Pompeo se opone a la declaración de funcionarios en el 'Ucraniagate' y los demócratas le acusan de obstrucción
- El secretario de Estado envía una dura carta a los comités de la Cámara de Representantes
- Varios funcionarios de su departamento han sido llamados a declarar
El enfrentamiento entre la Casa Blanca y el Partido Demócrata por las revelaciones sobre las conversaciones del presidente, Donald Trump, con su homólogo ucraniano (lo que algunos medios han dado en llamar el 'Ucraniagate') ha subido este martes otro peldaño.
El secretario de Estado, Mike Pompeo, se ha negado a que los funcionarios de su departamento citados acudan al Legislativo para declarar sobre la relación con Ucrania. Pompeo ha acusado a los demócratas de querer "intimidar" a los funcionarios.
"Permítanme ser claro: no toleraré tales tácticas - ha escrito Pompeo en una dura carta enviada al comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes - y utilizaré todos los medios a mi disposición para prevenir y exponer cualquier intento de intimidar a los profesionales dedicados a los que me enorgullece dirigir y servir en el Departamento de Estado".
Pompeo, quien se encuentra de viaje en Italia, insiste en su carta en que esas peticiones del Congreso son "un intento de intimidar y tratar de manera inadecuada a los distinguidos profesionales del Departamento de Estado".
Los demócratas acusan a Pompeo de "obstrucción"
El Congreso investiga la conversación telefónica de Trump con su homólogo ucraniano, Vladímir Zelenski, en la que le pidió investigar al exvicepresidente Joe Biden, ahora aspirante a las candidatura presidencial demócrata en 2020, y a su hijo por presunta corrupción en ese país del este de Europa. Los demócratas han iniciado el proceso que puede acabar con un juicio político (impeachment) a Trump.
Tras recibir la carta de Pompeo, los líderes de los tres comités de la Cámara de Representantes interesados (Inteligencia, Relaciones Exteriores y Supervisión) han acusado a su vez al Secretario de Estado de intimidar a los testigos para protegerse a sí mismo y a Trump, y le han advertido que su negativa es "ilegal" y podría constituir "una pruebas de obstrucción en el proceso de juicio político".
Los legisladores tenían previsto esta semana tomar declaraciones de Marie Yovanovitch, quien fuera embajadora de EE.UU. en Ucrania, y Kurt Volker, que dimitió el pasado viernes como enviado especial del Departamento de Estado para ese país, y otros tres funcionarios.
Este lunes salieron a la luz supuestas presiones de Trump a Australia e Italia, en este caso para desacreditar al fiscal especial, Robert Mueller, que dirigió la investigación sobre la llamada "trama rusa" para influir en las elecciones de 2016.
La Cámara de Representantes necesita una mayoría simple de 218 legisladores para enviar los cargos de acusación al Senado. Los demócratas ocupan 235 escaños los 435 de esa cámara. Por su parte, el Senado, controlado por mayoría republicana, deberá contar con el respaldo de dos tercios de la cámara (67 senadores) para destituir al presidente, algo que parece poco probable.
En la historia de EEUU, solo tres presidentes han anfrontado hasta ahora procesos de destitución: Andrew Johnson (1865-1869) y Bill Clinton (1993-2001), que fueron absueltos; y Richard Nixon (1964-1974), quien dimitió antes de que se produjera su juicio político.