Por qué y para qué se usan cada año 800.000 animales en laboratorios españoles
- El 75% son roedores, el 11% peces, otro 11% aves; un 3% conejos y un 1% perros o gatos
- También se utilizan monos (unos 450 cada año), en su mayoría pequeños macacos
El número de centros que ha reconocido y explicado abiertamente por qué y para qué utilizan animales vivos (unos 800.000 cada año) en sus experimentaciones e investigaciones ha crecido durante los últimos años. Son ya 140 los centros de investigación que se han adherido voluntariamente al Acuerdo de Transparencia sobre el uso de animales en experimentación científica en España, promovido en 2016 por la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE).
Los datos revelan que en España se utilizaron unos 800.000 animales en el año 2017, lo que supone un 13% menos que el año anterior y un 43% menos que en el año 2009.
El 75% de esos animales son roedores (sobre todo ratones); el 11% peces; otro 11% aves; un 3% conejos; y solo un "residual" 1% son animales como perros o gatos. También se utilizan monos (unos 450 cada año), en su mayoría pequeños macacos; en ningún caso grandes simios; y nunca, porque está prohibido en la Unión Europea, para la investigación cosmética.
Los datos los han dado a conocer hoy responsables de la COSCE y de la Asociación Europea de Investigación con Animales (EARA), que han presentado el informe anual sobre el Acuerdo de Transparencia sobre el uso de animales en la experimentación científica.
Reemplazar, reducir y refinar
Todos los científicos que han intervenido han subrayado los avances que se han registrado en España para cumplir las "tres erres": reemplazar (tratar siempre de encontrar métodos alternativos a los animales), reducir (rebajar el número de animales que se utilizan) y refinar (mejorar el trato que se da a esos animales).
La investigadora Margarita del Val, vocal de la COSCE y experta en innunología e infecciones virales, ha destacado la importancia de explicar lo que se hace, por qué se hace y para qué se hace, y ha constatado la necesidad de investigar en los animales cómo funcionan los órganos, como se deterioran y cómo se pueden recuperar.
Margarita del Val ha incidido en que el avance de la investigación sobre muchas enfermedades sólo es posible si se realizan experimentos con organismos vivos, y ha destacado la formación continua y la cualificación del personal que trabaja con este tipo de animales.
El científico Lluis Montoliu, experto en edición genética y enfermedades raras, ha recordado que España fue el segundo país europeo (después del Reino Unido) es promover un Acuerdo de Transparencia sobre el uso de animales y ha valorado que solo tres años después de entrar en vigor 140 centros ya se hayan adherido.
Sensibilildad en torno a este tema
Montoliu ha reconocido la sensibilidad social que existe en torno a este tema, y ha subrayado la importancia de que más de cien centros españoles reconozcan ese uso, informen abiertamente de ello y consideren "un privilegio" poder hacerlo para avanzar en la lucha contra muchas enfermedades.
El científico ha asegurado que muchas personas con planteamientos críticos hacia esta práctica se replantean sus argumentos tras conocer los animalarios y los objetivos de los proyectos de investigación en los que se utilizan animales.
En representación de la Asociación Europea de Investigación con Animales, Javier Guillén ha insistido en la necesidad de mejorar el uso de los animales en la investigación y ha valorado el creciente número de centros españoles que se han adherido al acuerdo.
Guillén ha constatado la preocupación generalizada por los científicos por este tema, y la importancia que dan a la necesidad de extender este tipo de acuerdos a otros países (como China) con los que pueden compartir proyectos de investigación pero en los que no existe una regulación tan estricta.
Nadie usa animales por gusto
Nadie usa animales por gusto; es la conclusión de los científicos que han intervenido en la presentación del informe, y han asegurado que la legislación europea y española es muy clara en ese sentido al prohibir su uso si existen alternativas, y en que, hoy por hoy, la utilización de animales en investigación permite mejorar la vida de las personas.