Jaime el Conquistador, el rey de la moda
- Jaime Álvarez inventa un nuevo lenguaje estético en la moda masculina
- Viena inspira una colección moderna, vanguardista y muy elegante.
El Requiem de Mozart abre el desfile de Mans Concept Menswear, la firma de Jaime Álvarez, y da paso a una eucaristía en la que la moda comulga con el arte y la vanguardia. El modisto se inspira en Viena para dar forma y color a una colección fabulosa que poco tiene que envidiar a las que en estos días hemos visto en París. Lo dice incluso la prensa francesa desplazada a Barcelona. Su talento es grande y logra lo que otros intentan y no consiguen: reinventar, de verdad, los armarios masculinos. Tiene Álvarez un don especial para la costura y con un golpe de aguja es capaz de transformar una prenda en otra completamente diferente.
"Cada pieza lleva un detalle especial, a veces no se ve a simple vista", dice. "Hay un importante trabajo de sastrería pero es una sastrería muy relajada, con tejidos muy buenos que pueden permanecer en el armario veinte años".
El sevillano se mueve con la misma soltura en la sastrería y en la camisería. En esta colección, de líneas muy depuradas, sigue apostando por las chaquetas que se cruzan para abrazar el cuerpo, pero todas son distintas, especiales. Las vemos decoradas con hileras de ojales -aunque solo se usan dos-, convertidas en capas, forradas en popelín, con una mini capa cayendo en un lateral deconstruyendo su estructura, con sugerentes plisados soleil hechos a mano.
Una chaqueta, con un único botón a distinta altura del ojal, provoca un elegante pliegue al abrocharse. No es magia, es creatividad y talento. Los pantalones tienen la cintura alta y no llevan cinturilla, detalle que le invita a arriesgar con plisados, tipo acordeón que se elevan por el cuerpo.
Este elemento, el plisado, se aplica a distintas prendas, en ocasiones en lugares insospechados. Aporta movimiento y aires sofisticados. Viena suena a vals, a ópera, y una potente musicalidad recorre la colección, unas veces se escucha en la ligereza del tejido, otras en la armonía cromática.
Las camisas llaman poderosamente la atención. Álvarez las hace con superposiciones del mismo tejido sobre los hombros, en guipur con cuello gorguera, en un delicado plumeti, con plumas de avestruz, con mangas que terminan abiertas en forma de trompeta... Y para que se vean bien, opta por recortar las mangas de las chaquetas. "Hay mucho tejido femenino pero todo está llevado a un patrón y a un estilo muy masculino", revela.
Hay piezas muy atractivas, como su version del típico polo de verano que pierde todo su aire deportivo cuando el sevillano lo hace en seda de dos colores, borgoña y naranja, y lo decora con una sardineta amarilla y un cuello blanco, ambos de popelín. El punto también llaman la atención y vemos un jersey en rojo que lleva la espalda abierta, igual que el abrigo de cuello chimenea. Esta prenda se desarrolla con pasión en toda la colección, desde la primera salida. Sus abrigos tienen mucha presencia y aportan un plus de elegancia a las prendas que acompañan. En contraste, Álvarez hace una cazadora perfecto en piel de potro porque las temporadas ya no son lo que eran. Y quizá en el norte de Europa sí la puedes llevar.
Si en la colección anterior el color se llevaba todo el protagonismo, ahora la paleta cromática es mucho más sobria. "Me lo pedía al pensar en Viena, por eso hay mucho negro, blanco y diferentes grises como el antracita o el hielo". El modisto destaca un conjunto de tres piezas tintado en rosa, borgoña y naranja suave, un look que resalta por su diferencia en el desfile. Igual que la blusa pistacho, potente y seductora.Y todo encaja en su pentagrama de costura, todo está hilvanado con una potente y elegante armonía. Los complementos están al servicio de la colección, tanto los zapatos de Christian Louboutin como los sombrereros y bauletos, hechos en Ubrique, que están inspirados en los maletines de guardar instrumentos.
Para la noche se reserva muchas sorpresas. Los trajes, siempre de dos piezas, llevan drapeados en las mangas y los pantalones o potentes estampados en blanco y negro. Hay uno en raya diplomática que lleva una manga 'fantasía' con lentejuelas. Los esmóquines, osadamente modernos, levantan los aplausos a su paso. Los vemos en blanco roto con la solapa en raso de seda blanco, siempre con el patrón cruzado, y otro lleva un pantalón del que cuelga una cascada de flecos de azabache. Para terminar, un esmoquin del que sale una cola de tres metros que el modelo arrastra con solemnidad. Sin palabras.
El que las tiene es el estilista Javier de Juanas que lleva varias temporadas colaborando con Álvarez y deja claro que este joven diseñador juega en otra liga. "Yo destaco los tejidos de sus colecciones pero sobre todo cómo los usa. Y lo mismo el color. En esta colección hay menos color pero cuando lo emplea hace combinaciones maravillosas. Hay prendas, como el polo, que parecen sencillas pero son 'una pasada'. Jaime no tiene miedo a arriesgar con el patronaje, busca siempre cortes diferentes, y aunque en sus colecciones hay fantasía él la lleva a la realidad. Su camisería es una maravilla y tiene un don especial para hacer abrigos". Palabras de alguien que ve, toca y trabaja a diario con la moda. Ese lugar por el que Jaime Álvarez pronto extenderá su imperio.