'Krazy Kat', el mejor cómic de la historia, en una edición espectacular
- Un lujoso volumen recoge todas las páginas dominicales a color, publicadas entre 1935 y 1944
- El cómic de George Herriman sigue siendo tan innovador como cuando nació, hace más de 100 años
Hace dos años el Museo Reina Sofía nos sorprendió con la exposición Krazy Kat es Krazy Kat es Krazy Kat, la primera que dedicaba a un cómic. Pero es que la inmortal creación George Herriman (New Orleans, 1880 - Los Ángeles, 1944), es mucho más que un tebeo. Es una de las obras más innovadoras e inclasificables de la historia, que más de cien años después sigue siendo tan fresca, surrealista, hipnótica, divertida y actual como en su momento.
Lo podemos comprobar gracias a la edición definitiva de sus tiras dominicales, a color, en una edición de lujo: Krazy Kat: The complete color sundays (1935-1944) (Taschen). Una auténtica maravilla que, desgraciadamente, solo está disponible en inglés.
Un lujoso volumen, de gran tamaño, que presenta todas las historias en color de Krazy Kat de 1935-1944 y una introducción pormenorizada, de 100 páginas, firmada por el experto en cómic Alexander Braun, quien arroja luz sobre el origen multiétnico de Herriman (era afroamericano) y sobre lo que hace que esta obra de arte atemporal protagonizada por un gato andrógino sea tan extraordinaria. Un completísimo análisis de la obra y la vida de Herriman, con un montón de fotografías y documentos de la época.
Alexander Braun (1966) es un artista visual que también es historiador de arte y que en las últimas dos décadas ha recopilado una de las colecciones más extensas de la historia del cómic. Desde 2008 ha comisariado varias exposiciones museísticas relacionadas con el mundo del cómic, incluida una exhaustiva retrospectiva de la obra de Winsor McCay (el creador de Little Nemo) en 2012-2013. En 2011 fundó la German Academy of Comic Art.
Una historia de amor y ladrillos
El 20 de junio de 1910, en el New York Evening Journal, Herriman presentó su serie The Dingbat Family. Un mes después, el 26 de julio de 1910, un ratoncito blanco arrojaba un objeto a la cabeza de un gato negro en la franja inferior de la tira. Fue la primera aparición de los personajes que acabarían convirtiéndose en Krazy e Ignatz. Su tira diaria comenzó el 28 de octubre de 1913 y la primera historia semanal a toda página el 23 de abril de 1916. Aunque no se publicarían en color hasta 1935, que son las publicadas en este volumen.
La premisa del cómic es muy sencilla: al gato negro (Krazy Kat) le encanta el intrigante ratón blanco (Ignatz), que no para de lanzarle ladrillos a la cabeza. El policía canino Pupp, que alberga en secreto un amor apasionado por el gato, intenta evitarlo.
Locurioso del cómic es que Krazy Kat es una figura ambigua, sin sexo definido, que está enamorada del ratón Ignatz, a pesar de que este se dedique a tirarle ladrillos a la cabeza. Y, encima, Krazy reacciona a esa agresión queriéndolo más. Reacciona al odio con amor. Y el perro se dedica a proteger al gato y a meter al ratón en la cárcel. Un cómic en el que, como vemos, los roles están cambiados.
Un trío que permitió al autor explorar libremente, durante años, innumerables variaciones absurdas y melancólicas del tema del amor no correspondido.
Un amor... ¿interracial y homosexual?
Además, el amor entre el gato negro y el ratón blanco podría considerarse interracial. Y es que George Herriman era negro, aunque no lo aparentaba. Solo eso explica que, en aquella época en la que el racismo imperaba en Estados Unidos, pudiera publicar su trabajo en los principales periódicos. De hecho, solo se descubrió que Herriman era afroamericano 30 años después de su muerte.
Si no hubiese podido hacerse pasar por blanco, debido a la palidez de su piel, nunca habría podido publicar su obra. Pero gracias a eso consiguió ganarse la vida mucho mejor que cualquier afroamericano de la época.
Por eso Krazy reacciona al odio del ratón con amor, porque Herriman plasmaba en su obra un mundo utópico en el que expresaba sus deseos de igualdad frente al racismo congénito de la sociedad de la época.
Y no es el único tabú que rompió Herriman, por eso que comentábamos de la ambiguedad sexual de Krazy Kat (su autor decía que era como un elfo). Basándonos en eso, su relación de amor-odio con el ratón Izgnat podría interpretarse como una relación homosexual".
Se adelantó al surrealismo
Otra curiosidad de este cómic es que nunca tuvo el favor del gran público, que no terminaba de comprender el surrealista sentido del humor de la página. Con un grandísimo nivel de analfabetismo, en esa época los cómics fueron fundamentales para que mucha gente aprendiese a leer, y Krazy Kat no era lo más indicado para eso.
El personaje solo sobrevivió tantos años gracias al empeño personal del magnate de los medios de comunicación William Randolph Hearst, fan declarado de Herriman.
Herriman aprovechó la libertad que le dio Hearst para explorar el potencial del cómic y ampliar sus límites formales. Así, los lectores se enfrentaron a paisajes surrealistas y dadaístas, a un lenguaje que jugaba con jerga, neologismos y ortografía fonética, a referencias académicas y a esos roles de género difusos. Herriman se adelantó en muchos aspectos al surrealismo de los años 20, con sus paisajes desérticos, la fascinación por el arte aborigen o el amor por las figuras antropomórficas.
Y el cómic ejerció una gran influencia en un amplio número de artistas, intelectuales y escritores, como Willem de Kooning, Öyvind Fahlström, E. E. Cummings, T. S. Eliot, Gertrude Stein, F. Scott Fitzgerald, James Joyce, Jackson Pollock, Charlie Chaplin, Frank Capra, P.G. Wodehouse o Willem de Kooning. Jack Kerouac nombró a Herriman progenitor de la Generación Beat e incluso Pablo Picasso era un gran fan de Krazy Kat, ya que pedía a sus amigos norteamericanos que le mandaran las páginas dominicales.
Por supuesto, su influencia también alcanza a otros mitos del cómic como Charles M. Schulz, Chris Ware o Art Spiegelman (que dió una charla con motivo de la exposición de Herriman en el Reina Sofía).
Este lujoso tomo es una auténtica joya para cualquier aficionado al cómic y al arte. Aunque algunos seguimos soñando con una edición en español de las obras completas de Herriman.