La justicia deja abierta la causa sobre si Johnson pidió la prórroga del 'Brexit' hasta comprobar que la acepta
- Una ley le obligaba a pedir la extensión si no había acuerdo, pero Boris Johnson la solicitó en una carta sin firmar
- El Tribunal de Sesiones de Edimburgo aplaza sine die su decisión hasta ver si la UE y el primer ministro la aceptan
La justicia británica aún no tiene claro si Boris Johnson cumplió efectivamente la ley el pasado sábado al solicitar una prórroga del Brexit y ha decidido, por el momento, mantener abierta la causa hasta comprobar que la Unión Europea concede la extensión y si el primer ministro, que pidió el aplazamiento en una carta sin firmar y la acompañó de otra en la que exponía los perjuicios que causaría, acepta finalmente retrasar la salida de Reino Unido del bloque comunitario.
Así lo ha anunciado, tras una breve vista, el Tribunal de Sesiones de Edimburgo, que debía evaluar este lunes si el primer ministro había respetado la ley Benn, una enmienda aprobada por el Parlamento que el obligaba a solicitar a Bruselas una nueva prórroga, la tercera, de la fecha para el Brexit si no había un acuerdo para salir de forma ordenada.
Johnson, que ha llegado a decir que preferiría estar "muerto en una zanja" antes que volver a retrasar el Brexit, logró llegar a un nuevo acuerdo con los Veintisiete la semana pasada, pero el Parlamento, reunido el pasado sábado en sesión extraordinaria, antes de ratificarlo dio luz verde a una enmienda que obliga a aprobar toda la legislación relativa a la salida antes del propio acuerdo, lo que forzó al Ejecutivo a pedir la prórroga si no quería incumplir la ley.
Johnson, sin embargo, intentó hacerlo sin traicionar su promesa de que el Brexit será efectivo el 31 de octubre pase lo que pase, de forma que envió tres cartas distintas: una técnica y sin firmar, en la que pide la extensión en nombre del Parlamento, una segunda firma por el embajador británico ante Bruselas en la que notifica esa solicitud y una tercera, esta si firma por él mismo, en la que señala que "otra prórroga dañaría los intereses de Reino Unido y nuestros socios europeos".
El tribunal quiere esperar a ver si se concreta
Esa deliberada ambigüedad de Johnson no ha convencido al tribunal escocés, que considera que, aunque parece que el Gobierno ha cumplido con su obligación de mandar la misiva, no puede determinar si ha actuado de acuerdo a la legalidad hasta que la Unión Europea diga si acepta la prórroga y se vea cuál es la respuesta de Boris Johnson.
De esta forma, los tres jueces han acordado continuar con el procedimiento, en contra de la petición del abogado representante del Ejecutivo, en una fecha que todavía está por determinar, a la espera de conocer la decisión del Consejo Europeo, es decir, saber si los Veintisiete miembros acuerdan o rechazan extender la fecha límite del 31 de octubre.
Por el momento, Bruselas da por recibida la propuesta, como demuestra el emnsaje colgado el mismo sábado por el presidente del Consejo, Donald Tusk: "La petición de prórroga acaba de llegar. Ahora iniciaré las consultas con líderes europeos sobre cómo responder".
Sin embargo, existe división entre los Veintisiete a la hora de aceptar una tercera prórroga para un problema que está consumiendo buena parte de las energías comunitarias por la indecisión de los británicos. Este lunes, la portavoz del Gobierno francés, Sibeth Ndiaye, ha reiterado que es un problema que debe resolver el Parlamento británico y ha reiterado que "un retraso adicional no le interesa a nadie", mientras que, desde Alemania, el ministro de exteriores, Heiko Mass, abría la puerta a un "corto aplazamiento técnico", siempre que Londres resuelva la ratificación del acuerdo.
Un camino plagado de obstáculos
El camino para esa ratificación, en cualquier caso, está plagado de obstáculos. Para empezar, el Ejecutivo tenía la intención de presentar el acuerdo ante el Parlamento este mismo lunes, pero el presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, lo ha impedido al argumentar que sería "repetitivo" volver a debatir y votar sobre la misma cuestión 48 horas después.
Y, si finalmente se puueda votar el acuerdo, no está ni mucho menos garantizado que el texto pactado con Bruselas vaya a superar la votación, puesto que persiste la negativa de los unionistas norirlandeses, socios del Gobierno conservador, así como de la oposición en bloque.
Pese a todo, el Gobierno sigue insistiendo en que contempla otra opción que no sea abandonar la Unión Europea el 31 de octubre. Y el ministro británico para el Brexit, Stephen Barclay, ha advertido en un comité parlamentario este lunes de que “el riesgo de [una salida] sin acuerdo permanece”, en lo que parecía una velada advertencia a los diputados.
"Los Veintisiete pueden no conceder una extensión y la cámara no ha aprobado un acuerdo hasta la fecha, así que el riesgo sigue ahí y es importante que nos preparemos para ello", ha señalado.