro de la moda con las colecciones de alta costura.