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Elecciones 2019

¿Han cambiado los discursos de los candidatos del 28A al 10N?

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Los principales candidatos en las generales del 10N: Pedro Sánchez (PSOE); Pablo Casado (PP); Pablo Iglesias (Unidas Podemos); Albert Rivera (Ciudadanos); y Santiago Abascal (Vox).
Los principales candidatos en las generales del 10N: Pedro Sánchez (PSOE); Pablo Casado (PP); Pablo Iglesias (Unidas Podemos); Albert Rivera (Ciudadanos); y Santiago Abascal (Vox).

¿Son los candidatos a las elecciones generales del 10N los mismos que los del 28A? Si bien los nombres y las siglas coinciden, en el caso de los cinco principales, muchos factores han cambiado desde las generales de abril, que han llevado en algunos casos a reconducir o incluso a virar por completo el discurso de los principales líderes nacionales.

Así, los candidatos ya saben tras las pasadas elecciones qué funcionó y qué no el 28A. No es de extrañar, por tanto, que tras el batacazo del PP su líder, Pablo Casado, haya decidido alejarse de Vox y optar por un discurso más moderado. O que el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, a quienes las encuestas pronostican un pronunciado descenso, haya roto con el cordón sanitario impuesto a Pedro Sánchez de los últimos meses. Vox, sin embargo, mantiene la misma estrategia que le llevó a conseguir 24 diputados la pasada legislatura mientras sube en todas las encuestas.

En el bloque progresista, nada es igual desde que las negociaciones posteriores a las generales fracasaran estrepitosamente y dinamitaran la sintonía entre los candidatos del PSOE y de Unidas Podemos, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, que ahora muestran con mayor acritud su desconfianza mutuas.

Sánchez, en defensa del Gobierno en solitario

Durante la campaña de hace seis meses, Pedro Sánchez se mostraba mucho más suave con Unidas Podemos que ahora. Apenas había críticas y decía de esta formación que era el “socio preferente” para las negociaciones posteriores al 28A. En el debate a cuatro en RTVE del 22 de abril, agradeció el apoyo recibido por la formación morada durante los meses de gobierno antes de convocar elecciones. Ahora, solo se dirige a Pablo Iglesias para preguntarle “si está dispuesto a bloquear por quinta vez” la investidura de un presidente progresista y para afearle si va a volver a "unir sus votos a la ultraderecha".

Durante aquella campaña abogaba por un gobierno del PSOE “con independientes de reconocido prestigio”. Su intención de gobernar en solitario se mantiene y por ello apela al “voto útil”. Y pese a que el 28A se entendía con Podemos, ya entonces manifestaba su intención de “dialogar” también con PP y Ciudadanos para poder ser investido, partidos a quienes ahora pide su “abstención técnica”.

El discurso del miedo por el auge de la ultraderecha fue bandera en los pasados mítines. Ahora sigue estando presente, aunque en menor medida. Y, sobre Cataluña, sigue manteniendo su intención de formar un Gobierno “que no dependa de las fuerzas independentistas”, pero ha llevado a término electoral la promesa de traer al expresidente catalán Carles Puigdemont a España, para lo que llegó a presumir que el Gobierno tenía control sobre la Fiscalía, aunque rectificó este jueves. Sánchez ha endurecido el discurso contra el presidente Quim Torra, a quien califica como "separatista radical" tras los altercados vividos en Cataluña la semana que se dio a conocer la sentencia del 'procés'.

Casado sube en moderación y en encuestas

El Pablo Casado que llamaba “felón” y “traidor” a Sánchez justo antes de que comenzara la campaña del 28A y el que le acusaba de estar “patrocinando” la sedición en Cataluña, ha rebajado su agresividad, aunque mantiene las críticas al candidato socialista por la gestión en la crisis catalana.

El Casado de entonces se acercó al espacio político de Vox para evitar la fuga de votantes al partido de Santiago Abascal. Adoptó parte de su discurso sobre la violencia machista, abogando por un “feminismo sin cuotas” que no “victimice a la mujer”, prometió crear un ministerio de Familia -Vox exigió una Consejería de Familia como condición a un gobierno PP-Cs en Andalucía- y centraba buena parte de sus discursos en alertar de un “efecto llamada” de la inmigración ilegal que, a su juicio, había que combatir con duras medidas.

La pérdida de la mitad de sus escaños el 28A le hizo dar un giro. Ha moderado su discurso, sus críticas a Sánchez y ha ido subiendo en las encuestas. Ahora lucha por el centro político con un Ciudadanos a la baja y ha desistido en intentar captar los votantes de Vox. No está hablando de mujeres ni de inmigración. Sí lo hace de Cataluña para exigir al Gobierno que aplique ya la ley de Seguridad Nacional. En sus intervenciones, está cobrando un protagonismo importante la economía para hacer frente a una eventual crisis económica.

Rivera, del veto a Sánchez a abrirse a la abstención

Al líder naranja, Albert Rivera, le funcionó el discurso duro contra Pedro Sánchez y el independentismo el 28A, cuando logró 57 diputados, tras lo que impuso un cordón sanitario al PSOE, negándose a facilitar la investidura de Sánchez y llegando incluso a rechazar los últimos encuentros que el socialista le proponía.

Ahora, no solo se abre a negociar su abstención la investidura de Sánchez si PP y Cs no suman mayoría, sino que insta a los populares a superar las rencillas del pasado para resolver entre quienes quieren “el bien para España” los “asuntos de Estado” que necesita el país.

Los escenarios son otro factor en que difiere la campaña del 10N a la del 28A. Si antes Rivera participaba en mítines más multitudinarios y escogía algunos lugares controvertidos, como Alsasua o Rentería, donde su formación fue increpada por algunos ciudadanos que tacharon sus actos de “provocación”, ahora prefiere escenarios más pequeños y menos polémicos. Así, su arranque de campaña fue en un pequeño bar de Cádiz con poca capacidad. Este jueves, ha dado un mitin desde la cubierta de un barco en Huelva. Las encuestas previas a la campaña daban ya a Ciudadanos una caída considerable en escaños y una movilización mucho más escasa que la del 28A.

Iglesias mantiene su exigencia: gobierno en coalición

El discurso de Pablo Iglesias es similar al del 28A, aunque con un tono más duro contra el PSOE. Mantiene su exigencia de gobernar en coalición con Sánchez, pero ahora muestra abiertamente que no se “fía” de él y le critica por haber dado un “giro a la derecha”, por competir con “burradas” sobre Cataluña con PP, Cs y Vox e intentar “gobernar con los populares” con la excusa de la crisis en esa región para poder aplicar recortes económicos.

Iglesias está tomando más protagonismo en esta campaña que en la anterior, recién reincorporado entonces por su baja por paternidad y que comenzó con una pegada de carteles en la que el líder morado no realizó declaración alguna. Cierto es que en esta también cedió todo el protagnismo a su número dos, Irene Montero, para irse a una entrevista en televisión.

Ahora, sigue defendiendo que quiere gobernar para “cambiar la vida a la gente” y contra las oligarquías de los poderes económicos y está haciendo mayor hincapié en defender el autogobierno que se ve amenazado, a su juicio, por otros partidos que ponen de “excusa” la situación en Cataluña.

Abascal, mismo discurso con sondeos a favor

El líder de Vox no ha modificado apenas su discurso, que le llevó a lograr 24 diputados el 28A. Abascal se postula como el único líder que puede "garantizar" que no va a pactar con Sánchez en un escenario en el que Ciudadanos ha levantado su veto y ante una derecha que, según él, actúa condicionada por la "dictadura progre".

Abascal mantiene un discurso de extrema derecha, negando la violencia de género y cargando con dureza contra la inmigración ilegal. Pero en lugar de incidir sobre el "efecto llamada", ahora se ha puesto en pie de guerra con los menores extranjeros no acompañados (menas).

Vox, al que algunas encuestas sitúan como tercera fuerza política, sigue llenando grandes espacios con multitudes de simpatizantes en mítines en algunos de los cuales exhibe banderas de España de mil metros cuadrados.