Recuperar la seguridad ciudadana, un objetivo inaplazable para Barcelona
- Hasta agosto de este año, ha habido doce homicidios en Barcelona, la cifra más alta en este periodo de los últimos años
- En distintas localidades se han restaurado los serenos o se organizan patrullas vecinales para combatir la delincuencia
Las estadísticas oficiales constatan el sonado repunte de la delincuencia en Barcelona que ha obligado a aumentar la presencia policial en las calles y a plantear, a nivel político, un plan estratégico para hacer frente a lo que algunos consideran una "crisis de seguridad" y otros un problema controlado que no es "alarmante". Más allá de este debate, el objetivo claro para la región es recuperar la sensación de seguridad en sus calles, un propósito que parece haber calado en sus propios habitantes, quienes han apostado por iniciativas colaborativas como patrullas vecinales o el uso de grupos de WhatsApp para denunciar hechos delictivos.
Los últimos datos sobre delincuencia en la región son rotundos: hasta agosto de este año se han registrado doce homicidios -la cifra más alta en este periodo de los últimos años- y han aumentado un 30% los robos con violencia, según datos facilitados por los Mossos d’Esquadra.
En lo que llevamos de año, la policía autonómica ha practicado un total de 1.529 detenciones –incluyendo también las de menores de edad- por delitos de robo con violencia e intimidación en dicha provincia, lo que supone un incremento del 80% respecto a los arrestos por este tipo de casos en el mismo periodo del año pasado, que acabó con 1.627 detenidos.
Lo que también han percibido las autoridades es un incremento de la violencia en los robos con fuerza, aunque han bajado las lesiones un 3,5%, y que varios intentos de hurto acaban finalmente en robo violento.
1.529 detenciones por robo con violencia
Los Mossos d’Esquadra ya han mostrado su preocupación por este aumento de homicidios y robos violentos en Barcelona y, aunque creen que los datos no son "alarmantes" ni "excepcionales", sí han confirmado que mantendrán una mayor presencia en las calles para mejorar la percepción de seguridad.
Continuará, según han informado, el refuerzo de la unidad antidisturbios en labores de seguridad ciudadana como se viene haciendo en las últimas semanas en lugares sensibles, como el Port Olímpic, la Mina o Ciutat Vella, donde se requiere intensificar el control del espacio público.
Además, a partir de septiembre, los Mossos incorporarán a 320 nuevos efectivos de la promoción que se licenció antes del verano.
También la Agrupación Reformista de Policías (ARP) ha hecho visible su preocupación y ha ido un paso más allá pidiendo a través de una carta al ministro del Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska, que acuerde con sindicatos policiales y grupos del Congreso una propuesta para garantizar la seguridad ciudadana, "desplegando, de ser necesario", a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado para colaborar con la Generalitat y los Ayuntamientos "hasta que puedan asumir con garantías la protección de cualquier ciudadano o turista".
Uno de los focos: la Ciudad Condal
Esta inquietud colectiva ha empezado a tener repercusión internacional. El pasado jueves, la embajada de EE.UU. en España alertaba en su página web de un aumento significativo de los delitos violentos en la ciudad de Barcelona este verano, concretamente en las zonas turísticas, y recomendaba a sus ciudadanos que estuviesen “atentos a su seguridad personal”.
Días antes, el teniente de alcaldía de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, Albert Batlle, apuntaba que existe una "crisis de seguridad" en la ciudad, donde han aumentado un 9% los hechos delictivos en el último semestre. Pero afirmó que, si bien hay una "percepción por parte de la ciudadanía de inseguridad", la situación no es “irreversible", y que "están tomando medidas para revertir la situación" y evitar que se cronifique.
Sin embargo, el Colegio de Criminólogos de Catalunya ha cuestionado este viernes la alerta por la inseguridad de la capital catalana y asegura que "no hay ninguna crisis de seguridad en Barcelona", aunque admite que la ciudad ha experimentado "un crecimiento notable de los hechos delictivos registrados".
El conseller de Interior de la Generalitat, Miquel Buch, negó el pasado jueves en una entrevista con Ser Catalunya que los problemas de seguridad en la Ciudad Condal puedan considerarse una "crisis" y señaló que ya “se está trabajando” para solucionarlos.
De hecho, Buch anunció que el próximo 5 de septiembre se celebrará la primera reunión para elaborar el Plan Estratégico Barcelona Segura.
Aumentará la presencia policial
Por su parte, la alcaldesa accidental y la tercera teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, Laia Bonet, ha admitido que es “innegable” que en Barcelona ha habido "un repunte de cierto delitos" y recalcó que ya están las herramientas puestas sobre la mesa para afrontar la situación.
No obstante, ha querido recordar que Barcelona sigue recibiendo turismo y siendo sede de proyectos internacionales, lo que, a su juicio, debería mostrar que la situación no está “descontrolada”.
Dentro de un discurso tranquilizador, Bonet comunicó la intención del nuevo gobierno municipal de convocar 1.000 plazas de Guardia Urbana y expresó su voluntad de negociar con los representantes de este cuerpo policial cambios futuros para que la mayoría de los agentes no esté de vacaciones en el periodo estival.
Serenos, patrullas vecinales y grupos de WhatsApp
Ese repetido compromiso por apaciguar la sensación de inseguridad entre la población se ha extendido a la propia ciudadanía, hasta el punto de que en diversas localidades barcelonesas han optado por iniciativas propias que aspiran a complementar el trabajo policial.
En Alella, un municipio de la comarca del Maresme, uno de los métodos que los vecinos y consistorios han puesto en marcha en los últimos meses son las salidas en grupo para evitar que se cometan delitos en las urbanizaciones. Los "vigilantes" salen cada noche equipados con móviles, linternas y chalecos reflectantes para hacer rondas nocturnas y avisar a la policía en cuanto ven alguna conducta sospechosa.
En otros municipios de la misma provincia, como el de Premià de Dalt, el Ayuntamiento ha optado por reactivar la figura del sereno, operada desde el pasado diciembre por una empresa de seguridad privada.
Esta iniciativa, copiada por otros municipios como el de Matadepera o Santa Coloma de Gramenet, ha logrado reducir hasta un 30% los robos en el interior de las viviendas de la localidad, según datos del consistorio.
Diferentes a estos son los métodos de “vigilancia” que han proliferado en la ciudad de Barcelona, donde funcionan, por ejemplo, grupos de WhatsApp y perfiles de Twitter como @BCNHelpers que se definen como plataformas colaborativas de seguridad ciudadana y se dedican a recoger incidentes ocurridos en la vía pública.
También son frecuentes los grupos de ciudadanos que alertan con un silbato de la presencia de carteristas en el Metro. Todo vale cuando se trata de aunar esfuerzos para conseguir que Barcelona se despoje de su ya conocida losa: la de ser para las estadísticas la ciudad más insegura de España.