Los manifestantes de Hong Kong permanecerán en el aeropuerto hasta el domingo
- Los activistas han abarrotado la sala de llegadas, donde protagonizan una sentada multitudinaria
- "No somos agitadores, esto es una tiranía", gritan los manifestantes, que buscan sensibilizar a los turistas que llegan
Centenares de manifestantes han abarrotado la sala de llegadas del aeropuerto de Hong Kong, donde protagonizan una sentada que durará hasta el próximo domingo.
Los activistas -que portan pancartas en una docena de idiomas- entregan panfletos antigubernamentales a los turistas con el objetivo de sensibilizar a los que llegan al país con sus demandas.
Los manifestantes se han dado cita a primera hora de la tarde en la sala de llegadas del aeropuerto internacional sosteniendo pancartas con frases como "¡Salva a Hong Kong de la tiranía y la brutalidad policial!" y "Bufé libre de gas lacrimógeno disponible en 13 distritos", referencia sarcástica al despliegue policial durante las últimas semanas para dispersar multitudes.
La protesta, organizada por internautas y anunciada como "una manifestación de 10.000 personas que saludan a los viajeros", ha atraído a cientos de menifestantes.
En respuesta a la nueva movilización, la Autoridad Aeroportuaria de Hong Kong ha introducido una medida que estipula que los viajeros deben presentar sus billetes para poder entrar en la zona de facturación. Dicha medida estará en vigor hasta el próximo domingo por la noche.
Segunda protesta en el aeropuerto
Es la segunda vez que los manifestantes protestan en el aeropuerto hongkonés desde el inicio del movimiento contra un polémico proyecto de ley de extradición, ahora suspendido, que se encontró con la oposición de diversos sectores de la sociedad al considerar que limitaría la independencia judicial de Hong Kong y podría permitir entregar a activistas o periodistas a China.
La sentada es una de las actividades convocadas en la ciudad este fin de semana tras la huelga general del pasado lunes que interrumpió la actividad de la excolonia británica.
"No somos agitadores, esto es una tiranía", gritan los manifestantes, en su mayoría jóvenes vestidos con camisetas negras, máscaras y cascos de obra. Entre los lemas que se pueden leer en las pancartas se encuentran "¡Salvad Hong Kong de la tiranía y la brutalidad policial!" y "¡Hacedme preguntas sobre Hong Kong!".
"Hemos hecho calcomanías, pancartas en más de 16 idiomas, desde japonés hasta español. Queremos difundir nuestro mensaje internacionalmente. No somos alborotadores, somos un grupo de personas de Hong Kong que luchan por los derechos humanos y la libertad", asegura Charlotte Lam, de 16 años, a la agencia Reuters.
Lam advierte de consecuencias económicas
La jefa del Gobierno de Hong Kong, Carrie Lam, ha descartado cualquier concesión a los manifestantes. "En cuanto a una solución política, no creo que debamos hacer concesiones para silenciar a los manifestantes violentos", ha afirmado en una rueda de prensa en la que también ha advertido sobre los riesgos de desaceleración económica causados por las protestas.
Sobre este asunto, Lam ha advertido de que el impacto económico podría ser peor que el ocasionado por el brote de SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo) en 2003. "La desaceleración esta vez fue muy rápida, algunos lo comparan con un tsunami", ha afirmado Lam, que estaba flanqueada por líderes empresariales.
En este sentido, los promotores inmobiliarios de la ciudad -un grupo con un notable poder- han hablado por primera vez instando a la calma. "La comunidad de Hong Kong ha estado sufriendo los actos de violencia perpetrados por un pequeño grupo de personas últimamente", han señalado en una declaración.
Retirar la ley de extradición, demanda central de los manifestantes
La protesta en el aeródromo -que, según prevén los convocantes, se repetirá este sábado y este domingo- se produce cuando se cumplen dos meses del inicio de las manifestaciones masivas de oposición a la polémica propuesta de ley de extradición que permitiría a China acceder a "fugitivos" refugiados en Hong Kong.
Este proyecto fue suspendido, pero los manifestantes continúan reclamando su retirada definitiva, así como la dimisión de la dirigente del ejecutivo local, Carrie Lam, apoyada por el régimen de Pekín.
Además de estas dos reivindicaciones, los manifestantes exigen que se retire a la protesta del pasado 12 de junio el calificativo de "revuelta" -ya que ese es un cargo que podría comportar a los acusados penas de hasta 10 años de cárcel-, que se investigue la actuación policial en las protestas, que se pongan en libertad incondicional a los manifestantes detenidos (más de 400) y que se ponga en marcha el sufragio universal.
Hong Kong, está viviendo su peor crisis política durante décadas después de dos meses de protestas cada vez más violentas que han planteado uno de los desafíos más graves para el presidente chino, Xi Jinping, desde que asumiera el cargo en 2012.