Un diplomático escuchó a Trump hablar sobre la trama ucraniana: "¿Entonces, Zelensky va a hacer la investigación?"
- David Holmes asegura que la Casa Blanca paralizó la ayuda militar a Ucrania por la investigación a los Biden
- Una asesora pide al Partido Republicano desechar la "narrativa ficticia" de que Ucrania interfirió en las elecciones 2016
La última jornada de audiencias públicas sobre el impeachment (juicio político) al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha puesto en evidencia la inocencia de Trump sobre sus presuntas presiones a su homólogo ucraniano para que investigara a un rival demócrata en una llamada producida el 25 de julio. David Holmes, asesor político en la embajada estadounidense en Kiev, ha asegurado que escuchó una conversación telefónica entre Trump y el embajador en la UE, Gordon Sondland, en la que el presidente decía "¿entonces, [Vlodímir Zelensky] va a hacer la investigación?".
Holmes ha explicado que pudo oír los detalles de la llamada, que tuvo lugar el 26 de julio durante una comida en la que él estaba presente en Kiev con Sondland, por el elevado tono de voz de Trump. "Sondland le dijo 'le encantas a Zelensky' [...] Va a hacer la investigación, hará todo lo que le pidas", ha explicado ante el Congreso. El diplomático reconoce que no se dio cuenta de la importancia de esta llamada hasta que saltó el escándalo en septiembre.
A diferencia de Sondland, uno de los testigos claves en la trama ucraniana, Holmes recuerda muchos detalles que cuestionan la versión de la Casa Blanca, como que el embajador llegó a confesarle que a Trump no le interesaba Ucrania, sino "los asuntos importantes que le benefician, como la investigación a los Biden que está promoviendo Giuliani".
Un cambio político en la diplomacia estadounidense
Durante sus dos años en la embajada, Holmes trató de impulsar la ayuda de EE.UU. a Ucrania para defenderse de la ofensiva rusa, hasta que en marzo comprobó que el modus operandi de la legación había cambiado. Siempre según su versión, en ese momento empezó una campaña de descrédito contra la entonces embajadora en Ucrania, Marie Yovanovitch, quien dijo sentirse amenazada por el presidente durante su testimonio en el Congreso.
Fue entonces cuando el abogado personal de Trump, Rudy Giuliani, tomó las riendas de la política estadounidense en el país. "Las prioridades estadounidenses en Ucrania se vieron eclipsadas por la agenda política de Giuliani", ha dicho, un asunto que llegó a preocuparle seriamente. Tal y como han señalado otros diplomáticos, Giuliani instruyó a los tres amigos, el ex enviado especial en Ucrania, Kurt Volker, el secretario de Energía, Rick Perry, y a Sondland a que presionaran al Gobierno ucraniano para conseguir una investigación contra el ex vicepresidente demócrata, Joe Biden, y su hijo Hunter Biden.
Para ello, utilizaron el interés del recién electo presidente ucraniano en presumir de las buenas relaciones con la Casa Blanca. "Es importante entender que Zelensky consideraba crucial visitar la Casa Blanca para demostrarle a Putin que tenía el respaldo de EE.UU.", ha dicho. El otro arma para coaccionar al Gobierno ucraniano fue la paralización de la ayuda militar al país. "Mi clara impresión es que el presidente retuvo la ayuda militar para elevar la presión sobre las investigaciones", ha lamentado.
Su malestar aumentó cuando, en una reunión, Zelensky le contó que "Trump le había nombrado hasta en tres ocasiones varias cuestiones sensibles". De hecho, Holmes sostiene que los ucranianos eran plenamente conscientes de que Giuliani "hablaba en nombre de Trump" y entendían que cumplir con la petición de Trump era clave para obtener su ayuda. "Creo que todavía hoy siguen siendo cautelosos. Todavía nos necesitan [a EE.UU.] para seguir adelante", ha añadido.
Una asesora pide a los republicanos dejar la "narrativa ficticia"
Los republicanos han centrado sus esfuerzos estos cinco días de audiencias en desacreditar la narrativa demócrata difundiendo una teoría que no ha sido demostrada: que Ucrania interfirió en las elecciones presidenciales de 2016 en contra de Trump. Así lo afirma el propio presidente. Pero lo cierto es que lo único que la Justicia estadounidense ha determinado es que fue Rusia la que intervino en el proceso electoral.
Esta ha sido una de las declaraciones más dañinas de Fiona Hill, exdirectora de Asuntos Europeos y Rusos en el Consejo de Seguridad Nacional, que ha instado a los congresistas a dejar atrás "esta narrativa ficticia que ha sido propagada por los servicios secretos rusos". Hill ha asegurado que advirtió a Sondland del peligro de la trama, y ha lamentado que "el apoyo de EE.UU. a Ucrania haya sido politizado". Prueba de ello, la campaña para despedir a Yovanovitch que según varios diplomáticos lideró Giuliani: "Me preocupó la manera en la que su reputación fue repetidamente difamada en televisión. Fue completamente innecesario", ha señalado.
Hill también estuvo presente en otro encuentro clave para la investigación: una reunión el 10 de julio en la que presuntamente se habló de la trama. Según su declaración, vio cómo el exasesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton, se tensó cuando Sondland le comunicó que habían pactado con Zelensky una visita al Despacho Oval a cambio de investigar Burisma, una compañía de gas en la que Hunter Biden ocupó un alto cargo. De hecho, la consejera asegura que el propio Bolton llegó a comparar a Giuliani "con una granada que haría explotar a todos".
Varios congresistas republicanos han criticado a los demócratasestas dos semanas por bloquear, dicen, la comparecencia de varios testigos, entre ellos el delator. Aseguran que las audiencias televisadas no han sido sino un proceso "partidista" e "injusto" de cara a las presidenciales de 2020.
Cinco sesiones han servido para retratar la sombría diplomacia del presidente en Ucrania, un multimillonario hombre de negocios cuya llegada a la Casa Blanca en 2016 traumatizó a parte de Estados Unidos. Tres años después, los testimonios bajo juramento han puesto en tela de juicio los intereses del presidente. "Somos mejor que todo esto", ha zanjado el presidente de la Comisión Judicial, Adam Schiff, al cierre de la sesión.
En las próximas semanas, el Partido Demócrata deberá decidir si utiliza su mayoría en la Cámara de Representantes para imputar al presidente y bajo qué artículos y delitos. Sin embargo, la destitución con la que muchos sueñan sigue siendo improbable: al menos dos tercios del Senado deben votar a favor en una Cámara controlada por un Partido Republicano que sigue cerrando filas en torno a su líder.