Saint Laurent le planta cara al puritanismo
- Anthony Vaccarello, su director creativo, defiende la libertad estética para la mujer
- Naomi Campbell ha cerrado el desfile que se ha celebrado junto a la Torre Eiffel
“Odio el puritanismo que lo juzga todo”, dice Anthony Vaccarello para defenderse de los ataques que recibe sobre sus diseños para la casa Saint Laurent: que si son demasiado cortos, que si son demasiados sexis, que si atentan contra la integridad –y la dignidad- de la mujer… “El problema del racismo, como el de la misoginia, es que está en el ojo del otro; al menos no en el mío”, alega. Otros, en cambio, ven en ellos armas que empoderan a la mujer.
Faldas y shorts muy cortos, chaquetas amplias con hombreras gigantes, vestidos que enseñan más piel de la que tapan y minivestidos con patrones esculturales que hacen del pecho el centro de atención. Una tendencia que también vimos en Londres en los desfiles de J.W. Anderson y Christopher Kane. "Es una forma de ver la ropa muy 'Rive Gauche', es una combinación de los códigos icónicos de la casa. Saint Laurent es tanto de actitud como de espectáculo". Dos conceptos básicos en la moda que ahora pasan por el filtro del belga.
Vaccarello propone además revisiones de prendas tan setenteras como los vestidos boho y las prendas de aire zíngaro que ahora vemos enriquecidos con bordados de lujo. Los tejidos con acabado brillante se imponen en una colección que va casi toda teñida de negro. Por eso destacan los estampados salvajes, las faldas en oro metalizado, las camisas blancas y sobre todo las prendas en denim. Curioso. Yves adoraba los pantalones vaqueros y siempre dijo que “los debería haber inventado él”.
Toda la colección hace un fiel retrato a la historia de la casa y a los éxitos de Saint Laurent. También homenaje a Loulou de la Falaise, musa inspiradora del maestro Yves. Por esto en esta propuesta no faltan ‘sus miradas’ a los vestidos de noche con blusa de cigaline, lanzados en 1968, y al smoking para mujer, lanzado en 1966.
Puestos a mirar atrás vemos que Naomi Campbell desfiló por primera vez para el maestro en 1988, y lo hizo con una chaueta de esmoquin. Tres décadas después cierra el desfile con la colección para el verano de 2020. Es eterna. Lo es el estilo Saint Laurent.
Junto a Naomi desfilaron modelos tan conocidas como Anja Rubik, musa y amiga de Vaccarello, y Kaia Gerber, hija de Cindy Crawford. Cindy se compartió la primera fila con Catherine Deneuve, Kate Moss, Charlotte Gaisbourg, Carlota Casiraghi, Rami Malek y Zoe Kravitz. Ellos son la nueva legión Saint Laurent. Gente que desprecia las etiquetas y los convencionalismos. Gente que, como la Deneuve, grita en contra del puritanismo.
Antes pudo verse la colección de Maria Grazia Chiuri para Dior. Una propuesta floja y repetitiva que no trasciende. El trabajo de la italiana no es relevante y sin el discurso feminista que tanta repercusión tuvo, resulta pobre. Ella, o sus jefes, son conscientes y ahora se suman al carro de la sostenibilidad con el eslogan ‘Planting for the future’. La colección conecta con la naturaleza y pone en valor la artesanía para crear piezas que se desligan del usar y tirar. Sobre la pasarela se instalaron 164 árboles que son "las estrellas silenciosas del espectáculo de esta temporada"., dice Chiuri. Cada uno lleva una etiqueta para saber su origen y dónde se va a plantar, porque todos forman parte de un proyecto de siembra de biodiversidad en París.
La propuesta es tranquila y huye del exceso y la sofisticación. Va tintada de tonos tierra y realizada con algodones y rafias que se bordan con motivos silvestres. Una colección con conciencia ECO. Necesaria porque la moda está en el punto de mira de todos por sus nocivos sistemas de producción que dañan el planeta. Este sector no puede estar ajeno a lo que provoca. La moda tiene el deber de sumarse al cambio. Y de liderarlo.
Hoy es el turno de Lanvin, Mugler, Maison Margiela, Dries Van Noten, Guy Laroche, Rochas, Lemaire y Courrèges. Una jornada espléndida para el espléndido calendario de París.