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Naruhito es proclamado emperador de Japón en una ceremonia oficial

  • El ocupante del trono del Crisantemo ha hecho votos por "la paz del mundo" y "la felicidad del pueblo japonés"
  • A la ceremonia en el palacio imperial han acudido los Reyes de España, Don Felipe y Doña Letizia

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Naruhito es proclamado emperador de Japón en una ceremonia oficial

En la proclamación oficial del emperador Naruhito de Japón, el nuevo ocupante del trono del Crisantemo se ha comprometido a respetar la Constitución y cumplir con todas las responsabilidades de sus funciones, en una breve intervención.

Naruhito pronunció el mensaje en una ceremonia realizada en una pequeña sala del palacio imperial de Tokio, un acto que siguieron desde otro salón decenas de jefes de Estado y de Gobierno que llegaron a Japón para esta ocasión, entre ellos los Reyes de España.

Los Reyes de España en la proclamación de Naruhito

 Kimimasa Mayama/Pool via REUTERS

El titular del Trono del Crisantemo fue proclamado emperador el pasado 1 de mayo en unos actos restringidos a un reducido número de personas, y las celebraciones públicas se están realizando este martes.

La proclamación oficial se prolongó durante media hora, y Naruhito la hizo desde un trono alzado y oculto inicialmente por una cortina, junto a otro más pequeño en el que estaba la emperatriz Masako.

Todo ello en la Sala del Pino (Matsu no Ma), donde sólo estaban los parientes más cercanos de la familia imperial, y los invitados especiales estaban en otra sala (Shunju no Ma), situada al otro lado del patio central.

Proclamación ante el mundo

Naruhito leyó su mensaje desde un documento plegado como un acordeón que le entregó un chambelán que se acercó al trono con lentos movimientos.

En su mensaje, Naruhito recordó a su padre, Akihito, que abdicó el pasado 30 de abril, y las tres décadas que estuvo como titular del Trono del Crisantermo. "Ahora, en esta ceremonia, hago la proclamación de entronización ante quienes están dentro y fuera de Japón", dijo Naruhito.

El emperador se comprometió a cumplir con sus funciones de ser "símbolo de la nación" y "unidad del pueblo japonés", papel que le otorga la Constitución aprobada tras la II Guerra Mundial.

También hizo votos en favor de la "felicidad del pueblo japonés y la paz del mundo", y se comprometió a actuar "con responsabilidad y sabiduría" en favor del bienestar del pueblo japonés y "la prosperidad de la humanidad".