Dos personas cercanas a Trump admiten presiones a Ucrania para investigar a Biden a cambio de ayudas
- El Congreso publica los testimonios del exembajador en la UE, Gordon Sondland, y el antiguo enviado especial ante Ucrania
- Sondland confesó estar al corriente de la relación quid pro quo de la Administración Trump con el Gobierno de Ucrania
Dos exdiplomáticos estadounidenses reconocieron estar al corriente de los planes del presidente, Donald Trump, para investigar a uno de sus rivales demócratas en las elecciones de 2020, Joe Biden, a cambio del envío de ayuda a Ucrania, según los extractos de sus testimonios publicados por el Congreso este martes.
El embajador de EE.UU. en la UE, Gordon Sondland, negó en un primer momento la trama ucraniana por la que el Partido Demócrata ha iniciado el proceso para un juicio político (impeachment) a Trump. Pero su testimonio corrobora el de otros testigos de las presuntas presiones. El 17 de octubre, declaró haber oido "de segunda o tercera mano que Trump quería conseguir cualquier información sobre los Biden para publicarla".
El propio Sondland comunicó a los consejeros del presidente de Ucrania, Vladímir Zelenskiy, que era poco probable que la ayuda llegara al país hasta que su Gobierno proporcionase los documentos solicitados por Trump. Además, Sondland declaró que, "ante la suspensión de la ayuda" en septiembre fue consciente de que ésta estaba siendo utilizada como parte de un chantaje. El embajador reconoció así que hubo un quid pro quo relacionado con la ayuda a Ucrania, un punto que la Casa Blanca llegó a reconocer en octubre pero después negó tajantemente.
La clave de su testimonio es su confesión sobre su comunicación con un asesor de Zelenskiy, Andréi Yermak: "Le dije que la reanudación de la ayuda estadounidense probablemente no ocurriría hasta que Ucrania proporcionara la declaración pública contra la corrupción de la que habíamos estado hablando durante muchas semanas", ha escrito Sondland en su anexo.
La investigación sobre la trama ucraniana se centra en una llamada telefónica entre Trump y Zelenskiy producida el 25 de julio, en la que el republicano instó a su homólogo a investigar a Biden y a su hijo, Hunter Biden, miembro de la junta directiva de Burisma, una compañía de gas ucraniana investigada por corrupción. El presidente destinó 400 millones de dólares en asistencia militar a Ucrania antes de dicha llamada, un acto que los demócratas interpretan como malversación de dinero público para el rédito político del presidente.
Los tres amigos, en el punto de mira
El Partido Demócrata también ha publicado el testimonio del ex enviado especial en Ucrania, Kurt Volker, que dimitió en septiembre por el impeachment, ya que no se veía capaz de "seguir con esas tareas" y compareció ante los investigadores el 3 de octubre. Volker aesguró que un grupo de oficiales ucranianos pidieron que les pusieran en contacto con el abogado personal del presidente, Rudy Giuliani, para tener línea directa con Trump. Según Volker, Giuliani habría presionado al Gobierno ucraniano para investigar las elecciones de 2016 y a Burisma. De hecho, Volker dimitió porque no se veía capaz de "seguir con esas tareas".
Los testigos aseguran que Volker, Sondland y el secretario de Energía, Rick Perry, eran conocidos en la Casa Blanca como los "tres amigos" encargados de los contactos extraoficiales con las autoridades ucranianas.
Trump niega la trama y acusa a los demócratas de conducir la "mayor caza de brujas de la historia" con tal de revertir su victoria política de 2016. Una vez formalizada, la investigación sigue en marcha, aunque de momento el juicio político al presidente tiene pocos visos de prosperar porque debe ser aprobado por el Senado, de mayoría republicana.