Dries Van Noten y Christian Lacroix, un sueño para la moda
- Los diseñadores presentan una colección que han hecho en secreto durante cinco meses
- "Todos los caminos conducen al trabajo y al universo del señor Lacroix", dice el belga.
“Es el sueño de la moda”, dice la revista Vogue mientras todavía resuena en París la ovación que ayer se llevaron Dries Van Noten y Christian Lacroix tras presentar su colección en l´Opéra Bastille. Un trabajo cocinado en secreto durante cinco meses que no se ha aireado y promocionado en redes sociales. Un trabajo en el que se convergen la austeridad rebelde del belga con la opulencia barroca del francés.
“Es como si el minimalismo se encontrase con el maximalismo”, dice Lacroix sobre una propuesta que “celebra la alegría y el placer por vestirse y gustar”, añade Dries Van Noten.
Hablamos de dos genios. Dos maestros de la costura que transitaban por sendas paralelas sin saber que tenían mucho en común. “Trabajando me he dado cuenta de que todos los caminos llevan al trabajo y el universo del señor Christian Lacroix”, revela el belga, alejado de las pasarelas desde que 2009, año en el que dejó la alta costura.
Lacroix es uno de los creadores más influyentes. Dueño de un universo propio en el que conviven las mujeres de Arlés, la vestimenta de la tauromaquia y el barroco religioso. Suyo era el traje de luces que Antonio Borrero, 'Chamaco'. Van Noten es otro de los dioses de la moda que tiene su propio reino estético en el que navegan las vanguardias de disfintas disciplinas artísticas. Su moda es conceptual, elegante e intelectual pero simepre fácil de llevar. Ahí radica su éxito.
Ese ‘sueño’ al que se refiere Vogue se ha hecho realidad sobre la pasarela. La colección toma referencias de la película Barry Lyndon, de Stanley Kubrick, que está ambientada en la Irlanda del siglo XVIII y ganó un Oscar al mejor vestuario. El armario de su protagonista, Nora Brady, se reinterpreta ahora en una colección barroca, con intensos estampados de flores de vivos colores que destacan sobre ricos jacquares de seda. Las plumas que el utiliza el personaje en la cinta de Kubrick se trasladan ahora a la primavera de 2020 en prendas y tocados. Por ejemplo en el traje de novia compuesto por pantalones vaqueros, camiseta de tirantes y sobrevestido transparente, todo en blanco.
Juntos han logrado salirse de sus zonas de confort. La teatralidad del francés y el estilo urbano -y tímidamente deportivo- del belga han intercambiado sus códigos. La intensidad estética propia de Lacroix se mide con la contención de las siluetas de Van Noten en un pulso de estilos que se traduce en un suculento equilibrio de elegancia intelectual. Algo que conecta con el objetivo de los diseñadores.
Llaman la atención las osadas mezclas de tejido. A veces contrastados en un look y otras en una misma prenda.Esta colección, dicen, “invita a evadirse de la actualidad política, económica y social tan sombrías para abrazar un espíritu más radical, optimista, inclusivo y extravagante”.
Dice Dries Van Noten que la moda es el camino para ser tú mismo. Por eso el abanico de estilos y tendencias abarca muchos universos estéticos. En uno de ellos encontramos a Christian Lemaire que trabaja codo con codo con Sarah Linh conectando el minimalismo noventero con otras corrientes artísticas. Su colección tiene un importante ejercicio de contención, tanto en las formas como en el color. Los estampados brillan por su ausencia y la paleta cromática se reduce a los tonos no-color que dejan todo el protagonismo al patrón.
Las prendas desprenden un aire relajado, lo que llama estilo soft, y juegan a envolver o ceñirse al cuerpo, a veces con fajines o cinturones kimono. Siempre en total look, ya que tampoco se dan combinaciones de color.
Se tiende a las texturas mate pero en su propuesta vemos tejidos de acabados brillantes. Y en su minimalismo relajado, y curiosamente más sensual que nunca, destaca el gusto por maximizar detalles: solapas, bolsillos, botones.
Un trabajo fascinante que trastoca los códigos de género remarcando el poder de cada prenda, apostando por la funcionalidad y despreciando el ornamento y el boato. Evitando que la moda sea un elemento invasivo para las personas.