Zac Posen, la triste historia del niño mimado de la moda
- El modisto de las estrellas no encuentra inversores y echa el cierre por problemas financieros
- Hizo el vestido de novia de Eugenia de York y vistió a Rihanna, Miley Cyrus y Sarah J. Parker
"El estreno de El árbol de la vida en el Festival de Cannes fue uno de los momentos más maravillosos de mi vida. Muchas gracias por crear mi vestido. Te pedí un rayo de sol y me iluminaste mejor que los flashes de las cámaras. Te mando mi amor y gratitud". Estas son las emotivas palabras que la actriz Jessica Chastain dedica a Zac Posen. El nombre del diseñador recorre las redes sociales debido a sus problemas económicos. "Estamos decepcionados de que estos esfuerzos no hayan tenido éxito y nos entristece profundamente que este viaje de casi 20 años haya llegado a su fin", decía el modisto en una entrevista de la revista Vogue. "Estoy muy triste".
Posen, sin el apoyo de un inversor financiero, se ha visto "obligado a cesar las operaciones comerciales" de su famosa firma House of Z. La tristeza por el cierre empaña ahora una carrera que tuvo muchos momentos dulces y llegó a ser la envidia del sector. “Estoy agradecido al equipo que prestó su incomparable talento y compromiso en el camino. Sigo increíblemente orgulloso de lo que creamos y con esperanzas para el futuro”, ha escrito el diseñador a modo de despedida en su cuenta de Instagram.
Es un drama sí, pero no es el final. Es cierto que Zac Posen tiene que cerrar su empresa, House of Z, pero el diseñador neoyorquino seguirá ligado a la moda, al menos en el sector nupcial. La esperadísima colección que ha hecho para White One, una de las marcas del gigante español Pronovias Group, se venderá en todas las tiendas nupciales del planeta a partir de enero de 2020. Su fama ha cruzado este año el Atlántico y a su legión de fans americanas se han empezado a sumar las europeas. Sobre todo después de realizar el segundo vestido que la princesa Eugenia de York llevó el día de su boda. Un diseño muy especial, en tono coral empolvado, con pliegues por todo el cuerpo, espalda escotada - para que se viera la cicatriz que le quedó tras la operación de escoliosis- y capa que caía desde los hombros hasta rozar el suelo.
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Posen mantiene además el contrato que firmó en 2014 con la firma Brooks Brothers para hacerse cargo de la línea femenina. Es posible que este trabajo le permite tener abierto el taller y acepte encargos a medida. Sus vestidos, románticos y fabulosos, enamoran a sus ilustres clientas, esas que pisan temporada tras temporada las principales alfombras rojas, desde los Golden Globes a los Oscar. Entre ellas, Gwyneth Paltrow, Glenn Close, Viola David, Natalie Portman o Naomi Watts. La protagonista de Lo imposible arrasó en la gala de los Oscar de 2013 con un diseño al más puro estilo del dorado Hollywood, un glamuroso diseño que la encumbró en las listas de la más elegancia.
En la gala anual que la revista Vogue celebra en el Metropolitan de Nueva York siempre destacan los diseños de Zac Posen. Este año, en abril de 2019, las privilegiadas fueron Nina Dobrev, Deepika Padukone, Julia Garner y Jourdan Dunn. Todas llevaron vestidos en tres dimensiones inspirados en las flores. El equipo del taller estuvo 1500 horas imprimiendo las piezas necesarias para hacer cada diseño. El de Jourdan Dunn pesa 14 kilos y está valorado en 2500 euros. Tres años antes, en 2016, Zac Posen llamó poderosamente la atención con el vestido tecnológico que llevó Claire Danes. Se trata de un diseño que incorpora luces LED y 30 baterias para que se ilumine en la oscuridad. Un modelo perfecto para la cenicienta del siglo XXI.
Precisamente en el MET fue donde un jovencito Zac Posen entraba en contacto con la moda, ya que trabajó en la sección de Bellas Artes - su padre es pintor- del famoso museo. Este neoyorquino, nacido en 1980, tuvo claro desde pequeño que su mundo era la moda. Con tan solo 16 años obtuvo una beca del Costume Institute del Metropolitan Museum of Art y se formó en la Escuela Parsons de Nueva York. Con 19 años se trasladó a Londres para estudiar en Central Saint Martins y allí entró en contacto con el legado de los grandes modistos.
Regresó a Nueva York y no dudó en instalar su atelier en el salón de la casa de sus padres, en pleno Soho. Cuenta la leyenda, su leyenda, que tenía una paga semanal de 15 dólares y que con ellos hacía milagros. Llegó a hacer una colección cápsula y la presentó a un concurso de jóvenes talentos (GenArt's Fresh Faces in Fashion New York). Arrasó, recibió una subvención y llamó la atención de los jefazos de la moda. El éxito fue inmediato y la prensa le bautizó como el 'niño prodigio de la moda americana" y el 'niño mimado de la moda'. Se le comparó con Ralph Lauren y todas las top model querían desfilar para él.
Tocó el cielo en Nueva York y quiso hacerlo también en París, aunque no tuvo tanta suerte. Con el paso de los años su brillo se fue apagando y su moda empezó a desentonar con el estilo deportivo que llegó para quedarse en las pasarelas y en la calle. Una de sus pupilas, Ashley Olsen, llegó a superarle en fama y ventas.
Pero su currículo no está nada mal. Logró atraer a Sean Combs ( antes conocido como Puff Daddy) como socio inversor, lanzó una segunda línea, le llovieron los premios, escribió un libro y realizó vestuarios para el cine y la televisión. Fue jurado en el programa Project Runaway y rodó un documental sobre su aventura parisina en la moda. Incluso llegó a ser contratado para reflotar la firma Charles James, en manos de Harvey Weinstein. Además, diseñó los uniformes de la compañía aérea Delta Airlines.
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En su álbum de recuerdos están los espectaculares vestidos que ha hecho para Celine Dion, Rihanna, Sarah Jessica Parker, Katie Holmes, Julia Garner, Michelle Obama, Oprah Winfrey, Dita Von Teese, una de sus musas, e incluso Jordan Roth. Zac Posen voló alto para vestir a las estrellas pero ahora vuelve a poner los pies en el suelo de la decepción.
Acaba de cumplir 39 años y ha soplado las velas de la tarta con un claro deseo: "Sigo teniendo esperanzas para el futuro". Un futuro que espera conquistar. Y para ello quizá cambie de estrategia. Algo le ha quedado claro. Vestir a las famosas y tener mucho éxito en las redes sociales no es suficiente para mantener una empresa. Tan solo, eso sí, para mantenerse en pie.