Almodóvar, de la cámara al lienzo
- Flores muestra las obras conjuntas del director manchego y el pintor Jorge Galindo
- El colorido diálogo entre ambos partió de un dibujo para Dolor y Gloria
Esta historia de pintura, cine y flores- muchas flores- prendió en esa reconciliación emocional y autorretrato que es Dolor y Gloria, la última película de Pedro Almodóvar que le ha devuelto el favor de crítica y público sumado a una cascada de nominaciones. El director manchego es coleccionista de arte desde siempre y le encargó al pintor Jorge Galindo un dibujo para la cinta.
“Se trataba de hacer el dibujo del niño, que es Pedro de pequeño sentado leyendo un libro, que hace un joven albañil sobre un saco de yeso y que tanta importancia tiene en la parte final de la película. Al lado del niño aparecen varias macetas de flores”, ha explicado Galindo en una nota.
Y saltó la chispa que ha desembocado en un fuego creativo a cuatro manos en la exposición Flores en Tabacalera (Madrid). Una especie de continuación natural del coqueteo con la fotografía de bodegones florales que el realizador, que también colecciona jarrones, había arrancado tres años antes con una muestra en la Fresh Gallery.
Ni Almodóvar es pintor ni Galindo cineasta pero cuaja una admiración mutua que se retroalimenta en ese punto confluyente que es la pintura.
El resultado es una cincuentena de obras de enorme formato de los bodegones o más bien estallidos orgánicos: impulsivos, coloristas y expansivos “un poco a lo loco”.
Flores desnudas como crisantemos, rosas o margaritas, que el dúo Galindo-Almodóvar creó el invierno pasado en el estudio toledano del pintor donde trabajaron la pintura con las manos, el cuerpo o directamente en el suelo.
“En todo momento Jorge me dio la pauta y yo me dejé arrastrar. Cada trazo te sugiere cómo seguir. A veces se establecía un diálogo entre Jorge y yo, o dos monólogos simultáneos, cada uno en una punta del cuadro. Por el método totalmente espontáneo con que hemos pintado se diría que el resultado sería una obra narrativa, producto de un diálogo continuado, pero no es así. Cada obra es una explosión, como si la materia pictórica nos explotara en las manos como fuegos artificiales que se derraman sobre el lienzo”, señalaba Almodóvar en el dossier de prensa de la exposición comisariada por Rafa Doctor.
Una narrativa pictórica conjunta pero con un claro rastro “almodovariano”. El uso del color es identidad en su filmografía y ya en La piel que habito aparecía un lienzo de Jorge Galindo, que a su vez ha convertido el colorido en el eje de su arte.
Coincidencia pura y un descubrimiento: el cineasta confiesa que le ha encontrado el punto al “color blanco” en la pintura aunque paradójicamente, el rojo, su tonalidad fetiche, aperece menos en la paleta cromática elegida para Flores. El cartel de la exposición viene de la mano de Juan Gatti, otro de los artistas que colaboran de forma habitual con el manchego.
Mientras, Galindo y Almodóvar, que han supervisado el proyecto hasta el más mínimo detalle, lo tienen prístino: solo quieren pintar flores y lo gritan con orgullo.
Flores se expone en el edificio de la antigua Fábrica de Tabacos de Madrid hasta el 26 de enero de 2020