Beny Gantz recibe el encargo de formar gobierno en Israel tras el fracaso de Benjamin Netanyahu
- Es el primer candidato que tiene esa oportunidad, al margen del propio Netanyahu, en más de una década
- Sin embargo, tampoco Gantz parece tener apoyos suficientes, lo que abocaría al país a unas terceras elecciones
En busca de una salida para el callejón en el que se ha convertido la política en Israel, el presidente del país, Reuben Rivlin, ha encargado este miércoles al líder de la oposición y vencedor de las elecciones de septiembre, que intente formar gobierno para evitar una nueva repetición de los comicios, después de que el actual primer ministro en funciones, Benjamin Netanyahu, renunciara tras constatar que no cuenta con apoyos suficientes.
Tampoco parece tenerlos Gantz, a priori, pero su nominación ya representa por si sola un soplo, aunque leve, de aire fresco sobre la política israelí: es la primera vez en más de una década que un candidato que no sea Netanyahu recibe el mandato de formar gobierno. "He decidido darte a ti, miembro del parlamento Beny Gantz, la oportunidad de formar gobierno", ha señalado Rivlin durante una ceremonia en la residencia presidencial.
Gantz, cuya coalición Azul y Blanco obtuvo 33 escaños frente a los 32 del Likud de Netanyahu, tiene por delante 28 días para armar una coalición que alcance los 61 diputados que marcan la mayoría en la Knéset, el parlamento israelí, o el presidente RIvlin se vería obligado a convocar unas terceras elecciones, tras las de abril y las de septiembre, que han constatado en ambos casos la fractura y bloqueo político del país.
A seis escaños de la mayoría
Por ahora, tras las consultas realizadas esta semana por RIvlin con los partidos que obtuvieron representación parlamentaria, Gantz parte con el apoyo de 54 diputados en su intento por conformar una mayoría suficiente: fue recomendado por los 33 diputados de su partido, once de las formaciones de centro-izquierda e izquierda y diez parlamentarios de los 13 de la Lista Unida árabe
Netanyahu, en uno de los puntos más bajos de su carrera política tras no haber logrado formar gobierno, mantiene el apoyo de 55 diputados, los que integran su partido, el Likud, y sus aliados habituales, las formaciones de derecha y ultraortodoxas.
El primer ministro en funciones, que afronta tres casos de corrupción por los que se le imputan, entre otros delitos, fraude y cohecho, intentó atraer al propio Gantz a un gobierno unitario, incluso ofreciendo que ambos se rotaran el cargo de primer ministro, pero su rival rechazó el ofrecimiento.
Ahora, la responsabiliad recae sobre este veterano militar reconvertido en político, que fue jefe de Estado Mayor del Ejército y que tendrá durante las próximas semanas la ardua tarea de crear un ejecutivo que evite que Israel vaya a nuevas elecciones, las terceras en menos de un año.