Celebración y reivindicación en las calles de Madrid por el "miedo al retroceso" en los derechos del colectivo LGTBI
- Más de un millón y medio de personas salen a la calle para reivindicar una Ley Estatal LGTBI, según los organizadores
- "Algunos quieren eliminar esta fiesta pero no lo van a conseguir. Es la fiesta de Madrid", afirma un grupo de estudiantes
Enlaces relacionados
Carlos tiene 6 años y sujeta una bandera arcoíris. Sus padres, Juan y Alberto, le llevan por primera vez al Orgullo. "Ya tiene edad para enterarse" dicen. Llevan 15 años yendo al Orgullo pero este lo hacen "con más ganas que nunca" porque aseguran que "hay peligro de retroceso".
Una apreciación muy compartida este año. Laura y sus amigas de instituto vienen desde Toledo y hacen una crítica velada a Vox: "Algunos quieren eliminar esta fiesta pero no lo van a conseguir. Es la fiesta de Madrid".
Laura y sus amigas intentan, con poco éxito, sofocar el calor con abanicos arcoíris, mientras otro grupo vence los casi 40 grados con un arsenal de pistolas de agua. Una en cada mano.
Son las 18.30 horas y el calor abrasador no ha impedido que más de un millón y medio de personas, según los organizadores -aunque la Delegación de Gobierno rebaja la cifra a 400.000- salgan a la calle para reivindicar una ley estatal LGTBI.
¿Desfile o manifestación? "Es una fiesta reivindicativa. No son cosas excluyentes", cuenta María, que ha venido ex profeso de Murcia.
Otros en cambio son más críticos con el "postureo", que creen que ha emborronado la idea inicial del Orgullo. "Los hay que vienen por la fiesta y ya. No hay que olvidar que esto es mucho más y que este año ha irrumpido la ultraderecha así que tenemos que gritar más alto", cuenta Juan, que ha venido en autobús desde Bilbao.
Mayores sin armarios. ¡Historia, Lucha y Memoria!
En la cabecera de la manifestación, a diferencia de otros años, no hay ningún político, solo activistas que se desgañitan coreando "ni un paso atrás" mientras sujetan una pancarta con el lema Mayores sin armarios. ¡Historia, Lucha y Memoria! porque este año se rinde homenaje a aquellos que guardan recuerdo de la represión.
Como es el caso de Juan. Tiene 65 años y recuerda correr "delante de los grises". "Yo estuve hasta los 45 años encerrado en el armario y ahora veo a gente que me quiere volver a encerrar", cuenta mientras baila A quién le importa de Fangoria.
Luis secunda la pancarta El amor puro no tiene curas. Está feliz de acudir a su primer Orgullo. Con 18 años lucha por ser aceptado en su familia: "Soy de un pueblo pequeño. Se lo dije a mi padres hace unos meses y todavía les cuesta aceptarlo", cuenta.
Al lado de Luis, Clara sujeta una pancarta que reza Libertad para todes. El uso de la 'e' en lugar de la 'o' o la 'a' es una fórmula que se repite en muchas pancartas. Un uso del lenguaje inclusivo que defiende parte del colectivo LGTBI para romper con la dicotomía de lo femenino y masculino.
"Hay a muchos que esto de la 'e' les parece una tontería, pero a la hora de visibilizar todos los gestos cuentan", asegura Clara.
España tiene una de las legislaciones más avanzadas en materia LGTBI. Hay países, como el de Marya, que no avanzan al mismo ritmo. "En Estambul la gente no es tan abierta como aquí", comenta mientras, por otra parte, se entristece por la llegada de partidos más "propios de mi país".
Son las 20.30 horas y la cabecera de la manifestación ya vislumbra la plaza de Colón. Un grupo de jóvenes les reciben al grito de "esto sí que es llenar Colón".
Acompañando a una de las pancartas va una batucada. Tambores de guerra, porque como cuenta uno de sus integrantes, "aún queda mucho por luchar".