Jeremy Irons: "Me gustaría interpretar a Goya en su vejez, algo le pasó que cambió su pintura"
- El actor británico es narrador y guía del documental Pintores y reyes del Prado que se estrena el 9 de diciembre
Dalí respondió que en un incendio en el Museo del Prado salvaría de las llamas el aire alrededor de Las meninas. Y el actor británico Jeremy Irons coincide sin fisuras en las alabanzas al embrujo espacial de Velázquez.
“[Salvaría] Las meninas porque además de ser un cuadro precioso aparece la perspectiva de la persona que está pintando. Es la maravilla del arte, la de dar la vuelta”, explica Irons.
La pregunta viene a cuento porque al ganador de un Oscar por El misterio Von Bülow (1990) le fascina la pintura y es coleccionista, por puro instinto-aclara-a nivel particular. Y esta pulsión artística se mimetiza en sus palabras.
Jeremy Irons ha tenido la oportunidad de empaparse a fondo de una de sus pasiones con su participación como cicerone de lujo en el documental Pintores y reyes del Prado, de la directora italiana Valeria Parisi.
La película, una guinda más en los fastos del bicentenario, se ha presentado este miércoles en las entrañas de la pinacoteca y se estrenará en cines el 9 de diciembre. Pura fusión didáctica entre pinceles y pantallas, defiende el intérprete de la serie Retorno a Brideshead.
“Hay millones de personas en el mundo que no se pueden permitir venir a El Prado y el documental les introduce en estos cuadros (...) El Museo del Prado es la principal galería de arte de España”.
El actor, de 71 años, presta su elegancia innata y su cavernosa voz a un recorrido por la historia del museo, donde su equipo de expertos y figuras de la cultura como Norman Foster o Helena Pimenta expresan la epifanía emocional ante “goyas”, “grecos” o “tintorettos”.
Una inmortalidad que trasciende géneros. “Todo gran arte trata de comunicar un sentimiento y es algo mágico ya sea una película, una pintura o una novela. Los grandes autores comunican directos al alma”, apunta, y devuelve con educación la bola filosófica a las preguntas de la prensa entre pequeñas pausas dramáticas.
Y retorna el cine. Quizás no sea casualidad que Francisco de Goya, el pintor más cinematográfico por su dominio del movimiento, sería el elegido por Jeremy Irons para encarnarlo en pantalla.
“Yo ya soy un hombre mayor y solo podría interpretar al pintor en la vejez”, afirma entre risas y rompe por primera vez su flema británica.
“Goya me interesa mucho. Algo le debió pasar al final de su vida porque su pintura cambió. Aparece la magia negra, las relaciones homosexuales”, apunta escoltado en una metareferencia por el cuadro La gallinita ciega del genio de Fuendetodos.
Pintores y reyes del Prado: la conexión del arte con la modernidad
El documental Pintores y reyes del Prado se estrenará en casi 200 salas de nuestro país [Mira aquí el listado de cines] y 5.000 escolares podrán disfrutarlo gratis.
La directora Valeria Parisi y la coguionista Sabina Fideli afrontaron el reto de sumergirse en las entrañas del “gigante” huyendo de lo “institucional”, para transmitir la "energía" de las historias personales detrás de las obras del museo: desde el papel de la bodegonista Clara Peeters o la retratista Sofonisba Anguissola a los desnudos escondidos a los ojos del público de los exuberantes lienzos de Tiziano, remarcan las autoras italianas con larga experiencia en los filmes de arte.
Parisi y Fideli subrayan el papel esencial de lo femenino: en la pinacoteca solo hay obras de 32 pintoras frente a 5.000 autores hombres. La película saca el arte a la calle y viaja hasta Cuacos de Yuste en Cáceres, en cuyo monasterio murió el rey Carlos I, Napoles o Venecia en un repaso por las colecciones reales.
“En esta época de suprematismos te das cuenta de que El Prado en la época de la monarquía de Felipe IV había cruces de ideas y obras de todas partes de Europa, flamencas, italianas… no había nacionalismos porque el arte no conoce fronteras y esta modernidad también queríamos trasladarla a la época actual”, explica Sabina Fideli.
Y ambas cineastas coinciden: “Lo particular de El Prado es que es muy íntimo. Entras y te encuentras como en casa”.