Del río Bravo a una celda en Texas: el cruel viaje de los niños migrantes a Estados Unidos
- Human Rights Watch (HRW) denuncia las condiciones inhumanas de los centros de detención de menores
- La congresista demócrata Alexandria Ocasio-Cortez ha comparado estos lugares con "campos de concentración" para migrantes
La imagen de la pequeña Valeria ahogada en el río Bravo ha puesto el foco en la penosa travesía que tienen que hacer los migrantes para buscar un futuro en EE.UU. Pero los que logran entrar, en ocasiones, no alcanzan el paraíso soñado si no que acaban en centros de detención en condiciones inhumanas.
Un año después de la crisis por la separación de niños migrantes de sus padres detenidos, el Gobierno del presidente Donald Trump se ha visto envuelto en una polémica por las malas condiciones de los menores indocumentados en los centros de detención.
Niños hacinados, sin bañarse durante semanas, y en algunos casos enfermos y hambrientos. Esta es la conclusión tras la visita de una ONG a un centro de la policía fronteriza estadounidense de Texas donde estaban detenidos más de 250 niños. La denuncia ha vuelto a colocar poner el foco en el trato que reciben los menores no acompañados que logran entrar a Estados Unidos.
En medio de la polémica, John Sanders, jefe de la Oficina de Aduanas y Protección Fornteriza (CBP, por sus siglas en inglés), principal funcionario de control fronterizo en el país, ha dimitido de su cargo. Sanders había tomado posesión en abril y, según oficiales del gobierno citados por The New York Times, dejará su puesto el próximo 5 de julio.
Situación deplorable de los menores alojados
En un informe publicado el jueves, la organización Human Rights Watch (HRW) denunció la situación deplorable de los menores allí alojados, niños migrantes que viajaban solos o que fueron separados de sus familias por las autoridades.
Las irregularidades incluyen desde niños sin atención médica adecuada hasta la falta de camas que obliga a muchos a dormir en el suelo de cemento, apenas protegidos por mantas de emergencia.
Clara Long, investigadora de HRW, en la crónica de su visita al centro de detención en Clint, narraba: "Ante mí (aparece) un niño de tres años con el pelo enmarañado, tos seca, pantalones embarrados y ojos que se cierran por el cansancio".
Según el informe de HRW, los niños acogidos en Clint "no tienen acceso a duchas ni ropa limpia". Algunos de los menores declararon que no han podido bañarse "en semanas". Un grupo de menores a los que la ONG no pudo entrevistar se encontraba en cuarentena por gripe, en celdas especiales.
Sarah Fabian, abogada del Departamento de justicia, justificó la semana pasada en una audiencia en San Francisco la falta de elementos de higiene como jabón y cepillos de dientes, alegando que no constituían un requerimiento para unas condiciones de detención "seguras y saludables" según las leyes que protegen a menores no acompañados.
"Campos de concentración" gestionados por una administración "fascista"
Las declaraciones de Fabian en defensa del gobierno generaron un escándalo. La joven representante demócrata Alexandria Ocasio-Cortez, por ejemplo, comparó a los centros de detención con "campos de concentración" gestionados por una administración "fascista".
La ley migratoria estadounidense estipula que los menores sin acompañantes no pueden pasar más de 72 horas detenidos por la CBP. Cumplido este plazo, deben ser devueltos a sus familias o puestos al cuidado de un centro de acogida del Departamento de Salud.
La frontera sur de Estados Unidos vive desde hace meses una oleada sin precedentes en la última década de migrantes, en su mayoría familias centroamericanas solicitantes de asilo.
Solo en mayo, EE.UU. detuvo en su frontera sur a más de 132.000 inmigrantes, un 30 % más que en abril y la mayor cifra registrada en un solo mes desde 2006.
Estos números han provocado que tanto la Patrulla Fronteriza como el Servicio de Inmigración y Aduanas y el Ministerio de Salud y Servicios Sociales se hayan visto desbordadas para absorber a los migrantes detenidos en sus instalaciones.
Según la CBP, más de la mitad de sus agentes están dedicados al cuidado de los menores. "Somos una agencia encargada de la seguridad de la frontera y nos exigen que hagamos algo que supuestamente no debemos hacer", dijo recientemente Robert Pérez, jefe adjunto de la policía migratoria.
Donald Trump, que ha convertido la lucha contra la inmigración clandestina en una de las prioridades de su presencia, anunció el sábado la postergación por dos semanas de una ola de detenciones de inmigrantes indocumentados para dar tiempo a que el Congreso apruebe un presupuesto de emergencia.
La Cámara Baja de EE.UU. aprueba 4.500 millones para ayuda fronteriza
La Cámara Baja de EE.UU. aprobó este martes por la noche, con el apoyo casi unánime de los demócratas y la oposición de la Casa Blanca, un paquete de 4.500 millones de dólares en ayuda fronteriza para lidiar con la presente crisis migratoria.
Los demócratas negociaron durante horas la letra pequeña del acuerdo, ya que sus congresistas más a la izquierda se oponían a financiar un paquete que en un principio había solicitado el presidente, Donald Trump, para sus políticas.
Este sector de los demócratas logró imponer condiciones relativas a salud y seguridad en la manera de invertir los 4.500 millones destinados a los inmigrantes detenidos, lo que provocó la oposición de Trump y una amenaza de veto por parte de la Casa Blanca.
"Hay algunas condiciones, creo, que en realidad son malas para los niños. Hay un par de puntos que me gustaría quitar, pero a la vez necesito el dinero para poder cuidar de los niños y las familias", dijo Trump en declaraciones recogidas por The New York Times.
Informe 2019 para Estados Unidos de HRW
Según el último informe de Human Right Watch, más de 2.500 familias fueron separadas por la fuerza en la frontera de EE.UU. conforme los padres que viajaban con niños se convertían en blanco del gobierno de Trump para procesarlos penalmente. Como parte de esta política, incluso niños con discapacidad se vieron separados de sus familias, como el caso de una niña de 10 años con síndrome de Down que fue separada de su madre.
Aunque una corte federal y una enorme protesta pública pusieron fin a las separaciones en masa a fines de junio, las reunificaciones de cientos de familias sufrieron meses de retraso. Según los medios de comunicación, las familias continuaron siendo separadas a más pequeña escala después de que Trump emitió una orden ejecutiva que supuestamente acababa con la práctica. Parece ser que muchas de estas separaciones continuas estaban basadas en alegaciones imprecisas o infundadas contra los padres de que habían cometido irregularidades o violaciones menores.
Las autoridades migratorias intentaron eliminar los límites legales a la detención de niños en familias para que pudiera ser indefinida. De las 15 muertes recientes de inmigrantes detenidos, Human Rights Watch descubrió que ocho estaban relacionadas con una atención médica deficiente.
Los cambios reglamentarios propuestos a la definición de “carga pública” en virtud de la ley de inmigración de EE.UU. amenazaron con interrumpir programas esenciales de salud pública y programas de prestaciones que apoyan a niños con ciudadanía estadounidense con padres no ciudadanos.