El paso atrás de Iglesias allana una nueva negociación con Montero y Echenique como posibles ministros
- El líder de Podemos pone fin al bloqueo en torno a su figura pero deja claro que no aceptará más "vetos"
- El PSOE valora la "nueva oportunidad" pero deja claro que será Sánchez quien decidirá los nombres
A tres días de que arranque la investidura, todo vuelve a empezar. Las negociaciones para que Pedro Sánchez pueda salir el jueves 25 investido como presidente del Gobierno alcanzan ahora una nueva dimensión con el "principal escollo", Pablo Iglesias, fuera del Consejo de Ministros, en un golpe que allana el camino de Sánchez pero que no termina de convencer en el PSOE, que puede verse ahora obligado a aceptar ministros como Irene Montero o Pablo Echenique.
Los socialistas han ido poco a poco y durante semanas rebajando sus expectativas pasando de una férrea defensa de un gobierno monocolor a un gobierno de cooperación, pasando por ministros "técnicos" y "cualificados" sin perfil político, hasta llegar a plantearse debatir sobre cualquier nombre menos el de Pablo Iglesias en un gobierno ya asumido de coalición.
El líder de Podemos les concedía el deseo este viernes por la tarde con su movimiento inesperado pero puede ser un 'regalo envenenado' en Ferraz y en La Moncloa.
Contrastaban en estas últimas horas las numerosas alabanzas vía Twitter en el entorno de Unidas Podemos al 'sacrificio' realizado por su líder, con el silencio sepulcral de los miembros socialistas, presos ahora de su propia argumentación. Si el único escollo era Iglesias, no debe haber impedimento alguno para formar ese 'gobierno de coalición' del que han estado abjurando desde el minuto uno de la negociación. Este es el principal argumento de la fuerza morada, que quiere sí o sí estar entrar en el Ejecutivo.
Este sábado la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, se ha mostrado convencida de que habrá acuerdo y se ha limitado a decir: "Se abre la oportunidad que todos estábamos esperando".
La 'retirada' de Iglesias que puede acabar en victoria
El vídeo lanzado por Iglesias dejaba clara la nueva estrategia: "Mi presencia en el Consejo de Ministros no será un problema, siempre y cuando no haya más vetos y la presencia de Unidas Podemos en el Gobierno sea proporcional a los votos".
Además de no querer ser señalado, una vez más, como el 'culpable' de impedir un Gobierno del PSOE- losa que lleva desde 2016 y que podría ser letal en caso de repetición electoral- dos cuestiones quería dejar claras el líder de Unidas Podemos con su 'órdago': una, su nombre se esfuma pero el resto exige sean aceptados; y dos, quiere una presencia proporcional en número de votos- 7,4 millones del PSOE por 3,7 de Unidas Podemos, que supone un mínimo de cinco de los 17 ministerios actuales en base a ese 'dos a uno' por el que ha abogado Iglesias desde el inicio de las negociaciaciones-.
Cierto es que la configuración del Ejecutivo y el número de carteras pueden reducirse o ampliarse y ahí Sánchez es el que manda.
La respuesta del PSOE al mensaje de Iglesias fue de todo menos entusiasta, lo que hace presagiar que podrían aparecer nuevos escollos: "Sin vetos ni imposiciones podemos llegar a un acuerdo. El presidente escuchará las propuestas y decidirá el equipo. Empecemos por los contenidos. Primero programa y luego el Gobierno", decían fuentes socialistas este viernes tras el nuevo giro de Iglesias. Un corto mensaje con el que Sanchez quiere dejar claro que escuchará nombres pero es él quien "decide" y vuelve al mantra inicial: lo último, los nombres; lo primero, el programa y los contenidos.
Este sábado, fuentes de Podemos citadas por Efe aseguraban que ya están a la espera de los nuevos contactos con el PSOE que deberían producirse "lo antes posible" o, de lo contrario, podría parecer que se están buscando nuevas excusas para no alcanzar un acuerdo.
¿Montero y Echenique en el Consejo de Ministros?
La vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, lanzaba en la mañana del viernes en RNE un guante que Iglesias recogió literalmente. La mano derecha de Sánchez en el PSOE insistió en que menos Iglesias, valía todo, y abría la puerta a la entrada de nombres pesados de Podemos como Irene Montero, Pablo Echenique o Rafael Mayoral.
Todo apunta a que esos nombres serán los que suenen para entrar en el equipo titular, de tal forma que, si los acepta Sánchez, Iglesias no estará dentro del máximo núcleo de poder pero sí su entorno político más cercano y de su total confianza que defiende argumentos por los que Sánchez negaba precisamente la entrada a Iglesias. Esto es, la existencia de "presos políticos" en España, en referencia a los líderes del 'procés' en prisión, o la oposición a una hipotética nueva aplicación del artículo 155 en Cataluña.
Queda ahora por determinar cómo serán los movimientos y, ahora sí, el tiempo apremia. En un fin de semana que se espera movido en los despachos políticos Sánchez tendrá que terminar de dar brillo a su discurso de investidura- que pronunciará el lunes a partir de las 12:00- a la vez que siguen las negociaciones para ver cómo se configura lo que será, si se termina de materializar, una novedad histórica en la democracia española: un gobierno a dos, entre la primera y la cuarta fuerza política del país.
Antes del terremoto Iglesias de este viernes, cuando Sánchez ya daba por zanjadas las negociaciones con Podemos, la intención del presidente era hacer este fin de semana una última ronda telefónica con los principales líderes- Pablo Casado (PP), Albert Rivera (Ciudadanos) y el propio Iglesias. No va a haber sorpresas en la conversación con los dos primeros, que le reiterarán su voto en contra. El foco vuelve a estar presente en un Iglesias que no se sentará, por lo menos físicamente, en el Consejo de Ministros de cada viernes.