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Los datos hablan

Esto ya lo he vivido, y no me gusta: la repetición de elecciones genera abstención y alienta el 'voto útil'

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Los datos hablan... de la repetición electoral 2015-2016

Que en España se tuvieran que celebrar dos elecciones generales en seis meses en 2015 y 2016 por no poder formar gobierno a la primera fue un bache desagradable tras cuatro décadas de andadura democrática, pero podría llegar a entenderse con perspectiva como un borrón en un país que se estrenaba en el multipartidismo. Que vuelva a pasar por segunda vez tres años más tarde ha suscitado en muchos la irritación del que tropieza dos veces en la misma piedra, o directamente, la perplejidad de revivir el día de la marmota.

La experiencia entre el 20D y el 26J dejó una conclusión: los españoles se sintieron desanimados para volver a las urnas y los que sí lo hicieron realinearon su voto para que el resultado fuera más aclaratorio.

Aquella repetición electoral solo tuvo un beneficiario: el PP de Mariano Rajoy, reforzado por su continua apelación al llamado ‘voto útil’. Lejos de recibir un castigo por abocar al país a un retorno a las urnas, fue el partido que más ganó en las elecciones generales del 26 de junio, al pasar de 123 a 137 escaños y obtener 700.000 papeletas más, aunque en el conjunto del país votaron 1,2 millones de personas menos. Aún más, su subida compensó con creces la bajada de Ciudadanos, de modo que el bloque de la derecha sumó 169 escaños en lugar de los 163 de las elecciones de 2015.

Todos los demás perdieron. Mientras el PP subió cuatro puntos, el PSOE perdió 100.000 votos, cinco escaños (de 90 a 85) y sufrió un terremoto interno que a la postre le costó el cargo a su líder, Pedro Sánchez, por negarse a abstenerse para posibilitar la investidura de Rajoy; Podemos, que quiso sumar sus fuerzas con IU en la coalición Unidos Podemos, perdió un millón de votos y nueve escaños (de 72 a 61), y sus discrepancias estratégicas empezaron a aflorar entre 'pablistas' y 'errejonistas'.

El partido que más acusó la repetición electoral fue Ciudadanos, porque, pese a perder menos de un punto y 380.000 votos, fue en términos proporcionales el que se vio más perjudicado en el balance final entre votos y escaños, al pasar de 40 a 32 diputados. Una situación que, de seguir la línea actual de los sondeos, podría agravarse en estas segundas elecciones generales de 2019 y, ahora sí, hacer tambalear a su líder.

Uno de cada tres españoles no votó

Sobre todo, salió derrotada la representación democrática, en el sentido de que las elecciones de 2016 fueron las que registraron la mayor abstención de la historia: el 33,52%. Uno de cada tres españoles con derecho al voto no quiso ejercerlo. La participación general cayó 3,19 puntos porcentuales en 2016 respecto a 2015, al bajar de 69,67% a 66,48%.

La participación creció o se mantuvo sin variación en 2.286 municipios, el 28% del total que hay en España, aunque solo subió en 12 poblaciones de más de 10.000 habitantes. En este ránking, el PP fue el más votado tanto en las tres localidades donde hubo mayor aumento de la participación (A Cañiza, Albuñol y Breña Alta) como en los tres más poblados (El Ejido, Níjar y Adra, en Almería, los cuales figuraron en las elecciones generales de abril de 2019 entre los municipios donde Vox obtuvo mejor resultado en toda España).

La otra cara de la moneda es que en el 72% de los municipios la participación fue menor en las elecciones del 26J que en las del 20D. Algo más de 12,2 millones de un total de 36,5 millones de españoles con derecho a voto no se movilizaron.

Entre los municipios de más de 10.000 habitantes en los que más cayó la participación se encuentran Pilas, Arahal (ambos en Sevilla), Almonte (Huelva), Badia del Vallès y Ripollet (los dos en la provincia de Barcelona), con descensos en la participación del 8-9%. Estas poblaciones grandes con mayores caídas en la participación se encuentran sobre todo en Cataluña (Barcelona, principalmente).

El PP aumentó su ventaja en casi 700 grandes municipios

Sin embargo, el nivel de desmovilización no fue igual en todas partes ni para todos; los datos manifiestan que el resultado de un partido depende del pulso que mantengan sus votantes.

El PP ganó en ocho de cada diez municipios en los que aumentó la participación (1.867). Buscando el detalle, el PP consiguió ser el partido más votado en 2015 y 2016 en 685 municipios de más de 5.000 habitantes aumentando su porcentaje de apoyo. Es decir, en ningún municipio de más de 5.000 habitantes donde el PP ganó en 2015 y 2016, el partido bajó en porcentaje de voto. Al contrario, subió. Las tres poblaciones que encabezan este ránking son de Mallorca: Muro, Sa Pobla y Porreres, y en las dos primeras (al norte de la isla, junto a la bahía de Alcudia) el PP ganó el 26J aumentando en 11 puntos su porcentaje de voto respecto al 20D.

Cuando hablamos de las 41 grandes ciudades -de más de 100.000 habitantes- donde el PP ganó en ambas elecciones generales y aumentó su ventaja, el ránking lo encabezan Murcia, Badajoz y Marbella. Las tres dieron más de un 6% de nuevos votos a Mariano Rajoy. El PSOE solo sumó más porcentaje de voto en Dos Hermanas (Sevilla), un insignificante 0,09%.

En comparación, el PSOE repitió en 2016 como más votado en 620 municipios de más de 1.000 habitantes, pero perdió porcentaje de voto en el 76%. En otras 200 poblaciones de ese tamaño, dejó de ser el partido más votado en favor del PP. Entre ellos, destacan Huelva y Fuenlabrada (Madrid), en los que el PP se convirtió en primera fuerza. En Huelva, la participación, de por sí inferior a la media nacional, bajó dos puntos entre ambos comicios. En Fuenlabrada bajó cinco puntos, aunque aún se mantuvo seis puntos por encima de la participación general en España.

Feudos del voto útil de Cs al PP

El mecanismo del voto útil de Ciudadanos al PP se evidencia en los nueve municipios de más de 1.000 habitantes en los que el partido naranja fue el más votado en diciembre de 2015 y dejó de serlo en favor de los ‘populares’ en junio de 2016: entre ellos, las poblaciones de Arroyomolinos (Madrid), Salou y Vila-Seca (ambas en Tarragona) o Roses (Girona). En la repetición electoral de 2016, Cs solo consiguió ser primera fuerza en tres pequeños pueblos: Palo (Huesca), San Lorenzo de Tormes (Avila) y Villajera de Riofrío (Salamanca), los tres con menos de 100 habitantes.

Podemos y sus confluencias fueron primera fuerza en ambos comicios en 260 municipios de más de 1.000 habitantes. Donde más aumentó su ventaja fue en Marinaleda (Sevilla), con más de 32 puntos porcentuales en 2016 respecto a 2015. La nueva coalición de Unidos Podemos perdió en 2016 en 73 municipios en los que Podemos había sido el partido más votado en 2015. Entre ellos, destacan Vigo y Las Palmas de Gran Canaria, donde la primera plaza la recuperó el PP.