La UE y el Gobierno británico cierran un acuerdo para el 'Brexit' a falta de su ratificación en el Parlamento
- "Es un acuerdo justo y equilibrado", ha asegurado el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker
- El primer ministro británico, Boris Johnson, pide al Parlamento de Westminster que lo apruebe este sábado
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La Unión Europea y el Gobierno de Reino Unido que encabeza Boris Johnson han cerrado un acuerdo para llevar a cabo un Brexit, justo a tiempo para que los líderes europeos lo sancionaran este jueves en la cumbre que celebran en Bruselas, si bien su entrada en vigor todavía depende de que el Parlamento de Westminster lo apruebe en una sesión extraordinaria el próximo sábado, sin que por ahora esté garantizado que exista una mayoría suficiente entre los diputados británicos.
El acuerdo, logrado tras varias jornadas de maratonianas negociaciones entre los equipos técnicos de ambas partes, ha sido anunciado por el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, y el primer ministro británico, Boris Johnson, primero a través de las redes sociales y luego con una breve comparecencia conjunta en Bruselas. "Es un acuerdo justo y equilibrado para la UE y el Reino Unido y es el testimonio de nuestro compromiso por hallar soluciones", destacaba Juncker en su mensaje, acompañado de una carta en la que señalaba que se ha pactado una solución para desencallar el problema de la frontera irlandesa y se ha revisado la declaración política que acompañará al texto legal.
"Tenemos un gran acuerdo nuevo que nos devuelve el control", ha asegurado, por su parte, Boris Johnson a través de Twitter, al tiempo que instaba a la Cámara de los Comunes a dar luz verde al pacto: "Ahora el Parlamento debería facilitar el Brexit el sábado para que podamos centrarnos en otras prioridades". Luego, en su comparecencia con Juncker, ha calificado el nuevo texto como un "acuerdo justo y razonable" que abre la puerta a un "Brexit real" y ha prometido que los británicos "estamos deseando trabajar con vosotros para construir una alianza".
Johnson, sin embargo, no cuenta con mayoría en Westminster y, sobre todo, está por ver si recibirá el apoyo de los unionistas norirlandeses, cuyos diez diputados son claves y que ya han manifestado que no pueden aceptar este pacto: "El Partido Democrático Unionista no podrá apoyar estas propuestas en el Parlamento", ha ratificado en un comunicado, en el que argumenta que Irlanda del Norte quedará sometida a normas comunitarias que no regirán en el resto de Reino Unido.
De la misma forma, el líder de la oposición laborista, Jeremy Corbyn, ha asegurado que Johnson ha obtenido un acuerdo "aún peor que el de Theresa May", que fue rechazado hasta en tres ocasiones por los comunes, y ha señalado que no lo respaldará. Y el líder del Partido del Brexit, Nigel Farage, que fue el gran impulsor del no a la Unión Europea en el referéndum de 2016, ha llamado también a rechazar el acuerdo.
Cesiones europeas para la frontera en Irlanda
Del lado europeo, sin embargo, la ratificación ha sido más sencilla: los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete han dado luz verde al acuerdo al poco de comenzar el Consejo Europeo. Todo ello a pesar de que Bruselas, que reiteró que no modificaría el acuerdo inicial, ha acabado por acceder a eliminar la controvertida salvaguarda para la frontera irlandesa, el escollo que hizo descarrilar el pacto alcanzado con Theresa May, y que ha sido sustituida por un arreglo aduanero excepcional con el fin de evitar que haya una frontera dura entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte, lo que reavivaría la violencia dos décadas después de los Acuerdos de Viernes Santo.
Ese arreglo contempla que Irlanda del Norte salga de la unión aduanera europea y forme parte de la de Reino Unido, aunque permanecerá alineada con las normas comunitarias en el comercio de bienes, de forma que la entrada de mercancías se controlará en los puntos de entrada a la provincia autónoma, ya sea en los puertos del mar de Irlanda o en los aeropuertos, y no en la frontera con la República de Irlanda.
Esos controles estarán a cargo de las autoridades británicas, ha confirmado Barnier, de forma que la Unión Europea cedería a un país tercero el control de uno de los accesos a su mercado único. "Es una medida excepcional, para una situación excepcional", ha recalcado el negociador europeo, quien ha admitido que "existe la posibilidad que haya bienes que lleguen a Gran Bretaña o Irlanda del Norte de países terceros y que no se queden en el territorio aduanero de Reino Unido, sino que pasen al mercado común", aunque ha asegurado que se arbitrarán mecanismos para mitigar ese riesgo.
Ese sistema, además, estará sometido a la ratificación del Parlamento de Irlanda del Norte: "Cuatro años después de la entrada en vigor del protocolo, los representantes electos de Irlanda del Norte tendrán la capacidad de decidir por mayoría simple si continúan aplicando las normas relevantes de la UE en Irlanda del Norte o no", ha señalado Barnier, quien ha defendido que exista una "verificación democrática y regular" del arreglo aduanero.
Un acuerdo de libre comercio
El Gobierno británico, en cualquier caso, también se ha visto obligado a realizar concesiones, puesto que mantener alineada a Irlanda del Norte, una de las naciones constitutivas de Reino Unido, con las normas comunitarias representa una cesión de soberanía que, en cierta manera, separa la región del resto del país; por ejemplo, Barnier ha señalado que habrá un mecanismo "coherente" de compensación del IVA para evitar diferencias signifcativas de precios a uno y otro lado de la frontera irlandesa.
Ese aspecto es el que espanta a los unionistas norirlandeses, que lo perciben como un posible primer paso a una reunificación con el resto de Irlanda si lo que se concibe como un arreglo extraordinario se consolida. De ahí que Boris Johnson haya subrayado que todo el territorio británico saldrá del mercado común: "Vamos a salir de la unión aduanera de la UE como un todo Reino Unido y poder firmar acuerdos comerciales en todo el mundo", ha defendido a través de Twitter, antes de añadir: "La gente de Irlanda del Norte estará a cargo de las leyes con las que viven y -al contrario que con el backstop- tendrá el derecho a acabar con el arreglo especial si así lo deciden".
Al margen de la frontera irlandesa, el nuevo acuerdo modifica la declaración política que acompañaría al texto legal y que explicita, según ha avanzado Barnier, que ambas partes se comprometen a negociar un acuerdo de libre comercio -"Cualquier otra opción, como la de un territorio aduanero común, se ha descartado", ha indicado- desde el momento en que se produzca el Brexit y comience el período de transición, que arrancaría el 1 de noviembre de este año y se extendería hasta el 31 diciembre de 2020, aunque podría prolongarse hasta dos años si es necesario.
Por lo demás, Michel Barnier, quien ha reiterado que es un pacto "justo y razonable", ha dejado claro que el resto del acuerdo es el mismo que se alcanzó con Theresa May en noviembre del año pasado, de forma que se respetarán los derechos de los ciudadanos comunitarios que viven en Reino Unido y de los británicos asentados en países comunitarios. "La incertidumbre para estos ciudadanos ha durado demasiado”; ha recalcado el negociador europeo, "este texto permite aportar seguridad jurídica, certidumbre".
De la misma forma, Reino Unido respetará, siempre que el acuerdo sea ratificado, los compromisos financieros alcanzados, a saber, que seguirá contribuyendo al presupuesto europeo durante el período transitorio pese a que perderá su presencia en las instituciones europeas y que abonará la factura de salida, acordada en unos 50.000 millones de euros. Siempre, claro está, que el acuerdo sea ratificado por ambas partes y Reino Unido salga de la Unión Europea el 31 de octubre.