El triunfo francoalemán y otras claves del reparto de cargos de la UE
- Triunfo de los conservadores y de los países del Este, que bloquearon al candidato socialista a la Comisión Europea
- Las mujeres rompen el techo de cristal y encabezarán los puestos más importantes de la Unión Europea
Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) alcazaron este martes un acuerdo para renovar los principales cargos comunitarios, un juego de equilibrios entre familias políticas y países miembros en el que han ganado, sobre todo, los conservadores, además de Alemania y Francia.
Los 'populares' se quedan con la presidencia de la Comisión Europea y del Banco Central Europeo, los dos cargos más importantes, que además ocuparán dos mujeres por primera vez: la alemana Ursula von der Leyen y la francesa Christine Lagarde, dos nombramientos que suponen un triunfo para sus países de origen.
Victoria también para otros Estados miembros como Polonia, Hungría o Italia, que no han conseguido un puesto, pero han evitado que el socialista Frans Timmermans fuera el elegido como líder de la Comisión Europea. Que ese lugar no lo ocupe un spitzenkandidat -candidato de los grupos parlamentarios- ha enfadado notablemente al Parlamento Europeo, que puede vetar lo pactado.
Mal acuerdo también para los socialistas, que quedan con el cargo que ya ocupaban, el del alto representante para la Política Exterior, que será -si la Eurocámara lo aprueba- para el español Josep Borrell. Mejor parados, los liberales del presidente francés, Emmanuel Macron, que logran que uno de los suyos, el primer ministro belga en funciones, Charles Michael, sea el nuevo presidente del Consejo Europeo.
Victoria sobre la bocina de los conservadores
El Partido Popular Europeo (PPE) mantiene por cuarta vez consecutiva la presidencia de la Comisión Europea en la persona de Ursula von der Leyen. Lo ha logrado casi en el último momento y cuando se daba por hecho que, pese a ser la familia política más votada el pasado 26 de mayo, el cargo lo ocuparía un socialdemócrata, el neerlandés Frans Timmermans.
Esa era la apuesta de su líder, la alemana Angela Merkel, que lo había pactado en la pasada cumbre del G20 en Japón con el presidente francés, Emmanuel Macron; el presidente español, Pedro Sánchez; y el primer ministro neerlandés, Mark Rutte. El preacuerdo no salió adelante, entre otros motivos, por el rechazo del PPE, que se rompió el domingo -el primer día de la Cumbre Europea- y se rebeló contra la canciller.
La victoria conservadora -que además tendrá la presidencia del Banco Central Europeo (BCE), que encabezará Christine Lagarde, exministra de Economía de Nicolás Sarkozy y actual directora gerente del FMI- es la derrota de los socialistas, que han tachado -en palabras de la presidenta del grupo de los Socialistas y Demócratas, la española Iratxe García- de "profundamente decepcionante" el reparto de cargos.
La segunda familia política europea más votada mantiene el único cargo que tenía, el de alto representante para la Política Exterior (que ahora ostenta la italiana Federica Mogherini y que siempre ha estado en manos socialdemócratas), cuyo candidato es el español Josep Borrell, al que se le ha sumado el de presidente del Parlamento Europeo, que es el italiano David Sassoli.
A diferencia de los socialistas, la tercera gran familia de la Eurocámara, la de los liberales -fundamental esta legislatura en la que PPE y S&D no suman mayoría absoluta- ha salido bien parada. Ha logrado poner a Charles Michael, actual primer ministro belga en funciones, al frente del Consejo Europeo gracias, sobre todo, al papel central de Macron durante las negociaciones.
Francia y Alemania, países vencedores
El presidente francés ha sido el motor de las conversaciones. Primero, proponiendo el pacto fallido que elevaba a Timmermans y, luego, sugiriendo los nombres finalmente aceptados por todos de Von der Leyen y Lagarde. De esta forma, y una vez más, la victoria de Francia es también la de Alemania, países que se quedan con los dos puestos más relevantes.
Pese a ello, Merkel ha tenido que oír voces muy críticas en su país, sobre todo entre sus aliados socialdemócratas con los que gobierna en coalición, hasta el punto de que la canciller no logró su apoyo y fue la única en abstenerse en la votación en la que su propia ministra de Defensa se convertía en la propuesta de los Estados para liderar la Comisión Europea.
En el lado de los vencedores están Italia y los países del Este, sobre todo el Grupo de Visegrado, compuesto por Polonia, Hungría, República Checa y Eslovaquia. No han logrado tener ninguno de los grandes puestos que se pactaban, pero sí que han conseguido su objetivo de frenar a Timmermans.
El socialdemócrata, azote de nacionalistas, eurófobos y populistas, ha estado muy pendiente en los últimos años a los continuos intentos intentos de desmantelar el Estado de derecho, sobre todo en lo que a la independencia del poder judicial se refiere, de Polonia y Hungría, países que han liderado su bloqueo.
El acuerdo, un revés para el Parlamento Europeo
Estos países, además, se han vanagloriado de haber acabado con los Spitzenkandidaten, los candidatos principales propuestos por los grupos parlamentarios para presidir la Comisión Europea y que fueron las cabeza de lista en las últimas elecciones europeas, algo que no ha sentado nada bien en el Parlamento Europeo.
Los eurodiputados rechazaban cualquier candidato distinto que no fuera un spitzenkandidat. Querían que se repitiese lo que ocurrió en 2014, cuando el candidato 'popular' Jean-Claude Juncker fue elegido presidente de la Comisión Europea. Pero ahora el sistema -torpedeado también por otros países como Francia o Italia- puede tener los días contados.
Este martes Merkel aseguró que no quiere considerar esto "la muerte del Spitzenkandidaten, pero sí que admitió que tendrán que estudiarlo "en detalle" de cara a los próximos comicios, tal y como recoge Efe. Macron, por su parte, siempre ha estado en contra y ha llegado a señalar que los líderes de los partidos políticos europeos no tienen más legitimidad democrática que los jefes de Estado y de Gobierno de la UE.
Sin embargo, los eurodiputados se guardan una baza: el acuerdo alcanzado este martes en Bruselas no es definitivo y necesita del visto bueno del pleno del Parlamento Europeo para salir adelante en lo que se refiere a la presidencia de la Comisión Europea y alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.
Las mujeres se sitúan en los cargos más relevantes
Si esa amenaza no se consuma, dos mujeres -que además son conservadores- estarán al frente de los dos cargos más importantes: el de la presidencia de la Comisión Europea y del BCE. De esta forma Von der Leyen y Lagarde logran romper uno de los techos de cristal que aún permanecían intactos en la Unión Europea.
Hasta el momento las mujeres habían ocupado el puesto de alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad: desempeñado por la británica Catherine Ashton entre 2009 y 2014 y, desde entonces, por la italiana Federica Mogherini.
"Hemos elegido a dos mujeres y dos hombres para las cuatro posiciones clave. Un equilibrio de género perfecto. Estoy realmente contento con ello", aseguraba el actual presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, quien afirmaba también que "después de todo, Europa es una mujer", en alusión a la mitología griega.