El cerco sanitario se estrecha sobre los cigarrillos electrónicos
- "El vapor que desprende tiene sustancias tóxicas para la salud", apunta la Sociedad Española de Neumología
- "No son menos tóxicas que las del cigarrillo normal, como se nos vende desde las empresas del sector", añade
El consumo de cigarrillos electrónicos se ha disparado en los últimos años, y con él la preocupación por los daños que este hábito puede ocasionar en la salud humana. Lo que irrumpió en el mercado como un sustitutivo benigno del tabaco, ahora está en el punto de mira sanitario debido a que cada vez son más las evidencias de sus efectos perjudiciales.
Es el caso de Estados Unidos, que ha iniciado una cruzada contra el vapeo, al que ha llegado a calificar de "epidemia", despues de que se hayan contabilizado en las últimas semanas siete muertes y cientos de afectados por enfermedades pulmonares en personas consumidoras de estos productos. Otro gigante mundial, India, acaba de prohibir la producción y la importación de cigarrillos electrónicos, con el objetivo de proteger la salud pública de los niños y los jóvenes adultos, tal y como ha afirmado el propio Gobierno del país.
En España, más de un centenar de vapeadores se manifestaron el pasado lunes frente al Ministerio de Sanidad, en Madrid, como respuesta a la campaña institucional lanzada el 4 de septiembre contra el tabaco, dirigida especialmente a los más jóvenes y centrada en las nuevas formas de consumo, bajo el lema "El tabaco mata y te ata en todas sus formas". Los manifestantes pidieron la dimisión de la ministra María Luisa Carcedo por la "campaña de desinformación" sobre los cigarrillos electrónicos, que a su entender "salvan vidas, ya que ayudan a abandonar el tabaco".
Incluso existe en nuestro país una Organización de Médicos en Apoyo del Vapeo y de los Cigarrillos Electrónicos (MOVE, por sus siglas en inglés), integrada por un pequeño grupo de profesionales, que pide trabajar con las autoridades sanitarias para fomentar el uso de vaporizadores en la lucha contra el tabaquismo, tal y como se está haciendo en países como el Reino Unido. Su principal argumento es que los cigarrillos electrónicos causan menos daño que el tabaco convencional, y que ayudan a dejarlo.
La realidad es que no hay ningún estudio científico que avale que el uso de cigarrillos electrónicos, vapeadores o pipas de agua ayude a abandonar el tabaco. "No existen evidencias sólidas hasta la fecha que apoyen que el uso de cigarrillos electrónicos sea una herramienta efectiva para dejar de fumar", sostiene la Asociación Española contra el Cáncer, que apunta a que el vapeo, en realidad, "se asocia a un consumo dual", y por lo tanto también puede convertirse en una puerta de acceso al tabaquismo para los más jóvenes.
"El único ensayo clínico aleatorizado muestra que la tasa de abandono mediante cigarrillo electrónico es baja y similar a la de los sustitutos de nicotina", aclara.
Con o sin nicotina
Otra razón esgrimida por los defensores del vapeo es que estos productos pueden consumirse sin nicotina. En este sentido, desde el ámbito sanitario recuerdan que es un error focalizar todos los efectos nocivos del tabaco en la nicotina. "La nicotina es una droga", afirma a RTVE.es el doctor Carlos Jiménez, presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), "es la droga que causa la adicción, que hace que el sujeto que vapea se haga adicto y siga vapeando, pero quien auténticamente mata son las otras sustancias que se inhalan con el vapor que produce el cigarrillo electrónico".
El último trabajo sobre sus efectos perjudiciales llega de Estados Unidos, y acaba de ser publicado en la revista JAMA Internal Medicine. Científicos de la Universidad Duke, en Carolina del Norte, han hallado un ingrediente, llamado pulegona, que se encuentra en los cigarrillos electrónicos que se venden con sabores de menta y mentol, y en los llamados "productos de tabaco sin humo" disponibles en el mercado norteamericano. Se trata de un carcinógeno que puede causar cáncer hepático, metaplasia pulmonar y otros neoplasmas.
Diversas enfermedades graves
"El cigarrillo electrónico tiene en el vapor que desprende sustancias tóxicas para la salud, sustancias que son capaces de producir enfermedades tan graves como bronquitis crónica y enfisema, infecciones respiratorias o cáncer de pulmón, además de poder producir adicción a la nicotina", sostiene Carlos Jiménez.
"Estas sustancias fundamentalmente son carbonilos, acetaldehído y formaldehído, que además son carcinógenas. También hay otras como partículas de cromo, de plomo o de níquel que igualmente son capaces de producir cáncer", prosigue el neumólogo. "Igualmente, se ha visto en estudios realizados que hay otras sustancias, radicales tóxicos del oxígeno, que además de facilitar la producción de bronquitis crónica y enfisema, posibilitan que los gérmenes penetren en el interior de las células respiratorias y se produzcan infecciones respiratorias".
El hecho de que los cigarrillos electrónicos y similares no requieran combustión, que es otra de las justificaciones esgrimida por sus defensores, no significa que no contengan sustancias potencialmente tóxicas, recuerdan desde la misma asociación. Por tanto, no hay evidencias concluyentes sobre la seguridad de su utilización, especialmente a largo plazo.
"De momento es pronto para determinar el grado de peligrosidad del cigarrillo electrónico con respecto al tradicional, pero lo que sí sabemos es que son sustancias tóxicas para la salud, que no son menos tóxicas que las del cigarrillo normal, como se nos intenta vender desde las empresas del sector", declara Carlos Jiménez. "El cigarrillo electrónico es un dispositivo con efectos deletéreos para la salud humana".
"La ley está fallando"
"El control sanitario de los cigarrillos electrónicos debería ser mucho más estricto. En este sentido, la ley está fallando", opina el presidente de SEPAR. "Es fundamental que se cambie primero para impedir las campañas publicitarias que se están haciendo sobre la utilización de estos dispositivos. Segundo, para regular estrictamente su consumo en lugares públicos y regular estrictamente su venta. Y tercero, para incrementar la fiscalidad que tienen este tipo de dispositivos, que es muy pequeña", concluye.