La pasarela se abre a la costura, la tradicional y la moderna
- Helbig reinventa el concepto de lujo y Locking dedica su colección a las 'chicas raras'
- Lomba dice que se ha pedido oficialmente adelantar la pasarela de julio a junio
- Todos los desfiles de Madrid Fashion Week
Ana Locking dedica su colección a las chicas raras, a todas aquellas mujeres que no encajan en un cliché, que se salen de los estereotipos, del arquetipo de lo femenino, de lo que se espera de ellas, de lo que les dicen que tienen que ser, hacer o cumplir. “A esas chicas que escondías sus rarezas pero con el tiempo esas rarezas se convierten en su identidad. A todas ellas va dirigida esta colección”, dice Locking.
Es una de las pocas creadoras que cuida hasta el más mínimo detalle del desfile, desde la puesta en escena hasta el dossier de prensa. En este caso ha hecho un fancine en el que colaboran mujeres tan especiales como Alaska, Rossy de Palma, Ángela de la Cruz, Topacio Fresh y Nathalie Poza. Hay una sexta, Eva Fábregas, que se ha encargado de la escenografía decorando la pasarela con sus esculturas orgánicas.
Cinco estilos de mujer que dan forma a cinco líneas de la colección. Hay una parte romántica pero se trata de un romanticismo que mira al futuro. “Lo hago con prendas en lamé que llevan un trabajo irregular. Son patrones muy sencillo pero el resultado es fabuloso, por el tejido, los complementos y las aplicaciones de cristal”. Destaca un body de pedrería que Ana hace bailar y que, dice, “me recuerda a los de las actuaciones de Las Vegas”.
Luego entra una mujer en blanco y negro. Es la hora de la sastrería que Locking mima y cuida, como siempre. Hay piezas en chantilly negro que llevan encima una imprimación de pintura acrílica. “Me encanta renovar los tejidos clásicos y darles otro aspecto”. Llaman la atención una biker negra con flecos de cristal y una torera con aplicaciones de metal que son ojos con una lágrima, “un poco surrealistas”.
Los tejidos tecnológicos le sirven para vestir a una mujer más experimental y osada. “Hay flecos de PVC, texturas de plástico y silicona y un vestido en latón dorado como el que utilizaba Paco Rabanne”. Destaca un vestido en PVC trenzado con hilo de seda que termina cayendo en flecos por el bajo de la falda.
No faltan las chicas sexis y sofisticadas. Conceptos obsoletos pero reinventados en el imaginario de Ana Locking. En esta parte hay prendas con estampados de ojos que miran y un osado body de lamé y tafeta que no pasa desapercibido. La modelo Valentina Sampaio, estrella de esta edición, encaje muy bien en el discurso de la diseñadora.
La sastrería tiene un papel muy importante. Llama la atención por la mezcla de texturas y materiales, como la torera de tul y lúrex. “Es importante la combinación de tejidos y muy importante el corte del tejido de rayas para que el estampado encaje perfectamente”. Aunque no lo parezca, la línea masculina está presente. “No podía faltar pero en este desfile no hay chicos, las prendas de hombre las llevan las modelos y no he tenido que retocar nada, todo les queda muy bien”. Hay cuarenta salidas, diez de hombre y treinta de mujer. “Seis looks por cada tipo de mujer, seis por cinco es igual a treinta. Como ves, es todo perfecto". Como su colección.
Teresa Helbig nos traslada a la Roma de 1976 con una colección muy potente, muy rica, muy femenina, muy poderosa. Se aprecia en los tejidos pero también en el cuidado patrón. La diseñadora se maneja con las tijeras y la aguja y de su mano salen maravillas a la que imprime su sello personal. Todo en Helbig es Helbig. Nada estorba, nada sobra. Algo que no suele ser habitual y que en su caso no es fruto de azar; más bien de su dedicación y esfuerzo. Tal es así que llega a Madrid casi extenuada. Exprimirse para dar todo puede resultar agotador. Pero por desgracia no todos juegan en la misma liga.
Las pieles de serpiente se trabajan con esmero. Las vemos en chaquetas muy estructuradas, en las que ella vuelca su pasión por la sastrería, y también en vestidos que mezclan dos tonos de pitón. Pero Helbig, ganadora del premio a la mejor colección en enero de 2019, convierte la resistente piel del reptil en unos delicados flecos. ¡Es el no va más!.
En el mismo estilo hay camisas en piel troquelada al láser que se combinan con pantalones muy masculinos y maxicinturones con hebilla de oro. “Las chicas de esta colección son ricas pero además quieren parecerlo”, dice riendo.
Destaca una gabardina-vestido ribeteada en napa, el vestido rafia con bolero a juego, el vestido perforado con anillas de metal, un vestido con un patchwork de tules declinados del nude al negro y el vestido setentero con cuello camisero que te desarma por su sensualidad y su poderío.
Se aprecia el gran trabajo hecho con los hilos de tul. Helbig los teje con cuidado para aplicarlos después a camisas, minivestidos y vestidos largos. “Llevan muchas horas de trabajo y muchos metros. Para los largos se han empleado 2800 metros de tiras de tul y con ellas hemos hecho el ganchillo que decora los vestidos”, revela.
También llaman la atención los juegos geométricos de tachuelas en dos colores colocadas a mano, una a una, que se aplican a trajes y vestidos. La camisería se desarrolla con cariño y se utiliza mucho el babero en la pechera. Su versión del esmoquin resulta maravilloso, tanto como los shorts, pieza que Helbig eleva al olimpo de la costura.
No falta el vestido de novia, una pieza casi ‘divina’ para vestir algo tan terrenal como el amor. Un diseño que ha recibido los aplausos de sus invitadas, entre ellas actrices como Macarena Gómez, Cristina Brondo y Marta Nieto, entre otras. Y hablando del séptimo arte. A Los Ángeles, la meca del cine, quiere viajar Teresa Helbig. Viste a estrellas como Halle Berry o Angela Bassett y este otoño quiere mostrarles su colección en Hollywood.
Modesto Lomba vuelve a la pasarela tras la pausa que hizo en enero. Lo hace con una colección de arquitectura orgánica, más femenina y sensual que antes. Atrás quedan sus flores de papiroflexia. Ahora su jardín se llena de formas y volúmenes delicados, de estampados alegres y colores amables. También se desprende de la moda conceptual, de los trazos arquitectónicos y los detalles esculturales para abrazar un estilo más suavizado. Eso sí, con esa contención estética que es marca de la casa.
“Los diseñadores no solo sabemos hacer cosas bonitas y dibujar bien. En esta colección hay un gran trabajo de investigación”, cuenta. De su laboratorio de ideas sale un ejercicio de barroquismo sutil que lleva volantes, plisados, lazos… “Lo hago sin prejuicio, sin rubor. Lo de no hacer estampados ni color no es nuestro discurso. Lo importantes es encontrar el momento adecuado para utilizarlos”.
Esa nueva feminidad de la casa se advierte en los lazos, a veces exagerados. El tejido tiene un gran protagonismo y Lomba se maneja igual de bien con los linos y las sedas, texturas que usa para un mismo patrón y lograr así resultados distintos.
Hay blanco y hay negro, pero también vemos amarillo, rosas, azul marino… Destaca un mono oversize que lleva un pantalón palazzo agigantado y sobre la pasarela se advierte un notable juego textil de contrastes: liso y estampado, opaco y transparente, corto y largo. No se corta a la hora de usar poliéster, aunque de lujo, para una juvenil bomber que contrasta con el clasicismo de una gabardina de verano marinera.
Modesto, presidente de ACME, revela que se ha pedido oficialmente adelantar las fechas de la pasarela y pasar de julio a junio. La de enero, en principio, no se movería. El ministro de cultura, José Guirao, y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, han estado en su desfile y luego se han reunido con diseñadores y autoridades de Ifema y la pasarela. Entre ellos, las dos directoras, la saliente y la entrante.