Los momentos singulares de los Sanfermines que no te puedes perder
- Las fiestas de San Fermín son mucho más que los encierros que se celebran del 7 al 14 de julio
- Sigue los encierros de los Sanfermines en directo y con multicámara en RTVE.es
Los Sanfermines de Pamplona son uno de los festejos con más fama allende nuestras fronteras. De hecho, están declarados Fiestas de Interés Turístico Internacional. Del 6 al 14 de julio, la capital de Navarra se viste de blanco y rojo, y los toros se convierten en los protagonistas indiscutibles. Si no quieres perderte los momentos más importantes de esta fiesta universal, repasamos cuáles son:
[Sigue el especial de los Sanfermines 2019 en RTVE.es]
El Chupinazo
Los Sanfermines comienzan con el lanzamiento del chupinazo en la plaza del Ayuntamiento el 6 de julio a las 12.00 horas. Junto a los encierros, es uno de los momentos cumbres de las fiestas en honor a San Fermín.
Se trata de un acto multitudinario, en el que la plaza del Ayuntamiento se abarrota de gente esperando con su tradicional pañuelo rojo anudado en la muñeca el momento en el que la persona que lanza el chupinazo salude en euskera y en castellano con “Viva San Fermín, Gora San Fermín”, antes de prender la mecha con la que se inician las fiestas. Tras el chupinazo, el chupinazo, el pañuelo rojo pasa a anudarse en el cuello.
Cada año se encarga una persona de prender la mecha del cohete que anuncia el inicio de las fiestas. Hasta 2016, era el alcalde o algún concejal quien lanzaba el chupinazo.
En los tres últimos años, la selección del encargado de tal misión se realiza mediante votación popular entre las candidaturas propuestas por asociaciones ciudadanas. Este año, le ha tocado tal honor a la banda de música La Pamplonesa, que cumple 100 años desde su fundación.
El encierro
Es el momento principal y más conocido de los Sanfermines. En concreto, se celebran ocho encierros a lo largo de las fiestas, del 7 al 14 de julio. Cada mañana a las 8.00 horas, seis toros bravos, los mismos que participarán en la corrida de la tarde, son trasladados desde el corral de Santo Domingo a la Plaza de Toros, acompañados por los cabestros y los pastores.
En total, son 848,6 metros vallados por el casco viejo de la ciudad. En los encierros puede participar cualquier persona mayor de edad, y siempre respetando unas normas básicas como no estar ebrio, no tocar a los animales ni incitarlos, no correr con bolsos o mochilas, o con móviles o cámaras en la mano.
El encierrillo
El día antes a cada encierro, al anochecer, los toros son trasladados desde los Corrales del Gas a los Corrales de Santo Domingo. A ese momento, se le conoce como el encierrillo. Los toros, con la única compañía de cabestros y pastores, recorren en completo silencio los 300 metros que separan ambos corrales.
Nadie corre delante de los toros, y solo pueden asistir a verlo las personas que consigan alguno de los 350 pases diarios y gratuitos que el Ayuntamiento pone a disposición del público. Como hay más solicitudes que pases, se sortea previamente.
La procesión
Hay tres ceremonias religiosas importantes para los pamploneses relacionadas con el culto a San Fermín, uno de los patrones de Navarra, y no de la ciudad: las Vísperas, la procesión propiamente dicha en honor al santo y la Octava.
Las Vísperas se celebran el día 6 de julio a las 20.00 horas en la capilla de San Fermín, y a ella acude la Corporación municipal vestida de gala: los hombres con frac y chistera y las mujeres con traje tradicional inspirado en los Valles de Roncal, Salazar y Aezkoa, acompañados por cientos de mozos, al son del 'Vals de Astrain', de cuyo estribillo surgió el nombre de riau-riau.
El Riau-Riau es un evento popular no oficial, pero que no siempre se celebra porque ha sido suspedindo durante años por la sucesión de incidentes.
La procesión es una de las celebraciones más antiguas, pues su origen data del siglo XII. El alcalde y los concejales, vestidos también de gala, salen del Ayuntamiento y se dirigen a la Catedral para recoger al Cabildo y después dirigirse hacia la iglesia de San Lorenzo, donde se encuentra la talla de San Fermín, que es la que se pasea en procesión por las calles de Pamplona.
Les acompañan los gigantes y cabezudos, clarineros, maceros, timbaleros, así como dantzaris, txistularis, representantes de gremios, varias hermandades y cierra la procesión la banda de música La Pamplonesa. Después de la procesión, se celebra en la iglesia de San Lorenzo la misa, y a continuación, en la Catedral, los gigantes bailan mientras suenan las campanas y La Pamplonesa.
La Octava es la última ceremonia religiosa que se celebra en honor al santo el día 14 de julio a las 10.45 horas, y también uno de los actos más antiguos porque se viene celebrando desde 1689.
Las dianas
Cada mañana de las fiestas, a las 6.45 horas, la banda de música La Pamplonesa recorre las calles del casco viejo interpretando las Dianas, cuatro partituras tocadas sin descanso.
El Struendo
No forma parte del programa oficial de las fiestas, sino que es una iniciativa popular que surgió en 1964 cuando un miembros de la Peña Irrintzi tuvo la idea de salir por la noche por las calles de la ciudad haciendo sonar bombos, tambores y txistus para hacer ruido y animar las fiestas.
No se celebra en un día fijo, solo se sabe que es entre semana. La hora siempre es la misma, a las 23.59 horas y después de entonar el “Agur Jaunak”, cientos de personas salen desde Casa Marceliano haciendo ruido con cualquier instrumento. Suele acabar unas tres o cuatro horas después.
El Pobre de Mí
Es el momento con el que se pone fin a los Sanfermines. Se realiza el 14 de julio a medianoche en la plaza Consistorial. Los pamploneses se concentran delante del Ayuntamiento con el pañuelo rojo todavía anudado al cuello y con una vela encendida y cantando “Pobre de mí, pobre de mí, que se han acabado las fiestas de San Fermín”. Entonces el alcalde sale al balcón del Consistorio y da por finalizadas oficialmente las fiestas.