La aparición de la camiseta de Gabriel fue el "punto de inflexión" para "priorizar" la investigación en Quezada
- Así lo han asegurado varios guardias civiles que participaron en la investigación del caso
- El tío de Gabriel sorprendió un día a Quezada en la finca y asegura que se puso "muy nerviosa"
El hallazgo de la camiseta del niño Gabriel en Las Negras por parte de Ana Julia Quezada, la autora confesa de la muerte del pequeño de 8 años, fue el "punto de inflexión" que hizo "priorizar" las investigaciones en ella, según han explicado varios guardia civiles y un agente de policía local que han comparecido este miércoles como testigos en la tercera jornada del juicio por el crimen del menor.
El jefe de la Policía Judicial de la Comandancia de Almería, el guardia civil responsable de la instrucción y el agente de la Benemérita que ejerció como secretario en el caso han explicado que a partir de la aparición de la camiseta empezaron a notar "contradicciones" y a producirse "acontecimientos sospechosos" que les hicieron centrarse en la acusada.
Los agentes han indicado que el caso se catalogó de "alto riesgo" y que desde el principio se abrieron varias líneas de investigación, entre las que estaba analizar el entorno familiar del menor, porque es lo "habitual" en casos como el de Gabriel, pero también se llevaron a cabo intervenciones telefónicas, consulta de antecedentes de carácter sexual y violento de personas de la zona, e incluso se investigó a un hombre que acosaba a la madre, pero se le descartó el día 1 de marzo.
La aparición de la camiseta "extrañamente en una zona que previamente se había batido" marcó el "punto de inflexión" en la investigación, han reconocido los testigos, aunque ya el día anterior, la madre de Gabriel les advirtió de que Ana Julia Quezada había puesto "muy mala cara" al saber que no se iba a subir la recompensa de 10.000 a 30.000 euros por expresa recomendación de la Guardia Civil.
Y no fue lo único que hizo que la madre también sospechara de Quezada, como le contó al secretario de la Guardia Civil, que era el agente que hacía de enlace entre la familia y los investigadores. "Decía que no le cuadraba lo de la camiseta, porque la acusada no vestía al niño", ha explicado.
Trató de dirigir la investigación hacia su expareja
Según los testigos, fue a partir del 2 de marzo, cuando notaron que Ana Julia Quezada trató de dirigir las investigaciones hacia su expareja Sergio, que declaró este martes.
Los guardias civiles han destacado que fuese ella la que propusiera justamente ir a buscar al niño en un lugar muy próximo a la vivienda de su expareja, donde se produjo el supuesto hallazgo de la camiseta del niño.
E incluso han relatado que ese mismo día 2 de marzo, la acusada llamó al secretario para comentarle que su exmarido "odiaba a los niños" y que tenía una furgoneta blanca, ya que los primeros testimonios de vecinos de Las Hortichuelas habían apuntado a que había un vehículo así el día de la desaparición de Gabriel.
Según los investigadores, Quezada conocía todos los detalles de la investigación porque "siempre asumía ella el protagonismo de las llamadas" que le hacían a Ángel, y que hablaba en "su representación", alegando que él "no estaba en condiciones".
Por eso, a juicio del instructor, ella se podía anticipar a las acciones de la Guardia Civil. E incluso, ha explicado que trataba de poner "la tirita antes de la herida", como cuando supo que iban a inspeccionar los coches de la familia, ella advirtió de que "iban a encontrar ADN del niño seguro, porque se había subido al coche".
Pero no fue lo único que les llamó la atención a los investigadores. Hasta en dos ocasiones la acusada perdió el móvil, algo que el instructor ha considerado que fue "a propósito".
El seguimiento a Quezada
Preguntados los guardias civiles por la fiscal sobre por qué no se registró la finca de Rodalquilar, donde estaba enterrado el niño, han argumentado que los familiares entraban y salían y no habían observado "nada raro", de que hubiera "rastros de sangre o de violencia", y sobre todo porque buscaban a un "niño vivo".
También el instructor ha subrayado que la acusada era vigilada desde entonces y vieron que acudía prácticamente a diario a la finca. En este sentido, ha considera que lo hacía para "verificar que ninguna alimaña lo había desenterrado". A su juicio, ese enterramiento era solo temporal porque el espacio era muy pequeño.
Sobre lo que pasó tras desenterrar al niño, este mismo guardia civil ha explicado que Quezada era seguida por cinco o seis coches de los investigadores, así como también telemáticamente, y además, se le había puesto un micrófono en el vehículo. Así pudieron escuchar cómo ella misma se decía: "Tranquila, Ana, no vas a ir a la cárcel" el día que llevó "erráticamente" el cuerpo del niño hasta en el maletero del coche hasta Vícar, donde fue finalmente detenida.
Preguntado por qué no se la detuvo en el momento que la vieron desenterrar al pequeño, el instructor ha precisado que querían comprobar si había terceras personas implicadas en el caso.
En cuanto a lo que le requisaron el día de la detención, el instructor ha asegurado que solo lleva algunas pastillas tipo relajante muscular en el bolso y que en el registro de la vivienda, localizaron ansiolíticos y una pequeña cantidad de cocaína.
El tío de Gabriel dice que Quezada se puso "muy nerviosa" al verle en la finca
Asimismo ha declarado Francisco Cruz, tío de Gabriel, quien ha relatado que al día siguiente de desaparecer el niño estuvo en la finca de Rodalquilar con su mujer y otras dos personas, pero que no vieron nada raro, aunque ha reconocido que le llamó la atención ver una pala, un hacha y un rastrillo "muy bien ordenados, puestos en línea".
Además, ha señalado que esas herramientas no eran suyas, aunque al mostrarle la pala, la ha reconocido como una pala que tenían en otro cortijo que, al ser vendido años antes, fue llevada a casa de su madre en Las Hortichuelas. También ha subrayado que le pareció raro que estuvieran allí esas herramientas, cuando su hermano "normalmente nunca" las tiene en la finca.
También ha asegurado que días después de desaparecer el niño, acudió a la finca con un grupo de personas, y se encontraron por sorpresa con Ana Julia Quezada allí, quien, al verles, se puso "muy nerviosa", hasta el punto de que insistió en que "quería marcharse", pero que no podía conducir, y tuvo que llevarla él en coche hasta la casa de la abuela de Gabriel en Las Hortichuelas.
Según Francisco Cruz, fue una sorpresa también para él encontrar a Quezada en la finca porque solo tenían llaves su hermano y él mismo.