'Los miserables': los suburbios chillan al oído de Macron
Se estrena el thriller social de Ladj Ly premiado en Cannes y que competirá por el Oscar
Ni libertad, ni igualdad, ni fraternidad. Los miserables, la película que Francia ha elegido para los Oscar, es una enmienda a la totalidad de la República. Una alarma -dirigida directamente a los oídos de Macron- que grita: o soluciones políticas o revolución.
El cineasta frances Ladj Ly dirige un thriller policíaco ambientado en la barriada de Montfermeil, en el distrito parisiense de Seine-Saint-Denis: el distrito 93 que el mundo entero todavía asocia a los disturbios de 2005 en el que ardieron miles de coches.
Los miserables es una denuncia social pero, sobre todo, es un thriller policíaco con todos los códigos del género: policía idealista en su primer día de patrulla, agentes corruptos, pandilleros… Ly es un autor (su mezcla de acción y realismo atrapa) y tiene toda la autoridad: creció en Montfermeil y su retrato de la banlieue respira verdad.
Montfermeil es célebre también por inspirar a Víctor Hugo Los miserables. “No hay malas hierbas ni hombres malos, solo hay malos cultivadores”, escribió Hugo en la novela, una cita rescatada por Ly para subrayar que poca responsabilidad pueden tener miles de niños y adolescentes estigmatizados por un estado ausente.
“Lo digo al final de la película: lo políticos son los primeros responsables de una situación que dura ya 30 años. Y ahora no hay soluciones concretas. Ha llegado Macron y ha puesto en marcha un plan que ha dejado morir, porque le da igual, claramente”, denuncia en una entrevista con TVE en el pasado Festival de San Sebastián.
Los miserables es una denuncia de la violencia policial, pero los ecos del thriller apuntan más alto porque, para Ly, esas patrullas son la única conexión del estado con la juventud. “Esa tensión que se ve en la película está omnipresente en el barrio. Están todo el día haciendo la ronda y no sabes cuándo van a intervenir. Es una situación muy complicada y, desgraciadamente, depende de un pequeña chispa que pueda estallar la guerra”, sostiene. En la película, el robo de una cría de león en un circo dinamita el débil equilibrio entre mafiosos, Hermanos Musulmanes a la caza de vocaciones, gitanos y policías.
Tras ser premiado en Cannes y seleccionado por Francia para los Oscar, la película se ha estrenado en Francia esta misma semana con éxito. Ly “respeta y entiende” el movimiento de los chalecos amarillos que –afirma- participan del mismo descontento hacia el sistema. Su deseo era que Macron viera la cinta y, según ha publicado Le Journal du Dimanche esta semana, el presidente la vio y salió “tocado” y preocupado por “buscar soluciones a los problemas de los suburbios”
Con cierta ironía, Los Miserables arranca con la victoria de les bleus en la Copa del mundo de fútbol de Rusia. Los jóvenes de la barriada bajan al centro de París para celebrar la victoria y envolverse en la bandera tricolor. Es un espejismo: de vuelta al distrito 93, el estado apenas existe.
“Desgraciadamente, me da la impresión que solo el fútbol puede unir y hacer superar las diferencias. La fraternidad ocurre solo durante el partido. Sucedió igual en la victoria del mundial del 98”, lamenta. Ly reclama soluciones políticas. El impactante final de Los miserables tiene un mensaje claro: la revolución va a estallar y no será agradable. ¿Y ahora, qué?