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Los embalses españoles afrontan un verano complicado

  • Tras una primavera seca, los embalses se sitúan al 57% de su capacidad aunque varian según las cuencas
  • Si no llueve este verano, la situación podría empeorar en el próximo otoño

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Imagen de recurso de un embalse
Imagen de recurso de un embalse en España

En plena ola de calor en toda España, sin apenas lluvias en esta primavera y la tierra bastante seca, este verano se presenta complicado para las reservas de agua. Los embalses españoles se encuentran al 57,5%, aunque algunas cuencas hidrográficas van a sufrir más o menos este año que ha sido de lluvias irregulares. Greenpeace considera que ya nos encontramos en una situación “dramática”. Sin embargo, los expertos aseguran que cada región tiene sus peculiaridades y que aún no nos encontramos en el peor escenario.

A nivel nacional, la reserva hidráulica esta semana se encuentra al 57,5% de su capacidad esta última semana, según el último boletín informativo del Ministerio de Transición Ecológica. Los embalses han perdido un 1% del agua embalsada del total en esta última semana, según fuentes ministeriales. Sin embargo, los expertos consultados por RTVE.es aseguran que esa cifra es global y recomiendan consultar los niveles por cuencas.

Los ámbitos de Cuencas Internas del País Vasco y Cantábrico Oriental son los que más agua embalsada tienen a fecha de hoy, aunque sus volúmenes son de los más pequeños de España. La demarcación de Galicia, Cantábrico Occidental, Cuencas Internas de Cataluña tienen niveles entre el 70 y 90%. Mientras que cuencas como la del Tajo, Guadiana y Guadalquivir que cuenta con los volúmenes más altos, tienen una capacidad actualmente a la mitad. Los ámbitos del Júcar y el Segura son los más críticos.

Greenpeace califica la situación de las reservas hidráulicas españolas como “dramática” y denuncia que las cuencas están en situaciones muy malas. “No se toman las medidas necesarias para contener ese excesivo uso del agua en agricultura y ganadería”, asegura el Responsable de Agricultura de Greenpeace España, Luís Ferreirim.

Para la ONG SEO Birdlife, el problema es la escasez y sobreexplotación del agua en España. “La planificación hidrológica debería asumir las sequías como algo normal. Así si hay años excepcionales, seríamos capaces de afrontarlos”, reclama Roberto González responsable del programa Aguas.

Según los expertos, si se tiene en cuenta los niveles del agua en reserva, hay que contemplar que no es lo mismo el 90,4% de capacidad los embalses de la costa gallega con 618 hm3, que el 78,6% en el Ebro con 6.007 hm3 actuales. Además, el Catedrático de Ingeniería Hidráulica de la UPV, Félix Francés, justifica que “los embalses están para que se vacíen, no para que estén siempre llenos. Que se vacíen no es negativo”.

“La realidad es que los recursos hídricos han disminuido los últimos 50 años, y las demandas se han incrementado. En algunos casos, las situaciones de sequías van a ser más frecuentes que en el pasado”, señala Francés.

Los expertos advierten que no se deben comparar los niveles del año actual con los del año inmediatamente anterior. Cada año es diferente, como ocurrió en 2018 que las precipitaciones aumentaron en primavera y verano, mientras que hace dos años se registraron niveles más bajos aún que los de este año: 53,5% del agua embalsada.

A lo largo de este año las lluvias han sido muy irregulares. El catedrático de la del grupo de investigación de Dinámica fluvial e ingeniería hidrológica (Flumen) de la Universidad Politécnica de Cataluña, Manuel Gómez, destaca que ha llovido a “destiempo”.

Los meses de marzo y mayo fueron muy secos, mientras que el mes de abril fue muy húmedo, según la AEMET. En España, ha llovido un 15% por debajo del valor medio del periodo de referencia 1981-2010, y desde el inicio de año, las lluvias han estado un 25% por debajo de ese mismo periodo. Unos registros que han convertido esta primavera en la sexta más seca del siglo XXI y, hasta el momento, en el tercer año más seco del siglo.

Esa sequía meteorológica no tiene que traducirse en sequía hidrológica, es decir, que no haya suficiente agua para el uso. “Ha llovido cuando no era previsible, pero los niveles de agua embalsada no son diferentes a los de los últimos años con excepción de 2018. Un 10-15% arriba o abajo”, destaca Gómez.

Ambos expertos consideran que los niveles de agua no son los mejores, pero la situación aún no es crítica. Con alguna excepción, como la cuenca del Segura. “No estamos en el límite, la situación todavía es buena y hay tiempo para tomar medidas”, apunta Gómez. “No estamos bien, el estado de las cuencas es similar al año 2017. Estarán más preocupados en las cuencas del Segura y del Júcar”, precisa Francés.

El Segura y el Júcar, los niveles más bajos

La cuenca del Segura registra agua embalsada del 30,2% el nivel más bajo con respecto año anterior y la media de los últimos 10 años, aunque hace dos se registraron niveles inferiores llegando a poco más del 27% de la agua embalsada. Actualmente hay una reserva de 344 hectómetros cúbicos, 13 menos que la semana pasada y sigue bajando.

Tanto Greenpeace como SEO Birdlife apuntan a que esos niveles tan bajos se deben a que las explotaciones ganaderas y la agricultura ya que son las que consumen la mayoría de agua, sobre todo en la zona del Segura. Según los datos de la Conferencia Hidrográfica del Segura, alrededor del 86% del agua se destina a ese fin. “Algunas granjas de porcino de Albacete consumen un volumen de agua anualmente similar al de una población de 29.000 habitantes”,denuncian desde Greenpeace.

Gómez descarta que sea una situación generalizada y que ya se han mejorado los sistemas de riego para ser más eficientes y que se deben tratar como “puntos negros”.

“En zonas como el Segura, existe una escasez estructural y los consumos de agua son similares. A pesar de que haya un año húmedo como el 2018, ayuda a mejorar la situación, pero no es suficiente. Históricamente, los que manejan estos embalses tienen el mismo problema año tras año. El trasvase Tajo-Segura es la solución en ciertas épocas del año, pero si no los hay. Pueden haber problemas gordos”, detalla Gómez.

El Júcar también está al 39,2% y en el ámbito del Guadalquivir los embalses están un 17% por debajo con respecto a los valores de los últimos 25 años. “Son años complicados, un periodo de años secos. Y la demanda de riego es muy importante”, recalca la Directora Técnica de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir.

Desde la CH Guadalquivir aseguran el abastecimiento durante el verano: “No hay perspectivas malas, pero el conjunto de la cuenca se quedará en una situación poco deseable”, garantiza Jiménez. Aunque admite que se hacen controles exhaustivos del desembalse de las aguas desde marzo. En ese mes, la comisión encargada determinar la dotación máxima que cada regante puede usar por hectárea deteminó que se barasen los volúmenes. De 6.000 metros cúbicos por hectárea a 5.400 metros cúbicos, como máximo”.

La Confederación Hidrográfica del Duero ya ha pedido al Gobierno la tramitación de un decreto de sequía con medidas excepcionales. Lo solicitó hace poco más de una semana por la escasez de precipitaciones y el descenso de recursos hídricos embalsados ante la previsión de que no se puedan atender adecuadamente las demandas.

RTVE se ha puesto en contacto con las Confederaciones Hidrográficas del Segura y del Júcar, pero no ha obtenido respuesta.

Si no llueve, el otoño podría empeorar la situación

Tanto los expertos como los responsables de las confederaciones consultadas miran al cielo. Gómez augura que de no llover en verano, a partir de septiembre y hasta diciembre podría ser el “momento más crítico”. Francés también coincide: “¿Podemos pasar el verano sin problemas de agua? Con carácter general, no debe haber grandes problemas. Si el otoño es seco, probablemente pasaremos a una situación más seria”.