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Los partidos regionalistas ganan peso en el Congreso más dividido y con récord de independentistas

  • El independentismo catalán suma 23 escaños y Bildu obtiene por primera vez grupo propio
  • Los expertos creen que los regionalistas pueden obtener más beneficios que en pasadas legislaturas

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Hemiciclo del Congreso de los Diputados
Vista del Hemiciclo del Congreso de los Diputados la pasada legislatura.

Más partidos que nunca estarán representados en el Congreso de los Diputados durante la XIV legislatura que arranca este martes. El independentismo catalán marca un nuevo récord histórico con 23 parlamentarios y las formaciones regionalistas toman más fuerza que nunca erigiéndose como parte fundamental para una investidura y para la estabilidad de la legislatura.

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Una legislatura, sin embargo, con menos paridad en el Congreso que en la anterior. Habrá un 9% menos de mujeres que en la XIII, con 151 diputadas frente a 199 varones.

En total, están representados en el Congreso de los Diputados 16 partidos diferentes, frente a los 13 que hubo tras las elecciones de 1989, 2011 y abril de 2019, fechas que hasta ahora contaban con el máximo histórico. Solo seis -PSOE, PP, Vox, Unidas Podemos, Ciudadanos y Más País- son formaciones nacionales.

Récord de independentistas y mayor peso para el nacionalismo

El independentismo catalán marca otro nuevo máximo con un total de 23 diputados logrados en unas elecciones muy cercanas a la sentencia del ‘procès’. Son los 13 de ERC, 8 para JxCat y la Cup irrumpe en el Parlamento con dos representantes. Una formación antisistema que dejó claro en la campaña para las generales de 2019 que se presentaba para bloquear las instituciones españolas.

El nacionalismo vasco en esta legislatura estará representado en 11 diputados -6 del PNV y 5 de EH Bildu, formación que también aboga por la independencia-. La cifra no es excepcional si se compara con los 13 diputados que tuvo en 1986 y 1989. Pero sí sube respecto a la pasada legislatura gracias al diputado adicional que ha sacado Bildu en las últimas elecciones.

Los nacionalismos vasco y catalán serán claves para la investidura de un presidente del Gobierno -el ‘sí’ del PNV y la abstención de ERC son imprescindibles para que Pedro Sánchez se convierta en presidente del Gobierno-.

Un hecho que, sin embargo, no es novedad si nos remontamos a la ‘mayoría de la moción de censura’ con la que Pedro Sánchez llegó al poder en 2018 o años atrás, cuando los expresidentes Felipe González y José María Aznar necesitaron a las formaciones nacionalistas para gobernar.

Así, en 1993 y sin mayoría absoluta, González propuso a Ciu y PNV un acuerdo de legislatura y entrar en el Gobierno, y aunque ambos partidos rechazaron entrar en un Ejecutivo, sí apoyaron la investidura. Y tras las generales de 1996, José María Aznar, a 20 diputados de la mayoría absoluta, buscó el respaldo de los nacionalistas catalanes, vascos y canarios. Con CiU firmó el ‘pacto del Majestic’, donde se comprometió a ceder más competencias para Cataluña y reconocía las especiales características de esta comunidad autónoma.

El peso de un partido ya no está en sus diputados, sino en cuántos le hacen falta al partido de Gobierno

"El peso de un partido ya no está en cuántos diputados tiene, sino en cuántos le faltan a los partidos de la coalición de gobierno para conseguir sus mayorías y en cuánto les necesitan para conseguir sus objetivos", expone a RTVE.es el politólogo de la Universidad de Barcelona Jesús Palomar, que cree que el problema que puede haber durante la legislatura con los partidos independentistas no es que exijan "competencias" o "dinero" para sus regiones, sino que planteen "temas tabú" como la autodeterminación.

"Los nacionalismos en España siempre han sido muy extractivos -consiguiendo beneficios- porque, cuando el partido principal no tenía mayoría absoluta, sus votos eran muy valiosos y siempre que han votado algo con el partido de Gobierno, han sacado alguna ventaja; la diferencia ahora está en que van a poder sacar más porque son decisivos en casi cada votación", añade la directora de la Escuela de Gobierno de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), Paloma Román Marugán.

Canarias, Navarra, Cantabria, Galicia y Teruel, en el Congreso

Cuatro regiones españolas, aparte de Cataluña y País Vasco, estarán representadas en esta legislatura en los diputados de Coalición Canaria -dos tras la coalición para las generales con Nueva Canarias-, Navarra Suma -coalición entre PP y Ciudadanos- el Partido Regionalista Cántabro (PRC)-José María Mazón repite como su único diputado- el BNG -con Néstor Rego- y Teruel Existe’ -Tomás José Guitarte -, que ha marcado el hito de ser el primer partido provincial que entra en el Congreso.

Todas, salvo Teruel, han estado representadas en el Congreso de los Diputados a lo largo de las elecciones posteriores a la Constitución de 1978. De hecho, tras las generales de 1979 -las primeras tras la Transición- se sentaron en la Cámara Alta cinco representantes del Partido Andalucista -con grupo propio-, uno de Unión del Pueblo Canario, otro diputado del Partido Aragonés Regionalista y otro de Unión del Pueblo Navarro.

Canarias es la única región que ha tenido representación propia en todas las legislaturas, salvo en la tercera, cuando tras las elecciones de 1982 ningún partido regionalista -a excepción de vascos y catalanes- logró sillones en el Congreso.

Pero otras regiones que sí estuvieron representadas en el pasado no lo estarán en esta legislatura. Es el caso de Andalucía, que ha visto a sus partidos regionales representados en tres legislaturas (I, IV y VII), y de Aragón y la Comunidad Valenciana, que han tenido presencia propia en seis ocasiones. La última vez para la región valenciana fue la pasada legislatura, con el diputado Joan Baldoví, de Compromís. Seguirá estando esta vez en el Congreso, pero lo hará dentro de la coalición ‘Más País’ de Íñigo Errejón.

Más partidos son determinantes y pueden rentabilizar sus escaños

Pese a tener pocos diputados, los partidos regionalistas pueden ser también determinantes para la actividad de un Gobierno. Cobran un peso más importante ya que "un voto o dos votos pueden ser fundamentales", considera Román Marugán. Ello hace que saquen mayor rédito del Ejecutivo para sus territorios que en pasadas legislaturas, porque ya no sólo cuentan los partidos catalanes y vascos. "Ahora muchos más partidos son determinantes, mientras que antes eran uno, dos o tres partidos los que podían rentabilizar sus propios escaños: son más bocas que alimentar" por parte de quien gobierne, incide la politóloga.

Palomar cree, sin embargo, que para que estas formaciones minoritarias puedan tener éxito en sus exigencias, "necesitan sumar a un partido nacional" que los respalde y coincida con sus peticiones. De cualquier forma, se muestra convencido de que, ahora, "pueden conseguir mucho más de lo que han conseguido en los últimos años".