Donald Shuterland: "El mundo que dejo a mis nietos es un lugar donde no podrán vivir"
- El actor canadiense recibe el segundo Premio Donostia del Festival
“Si estás con alguien que está en coma habla con él, porque te escucha”. El consejo es de Donald Sutherland y habla con experiencia. Durante el rodaje en Yugoslavia de Los violentos de Kelly, sufrió una meningitis bacteriana que casi le deja tieso. “Podía escuchar a mi productor dictando un telegrama a mi mujer para que no viniera porque ya se encargarían de repatriar el cadáver”.
Casi 60 años de carrera dan para mucho y pocos trayectos tan heterodoxos como los del actor canadiense, que recibe este jueves el Premio Donostia a su trayectoria. Sutherland ha querido sacar jugo a la visita: llegó hace dos días con la compañía de su perro y ha visitado el Museo Chillida-Leku y el Guggeheim de Bilbao (“el museo de Frank Ghery”, lo llama, con cierta familiaridad con su arquitecto compatriota).
De arte versa también la película que aprovecha para presentar en San Sebastián, Una obra maestra, thriller dirigido por Giuseppe Capotondi, donde interpreta a un cotizado y misterioso artista. Pero hoy en San Sebastián todo el mundo recordaba Doce del patíbulo (1967), Johnny cogió su fusil (1971), Klute (1971), Novecento (1976), La invasión de los ultracuerpos (1978), o Gente corriente (1980).
Sutherland es uno de los grandes rostros de la explosión de cine de los 70. M.A.S.H. ,,de Robert Altman, fue una película fundamental del cambio de paradigma, pero su peculiar físico y personalidad también fue rescatado por maestros que venían de más atrás, como el Casanova que hizo para Fellini en 1976.
Apoyado en un elegante bastón, a sus 84 años Sutherland ha recordado sus inicios, cuando decidió dedicarse a la interpretación en un entorno familiar sin ninguna vocación artística, y la evolución del negocio del cine.
“Cuando empecé a interpretar, no quería ser más que ser un actor de teatro. Y lo hice durante ochos años hasta que me dieron trabajo en la televisión en 1962. Y cuando di el salto al cine me lo pasé maravillosamente. Ahora es diferente, no estoy adaptado a la situación y probablemente nunca más lo estaré”.
Aunque la rueda de prensa previa a la entrega del Donostia tenía la consigna de no realizar preguntas no relacionadas con su oficio, el actor ha terminado por entrar a una de ellas y clamar por la lucha contra el cambio climático.
“Deberíamos hablar de eso: ya no se te pegan insectos en el parabrisas, hemos perdido 2,5 millones de pájaros, y estamos perdiendo a las abejas”, ha dicho el actor. “tengo hijos y nietos. Y el mundo que les he dejado es un mundo donde no podrán vivir”.
Y descarta cualquier sugerencia de retirada. “No tengo tanto dinero como para jubilarme. Mi vida es el trabajo y el trabajo de un actor es buscar el siguiente trabajo. Los personajes que he interpretado me han dado mucho disfrute, libertad y vivir vidas que nunca me he atrevido a vivir”.