1525: Pavia', los Tercios y arcabuceros españoles que cambiaron la historia de Europa
- Rafal Jiménez y José Antonio Sollero narran esa decisiva batalla en viñetas
- La victoria de las fuerzas de Carlos V sobre el ejército de Francisco I
El 24 de febrero de 1525 culminóuna batalla que cambiaría el futuro de Europa, las fuerzas hispanogermanas de Carlos V se enfrentaron a las francesas de Francisco I, en la ciudad italiana de Pavía. Una contienda que sería el comienzo de la leyenda de los Tercios españoles. Lo narran Rafael Jiménez y José Antonio Sollero en 1525: Pavía, un nuevo título de la colección de cómic histórico de Cascaborra Ediciones.
El guionista Rafael Jiménez nos pone en antecedentes: “Esta batalla se enmarca en las Guerras de Italia donde Francisco I, al mando de un gran ejército, invade la península itálica con el objetivo de hacerse con el ducado de Milán. Las primeras batallas como la de Bicoca no fueron muy favorables al de la casa Valois. El 25 de octubre de 1524, bajo el mando del propio Rey, el ejército francés, cruzó los Alpes y conquistó todo ese territorio”.
“El ejército imperial hispano-germano –continúa-se refugió tras los muros de Pavía bajo el mando de Antonio de Leyva y comenzó un sitio que duró meses. Antonio de Leyva soldado experimentado fue capaz de mantener la plaza pero el tiempo se acababa y así fue como el emperador Carlos I envió un ejército en auxilio de la ciudad. Estos rodearon a los sitiadores. Está situación de sitiadores sitiados se prolongó durante meses hasta que acuciados por el hambre y la falta de recursos las fuerzas del emperador Carlos I decidieron actuar. En un principio la Batalla estaba planeada como un golpe de mano para atrapar al rey en su campamento pero al final se convirtió en una gran batalla donde la infantería y sus arcabuces superaron a la caballería pesada de Francisco I el cual fue hecho prisionero y conducido a Madrid”
El dibujante José Antonio Sollero destaca la estrategia del ejército hispano alemán: “Poniendo en práctica las tácticas de encamisadas, incursiones en el territorio enemigo durante la noche, las tropas imperiales, comandadas entre otros por D. Fernando de Avalos, marqués de Pescara, tomarán por sorpresa a las tropas francesas. Avisado el rey Francisco I lanzará sus tropas al ataque. A aunque en primer momento, cobrará ventaja por el estratégico uso de su artillería, cuando cree que las tropas imperiales han sido derrotadas, decidirá dar el último golpe con una carga de sus poderosa gendarmería. Momento que aprovechará el marqués de Pescara para reorganizar a la infantería española, en concreto arcabuceros y escopeteros, para flanquear a la caballería de Valois, sorprenderlos y finalmente conseguir la victoria y la derrota y captura del rey francés”.
Uno de los primeros grandes desafíos de Carlos V
José Antonio Sollero asegura que “Este episodio fue uno de los primeros grandes desafíos de Carlos V, que acababa de ser nombrado emperador del Sacro Imperio, arrebatándole a Francisco I este título. Aunque, prácticamente desde que es nombrado rey de Castilla y Aragón tiene que hacer frente, primero a las reticencias a su nombramiento como rey, en el momento de su entronización ni ha pisado territorio español ni sabe castellano, y en segundo lugar a las revueltas de las Comunidades en Castilla y de las Germanías en el reino de Aragón. Ciudades que se rebelan contra el nuevo rey, sus subidas de impuestos y políticas comerciales. Rebeliones ambas que logra sofocar militarmente”.
"En mi opinión -continúa- es un suceso importante, al derrotar a su principal rival, Carlos V, despejará el camino para la hegemonía hispánica posterior, aunque no cambiará en gran medida la configuración de la Europa renacentista. El rey Valois no tardará en romper el tratado de paz firmado en Madrid en febrero del año 1526, llegando incluso a forjar una alianza con el imperio otomano contra el imperio".
“Quizás –añade Rafael- lo que nos dejó esta batalla a mi entender fue una nueva forma de hacer la guerra. Hasta ese momento las cargas de caballería pesada habían decidido las batallas en una forma muy rudimentaria de hacer la guerra. Esta batalla fue el germen para la creación de los tercios. Unos tercios que serían las bases para la hegemonía española en Europa".
Los protagonistas
En cuanto a los protagonistas de este episodio histórico, Rafael asegura que: “El personaje que más destacaría sería Antonio de Leyva un veterano soldado ya entrado en años y enfermo que no cejó en ningún momento en el empeño de defender la ciudad y que llegado el momento tomó su espada al frente de su tropa. Luego el Marqués de Pescara, un hábil estratega que es capaz de cambiar en momentos su estrategia adaptándola como un general moderno siempre en su beneficio y que llevó a la victoria a las topas imperiales. Y por último Francisco I un rey cuya estrategia en batalla se cimentaba en conceptos medievales. Y que por culpa de esta concepción perdió la batalla cuando lo tenía todo a su favor”.
“Yo remarcaría –añade José Antonio- la figura del Marqués de Pescara, hábil estratega, y de Francisco I. No era habitual que un rey participara en una batalla ya que tenía sus mandos de campo, y cuando participaban solían permanecer en retaguardia, para estar protegidos y no caer presos. Supone un gran error, sí, pero no creo que un error que marque la historía. El mayor error en la batalla es lanzar a la caballería contra tropas que aún se podían defender, y en este caso con armas de fuego. Este hecho hace que las tropas imperiales puedan contraatacar a los franceses, y al estar estos inmersos en una batalla cuerpo a cuerpo, su artillería que tantos estragos estaba causando en las filas imperiales queda anulada para no causar bajas en el bando francés, quedando inutilizada”.
Pero... ¿Por qué el rey Francisco I participó personalmente en la contienda?. “Como ya he dicho antes –asegura Rafael- Francisco I tenía una concepción caballeresca de la Guerra. Donde el honor y la gloría se conquistaba al galope de su caballo y con el brillo de su armadura. Por lo que decidió ir al frente de sus tropas en una campaña que esperaba fácil. Este error de acompañar a su ejército hizo que durante un tiempo estuviera preso en Madrid. Y que aceptara unas condiciones muy duras en el tratado que firmó y que le permitió regresar a casa. Tratado que inmediatamente rompió. Lo peor para Francia quizás no fue la captura de su rey sino que lo más granado de la nobleza francesa murió aquel día en la Batalla de Pavía”.
Con las armas de fuego un campesino podía matar a un soldado
Como nos comentaban, las armas de fuego fueron fundamentales en la victoria española. “La aparición de las armas de fuego portátiles como la escopeta o el arcabuz fue fundamental para la victoria de las tropas de Carlos I –nos cuenta Rafael-. Ya que permitió hacer frente a la temida caballería pesada francesa. Aunque respecto al ejército francés decir que ellos también tuvieron en sus manos la victoria. La artillería pesada francesa era muy superior a la imperial y durante una parte de la batalla tenía a tiro a las fuerzas imperiales batiéndolas con su fuego. Pero entonces el rey Francisco I quiso acabar con los españoles como antiguamente con una gloriosa carga de caballería esto hizo que los cañones franceses dejaran de disparar. Los españoles frenaron la carga con sus arcabuces y las picas”.
“La aparición de las armas de fuego portátiles supone la aparición de una nueva forma de hacer la guerra –añade José Antonio-. Mientras un hombre de armas para convertirse en una “máquina de matar” llevaba toda su vida ejercitándose en las artes marciales, esgrima y equitación. La escopeta y el arcabuz hace que un campesino cualquiera, con unas leves nociones, pueda derrotar fácilmente a este soldado de élite sin apenas despeinarse”.
José Antonio confiesa que trabajar en este cómic le ha descubierto muchas cosas: “Lo que más me sorprendió fue en primer lugar la batalla en sí, de la que desconocía su existencia. En segundo lugar las tácticas militares empleadas, algo que nos parece tan moderno como las infiltraciones, en esta época ya las hacen como encamisadas. En tercer lugar las ropas tan coloridas y vistosas, así como las artes marciales empleadas. Destacaría la gran variedad de armas que se empleaban en la época, en especial las armas de asta, picas, alabardas, lanzas… a partir de esta época muchas de estas armas comenzarán a entrar en desuso en sustitución de armas de fuego principalmente”.
Un cómic muy complicado de dibujar
Al igual que en el cine, en el cómic el género histórico también es el más complicado, ya que exige una gran documentación. Para empezar, José Antonio Sollero nos comenta cómo ha retratado a algunos de los protagonistas: “Carlos de Austria, apenas aparece en el cómic, a excepción de la última viñeta. Para reflejarlo además me he basado en retratos y pinturas de la época, especialmente en el cuadro de Tiziano de Carlos V con un perro, un tanto meditativo, cómodo en su corte en el desaparecido Alcázar de los Austria de Madrid. Una persona poco dada a los discursos en público, debido a sus problemas de dicción a causa de su prognatismo”.
“Por su parte –continúa-, Francisco I, al estar inmerso en la batalla, aparece como un personaje más altivo, impulsivo y promiscuo, como buen rey, no obstante murió de sífilis contagiado por una de sus amantes como venganza de su marido”.
“Lo más complicado de dibujar han sido los ambientes –confiesa-, es un cómic que, en gran parte, se desarrolla en el exterior y de noche. Para no entrar en una sucesión de viñetas, sin apenas variedad de fondos y ambientes, he tenido que trabajar la vegetación, los campos e incluso la fauna, ya que la batalla final se desarrolla en un parque de caza. Las batallas han sido un poco complicadas, especialmente al ser en su mayoría melés de picas contra picas, y tampoco ha sido fácil reflejar la violencia de los enfrentamientos, la llamada “mala guerra” y el uso que daban a las armas en según qué circunstancias”.
“Igualmente –añade-, el tener que dibujar enormes cargas de caballaría, ya sean jinetes ligeros o gendarmes, no ha sido fácil, teniendo en cuenta que no existía uniformidad en la época, que cada soldado vestía como podía, y he querido caracterizar lo mejor posible tanto a personajes principales como a secundarios. Para ello tanto los ejércitos, lansquenetes, suizo y alemanes, castellanos, franceses e italianos, usan armas propias de su nación, armaduras, según el rango, de mayor o menor calidad, o las ropas, que aunque la mayoría vestían a la moda italiana, los castellanos aún tienen un punto arcaico que nos recuerda a las Guerra de Granada”.
Una exhaustiva documentación
En cuanto a la documentación: “Ha sido complicadísima –confiesa José Antonio- pero para eso he contado la ayuda del historiador y asesor David Nievas, quién asesora habitualmente a Ferrer Dalmau en sus pinturas, que ha sido mi cicerón en la época. El hecho de utilizar fuentes primarias, es decir documentos, cuadros y tratados de la época ha sido una labor ardua, usando algunas referencias actuales, especialmente de grupos de recreación renacentistas italianos, para tener una visión lo más realista y cercana posible a los hechos acontecidos”.
“Absolutamente nada de lo que aparece dibujado en el tebeo es inventado –añade-, todo está documentado y basado en objetos de la época conservados hasta la actualidad o porque salgan pintados o dibujados en alguna obra de arte de principios de 1500. Por lo tanto no he usado referencias ni de películas ni de cómics, todo está documentado en base a la época. Influencias si he tenido, pero sobre todo a la hora de adoptar soluciones narrativas, es el primer cómic que realizo de este tipo, casi siempre he dibujado otro tipo de aventuras, y he tenido que cambiar un poco el chip. Para ello si he estudiado o copiado soluciones que adopta Calderón, por ejemplo en planos donde aparecen ejércitos cargando, de Theo Canecchi o de Carlos Pacheco, especialmente para reflejar grandes espacios abiertos”.
En cuanto a la importancia del color en la historia, José Antonio nos cuenta que: “Aunque siempre dibujo pensando en que el cómic se debe entender en b/n, como si yo dejara la página terminada, el color tiene un papel fundamental y más en este cómic si cabe. En primer lugar para crear la ambientación, como he dicho, muchas páginas suceden de noche, en pleno invierno en el norte de Italia, esa sensación de frío esas iluminaciones solo se consiguen con el color”.
“También es importante –añade-, porque era una época muy colorida en el vestir, especialmente en los lansquenetes alemanes, que usan prendas de colores super vivos, rojos, verdes, amarillos. Muy al contrario de lo que la mayoría de la gente piensa, que debían ir en tonos pardos o grises, y sin el color eso sería imposible de reflejar”.
“Hacer un tebeo es un trabajo de equipo, y el colorista es parte fundamental de este –comenta-. Al fin y al cabo es casi el último paso en la edición de la historieta, y si no está bien trabajado y ejecutado puede arruinar el trabajo de los otros. Los coloristas de este tebeo, Ana, Antonio, Carolina, Leticia y María han hecho un trabajo maravilloso y no era fácil, primero que encajaran sus estilos de color, y segundo trabajar con paletas de colores tan amplias y que todo quede tan orgánico, tan bien rematado”.
“No hay que olvidar el trabajo del rotulista, JOS, un trabajo “invisible” si está bien realizado, pero que puede arruinar una obra y destrozar el trabajo de todo el equipo. Ha hecho un trabajo muy bueno, y no era fácil, con el poco espacio que suelo dejar en las viñetas” –concluye José Antonio-.
Sus proyectos
Tras un proyecto de esta envergadura, Rafael Jiménez nos comenta en lo que está trabajando: “Destacar próximas colaboraciones con Cascaborras como una adaptación de la obra de Chave Nogales A sangre y fuego un cómic sobre Clara Campoamor. Y ya fuera de la editorial Cascaborra terminar al empresa en la que llevo embarcado los últimos cinco años. Dar fin al Universo 36. Una colección en la que aunamos los géneros histórico y bélico con el de superhéroes. Una forma diferente de contar la Guerra Civil y de la que llevamos más de 1000 páginas editadas y que cuando se termine se tendrá la visión más amplia de la Guerra Civil vista desde el cómic”.
En cuanto a José Antonio Sollero: “Ahora mismo estoy trabajando en la adaptación de los relatos de Manuel Chaves Nogales, junto a Rafa, a novela gráfica para la editorial Cascaborra, y después, entre otras cosas, tengo pendiente preparar la continuación y finalización del arco principal del universo 36, sobre la batalla del Ebro y el final de la guerra”.