Noventa años del 'Crack del 29': historia de una lección no aprendida
- Se cumple el aniversario del fatídico Martes negro, la mayor caída de la historia de la bolsa de Nueva York, que nadie supo predecir
- Varios de los errores del pasado se repiten actualmente: falsa confianza, especulación, la crisis de 2008…
El ‘Crack del 29’ fue la crisis financiera que tuvo lugar en octubre de 1929, un mes negro para la historia de Estados Unidos y que tuvo unas consecuencias terribles en todo el mundo. Nadie supo prever lo que iba a ocurrir esos días, salvo unos pocos expertos que evitaron su quiebra personal tras la repentina caída de la bolsa estadounidensense. El calendario se repite en este aniversario, y este 29 de octubre, también martes, se cumplen 90 años de aquel fatídico Martes negro que dio paso a la Gran Depresión. Por el camino han quedado otras grandes crisis como la de 2008, que repitió varios de los pecados ya vividos tiempo atrás: falta de previsión, exceso de oferta o la especulación... una lección aún no aprendida.
La noche temática - 1929: el año del Gran Crack
Los Felices años 20
Tras la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos se erigió como la primera potencia mundial y vivió un periodo de expansión y crecimiento económico. Llegaban los Felices años 20 y la superpotencia se asentó en una vida de especulación en la que cualquiera podía acceder a la bolsa de Nueva York. Todo era felicidad, confianza y relajación en apariencia.
“Se jugaba con lo mismo que con lo que se jugó un poco en el crack de 2008, y con lo que se sigue jugando: las emociones. Había una sensación de euforia", apunta el profesor de Teoría Económica de la UNED José Luis Calvo a RTVE.es.
“Eran años de complacencia y excesos”, añade desde la organización Analistas Financieros Internacionales Gonzalo García. Se calcula que dos tercios del dinero invertido en la bolsa neoyorquina era dinero prestado, debido a que los bancos permitían un apalancamiento con una escala 1:10, o lo que es lo mismo, invertir diez veces más de lo que se disponía. Una situación que a la larga resultó insostenible y acabó desembocando en el fatídico Octubre Negro.
Semana fatídica: del Jueves al Martes negro
La cronología comenzó el miércoles 23 de octubre de 1929. Los precios caen estrepitosamente en la bolsa de Nueva York. El parqué de Wall Street llegó a registrar una caída del 7%. Se empezaba entonces a respirar una cierta sensación de inestabilidad que se vio masificada al día siguiente, el Jueves negro.
La mañana del 24 de octubre de 1929 los inversores deciden vender de manera desesperada todo tipo de activos. Se llegaron a vender acciones a un tercio de su valor con tal de evitar el inevitable abismo. La policía de Nueva York tuvo incluso que intervenir para evitar posibles disturbios dentro de la bolsa estadounidense.
A media mañana del Jueves negro, los principales banqueros del país, junto al vicepresidente de la bolsa de valores estadounidense, decidieron inyectar grandes cantidades de dinero para revertir la situación y generar confianza, uno de los pilares fundamentales alrededor del cual gira el mundo financiero. Se remontó, incluso se llegó a pensar que se había superado la pequeña crisis. Pero esta inyección de confianza no fue suficiente para superar el problema. El 29 de octubre de 1929 se produjo el definitivo e irreversible crack.
Aquel Martes Negro el índice de la bolsa cayó a mínimos históricos jamás vistos desde 1800 y que serían el inicio de la conocida como Gran Depresión. Tras ese fatídico martes, la bolsa continuó cayendo hasta tocar fondo en enero de 1930. Gente arruinada, el paro se disparó, los bancos cerraron ante la falta de liquidez y millones de personas perdieron sus ahorros. En total, se calcula que en torno a 5.700 instituciones bancarias cerraron durante los tres años siguientes.
Pero las repercusiones de esa grave crisis no se dejaron notar sólo en Estados Unidos, sino en el resto del planeta. “Aquello inició un proceso de declive económico mundial sin precedentes que duró años, prácticamente hasta la Segunda Guerra Mundial”, apunta Gonzalo.
Diferencias y similitudes con el 'Crack de 2008'
Justo ocho décadas después, la hechos se reprodujeron de una manera aparentemente similar. Una gran crisis se dejó sentir a nivel global. Aunque tuvo algunas diferencias, a pesar de que ambas provenían de una burbuja de especulación y una fase previa de relajación y aparente estabilidad. “Mientras que en 1929 quien realmente provoca la inestabilidad es Estados Unidos, en 2008 fue la banca mundial”, señala el profesor Calvo.
En 1929 no existía separación entre banca comercial y banca de inversión lo que llevó al presidente Franklin Delano Roosevelt a crear la Ley Glass-Steagall en 1933, con a que pretendía controlar la especulación a través de diversas reformas bancarias y evitar que se produjese una crisis como la vivida apenas unos años atrás.
La ley fue derogada a finales de 1999. Y ocho años después la inseguridad se volvió a repetir, el derogar la ley que había estado vigente durante años fue uno de los causantes de esa situación. “Como resultado de esa desregulación, el crack de 2008 no tarda en producirse”, dice Calvo. A pesar de ello no se ha vuelto a realizar esa separación, lo que coloca a la economía mundial en una posición de “absoluto riesgo”, tal y como califica el profesor de la UNED.
Futuro incierto
Los expertos son escépticos acerca del futuro de la economía mundial y las opiniones son dispares. Desde Analistas Financieros Internacionales no consideran que la recesión actual se vaya a equiparar a la vivida diez años atrás. “Cuando llegan las grandes crisis no se anticipan, llevamos un año ya así” argumenta García, pero reconoce que “el riesgo político es alto y tenemos fuerzas reales que limitan el crecimiento pero sin ninguna relajación”, concluye el analista financiero.
Por su parte, José Luis Calvo advierte de los riesgos de una posible relajación puesto que “el sistema financiero está apalancado”. Y que en el momento en el que “falle la credibilidad sobre el sistema financiero dejará de funcionar” al no tener un bien real que lo sustente detrás, concluye.