El Buscón de Quevedo llega a las Indias cuatrocientos años después
- Alain Ayroles y Juanjo Guarnido continúan las aventuras de Don Pablos
- Un cómic espectacular, que lleva meses arrasando en Francia
El Buscón (1626) es una de las grandes obras de la picaresca y tuvo un éxito impresionante en su época hasta el punto de que Quevedo prometió escribir una segunda parte en la que Don Pablos, “ejemplo de sinvergüenza y reflejo de tacaños”, continuaría sus aventuras en las Indias.
Un libro que nunca llegaría a escribir, pero que ahora se ha hecho realidad en un cómic del gran guionista francés Alain Ayroles (De capa y espada) y el dibujante granadino Juanjo Guarnido, uno de los más famosos del mundo gracias a Blacksad (con guiones de Juan Díaz Canales y con la que han conseguido el Premio Nacional de Cómic y 4 Eisner). El cómic se titula El Buscón en las Indias (Norma) y hemos hablado con ambos autores sobre esta auténtica joya.
Alain Ayroles (Lot, 1968) confiesa que antes de Don Pablos de Segovia había pensado en otro protagonista aún más famoso: “Mi primera idea surgió durante un viaje a Ecuador. Me alojé en una casa y mi anfitrión había pintado un mural de Don Quijote. Y cuando lo ví en el altiplano, en la selva amazónica, pensé que sería una gran idea para un cómic. Con un Quijote criando llamas en Perú”.
Pero a Juanjo Guarnido (Granada, 1967) no le convenció el protagonista: “!Le di un no rotundo! Porque habría sido una afrenta a Cervantes, que dejó clara su voluntad dando muerte a Don Quijote al final de la segunda parte. Entre los dos Quijotes hubo muchos apócrifos, entre ellos uno que tuvo un gran éxito, que fue el de Avellaneda, y eso le sentó muy mal a Cervantes que por eso mató al personaje, para evitar que otros se aprovechasen de él”.
“Pero era una gran idea –añade-, y se me ocurrió que Pablos de Segovia era el candidato ideal para emprender ese viaje; porque al final de La vida del Buscón decidía cambiar de mundo para ver si mejoraba su suerte. Y es otro de los grandes personaje de la literatura barroca española”.
“Yo no lo conocía –confiesa Alain-. Si había leído El lazarillo de Tormes pero no El Buscón. Pero en cuanto hablamos de picaresca en América latina me vinieron a la cabeza imágenes muy parecidas a los spaghetti western de Sergio Leone, que son otra de las influencias de este cómic. Y cuando acabé de leer El Buscón, quedé fascinado. Por eso nuestro tebeo es una historia sobre el arte de contar historias”.
Fieles al estilo de Quevedo
“He querido ser fiel al estilo de escritura de la picaresca y de Quevedo –añade Alain-, con un relato en primera persona, el uso del lenguaje arcaico y del verso. Aunque ha sido muy difícil. Al principio quería usar esos recursos en unas pocas secuencias, pero al final ese juego con las rimas, con la música de las palabras, me ha divertido muchísimo”.
El propio Juanjo ha sido el encargado de traducir el cómic del francés al español. “Alain es uno de los mejores escritores de Francia y domina perfectamente el francés antiguo, el del Siglo XVII en particular. Y escribe en versos alejandrinos con una facilidad pasmosa. Queríamos a alguien que le dedicara el cariño y el tiempo que necesitaban esos maravillosos versos y al final pensé que nadie lo haría con más dedicación que yo. Por eso decidí hacerlo yo. No está a la altura del texto original y por eso os recomiendo que, los que podáis, lo leáis en francés. Ha sido duro y lo he traducido tomando citas de muchos libros de la época, como El lazarillo o el mismo Buscón. Pero creo que ha merecido la pena. Al final ha salido un pastiche al estilo de La venganza de Don Mendo. Ha sido muy divertido”.
En el cómic hay muchas referencias al original que apreciarán los que lo hayan leído. “Son flashbacks de la infancia de Pablos en Segovia y algunas desventuras que le ocurrían en la novela –asegura Alain-. Como cuando el hermano de Pablos robaba a los clientes mientras los afeitaba su padre, que era barbero, que es igual que en el original”.
El retrato de Don Pablos
La portada del cómic es un maravilloso retrato de Don Pablos que Guarnido ha realizado a óleo y en un gran formato. Pero… ¿de dónde sale su aspecto? “Quevedo no lo describía en la novela y me ha costado mucho llegar a esa imagen –confiesa Guarnido-. Incluso hay quién se ha quejado de que en El Buscón recibía un navajazo en la cara y debería tener una enorme cicatriz. Pero eso le habría dado un aspecto patibulario y el que fuera reconocido inmediatamente cuando se disfraza. Por eso nos tomamos esa licencia”.
“Tardé años y cientos de bocetos en dar con su aspecto definitivo –añade-. Ningún personaje de Blacksad fue tan complicado. Tenía que parecer un gamberro pero, a la vez, tener encanto y resultar simpático, porque es un usurpador profesional de personalidades. Pero un día dí con él, por casualidad, y a partir de ahí todo fluyo más rápido. Y aunque sea un cabrón nos encariñamos con él de la misma manera que lo hacemos con Toni Soprano con Robert de Niro en las películas de Scorsese, a pesar de que sean unos sinvergüenzas integrales”.
Alain confiesa que en la literatura francesa clásica: “No existe esa figura del pícaro. Pero sí hay avatares modernos, que son sorprendentes. Cuando intentaba entender qué era la esencia de la picaresca descubrí que estaba en films como Pequeño Gran Hombre (Arthur Penn, 1970), en el personaje interpretado por Dustin Hoffman. Y en Francia, en el Siglo XVIII, se tradujeron El Buscón y otras novelas picarescas y surgieron algunas imitaciones. Incluso en El Tartufo de Moliere, el protagonista es un pícaro, aunque no podamos decir que sea una novela picaresca por ser una novela teatral”.
“Curiosamente –añade el guionista- el traductor al francés de El Buscón, del Siglo XVIII, escribió una secuela. Y cuando nos dimos cuenta, a punto estuvimos de dejar este cómic. Pero felizmente la historia no tenía nada que ver. Su Pablos viajó a México y luego embarcaba hacia las Filipinas, pero no pasaba por Perú como el nuestro”.
Las Meninas y El Dorado
Cuando llega a México, Don Pablos verá una oportunidad para hacer fortuna gracias al mito de El Dorado. “Sobre esto ha habido mucha confusión en Francia porque algunos periodistas han titulado sus crónicas diciendo que el personaje busca el Dorado, cuando eso solo es una excusa para la historia. Él va en busca de fortuna. El Dorado no es el centro de la historia sino un personaje. Él lo usa como un cebo para atraer al lector a la historia y a sus maquinaciones”.
“No podemos contar mucho de la historia –añade Alain- porque está llena de golpes teatrales y giros. Es una constante sorpresa para el lector”.
Si tiene importancia en la historia el cuadro de Las Meninas. Aquí veremos a Velázquez pintando el cuadro. “Al principio era un guiño a la época histórica –asegura el guionista-. Pero rápidamente se convirtió en algo más, hasta ser una parte fundamental. Porque el cómic narra una historia en el que el punto de vista de los protagonistas es esencial, como pasa con Velázquez en el cuadro. Después de leer el cómic, veréis Las Meninas de otra forma”
“Hemos ido a ver Las Meninas al Prado y ha sido un momento muy emocionante –confiesa Guarnido- Pero no nos han dejado hacer una foto con el cuadro por mucho que hemos insistido y les hemos hablado del tebeo. Nos han dicho que teníamos que presentar una instancia y que a lo mejor dentro de tres semanas” (ríe).
Ha modificado radicalmente su estilo
No exageramos si decimos que el cómic es uno de los más bellos que leeréis este año. Y es que han tardado diez años en hacerlo y Juanjo Guarnido ha pasado tres años y medio dibujándolo. “He cambiado de técnica respecto a Blacksad porque no uso tinta china. Dibujó a lápiz sobre papel de plástico de poliéster (una hoja de plástico), que antes usaban los aparejadores y se utilizan también para imprimir planos de dibujos industriales. Y hay algunos dibujantes, como Ana Miralles, que lo usaban”.
“La superficie es completamente lisa, no tiene ningún grano –añade-, por lo que las líneas parecen de grabado. Creo que no puedes conseguir un acabado tan fino dibujando sobre ningún otro material. El lápiz resbala en la superficie y es muy agradable para dibujar”.
“Luego reproduje ese lápiz con tinta sepia, algo muy complicado técnicamente. Pero al final tengo un acabado en tinta sepia sobre el que doy el color con la acuarela. Y cuando aplicas ese color la tinta sepia empieza a desvanecerse y se queda muy desleída, con lo que se consiguen resultados asombrosos”.
“Trabajar con un guionista que también dibuja ha sido una gran ventaja –asegura Guarnido- Porque las primeras veinte páginas están construidas básicamente a partir de sus bocetos. Luego nos adaptamos a la forma de trabajar. Porque él suele dar storyboards muy completos a sus dibujantes, como Frank Miller, mientras que yo estoy acostumbrado a trabajar con Juan Díaz Canales, que me da total libertad para las páginas de Blacksad. Al final ha sido una simbiosis estupenda”.
Una portada pintada al óleo
Destacar también la portada porque no es normal ver algo tan excepcional en un cómic. “Está hecha al óleo y tiene un metro cuarenta de alto por uno de ancho -confiesa Guarnido-. Hacerla fue una odisea. Tuve que pedir ayuda a Alex Alice (Siegfried), un gran dibujante de cómics que también es un pintor excepcional y que me dio unas clases de pintura realista en su estudio, asisté a varias sesiones de retratos”.
“Yo quería que fuera un retrato de Pablos al estilo Barroco –añade-. Pero nunca quise imitar a Velázquez, porque sería una herejía. Queríamos presentarle con esa cara de pícaro, esos pelos de punta y esa barba a medio afeitar, pero vestido de noble. Lo que ya nos intriga. Algo parecido a lo que hice con la primera portada de Blacksad donde decías: “¿Qué hace ese gato fumando?”. Aquí piensas: “¿Qué hace este pícaro vestido de noble?”.
“La portada es un excelente resumen del libro, ya que nos muestra quién es el protagonista y lo que podemos encontrarnos dentro –añade Alain-. Además, cuando la portada es un óleo es complicadísima de reproducir. Se necesita un fotógrafo especializado que se dedique a hacer fotos de cuadros para los grandes museos. Pero el resultado ha sido espectacular”.
“Si la selva se quema, también se queman los sueños”
Aprovechando que estos días se celebra la Cumbre del Clima en Madrid y que uno de los escenarios del cómic es la selva Amazónica, preguntamos a Alain si es una obra ecologista: “No diría yo que sea un cómic ecologista, pero cuando trabajábamos en el cómic se produjeron los incendios del pasado Septiembre en Brasil y fue una cosa terrible. También para el imaginario popular, porque la selva esconde sueños como el del Dorado; y si la selva se quema también se queman los sueños”.
Destacar la impresionante documentación que manejan guionista y dibujante. Guarnido nos confiesa que es una cosa que cada vez le preocupa más: “Cuando decidí viajar a Nueva Orleans, para documentarme para el cuarto tomo de Blacksad, descubrí lo importante que es la documentación. Nada más llegar decidí tirar a la basura las páginas que había dibujado, porque se parecía más a Málaga que a Nueva Orleans”.
“Este es un cómic de sensaciones –añade-. Por eso decidí viajar a Perú, porque las sensaciones que te transmite estar allí, en la selva, en el Machu Pichu… no las obtendrás de ninguna fotografía. Aunque lo que me decidió finalmente a ir, fue una pequeña foto de un turista, que encontré en internet, y que me transmitió una sensación alucinante. Me dije: “Si una simple foto transmite esa sensación de espacio, inmensidad y altitud… ¿cómo será estar allí? Y me fui a Perú y descubrí uno de los lugares más bellos del mundo. Incluso merece la pena sufrir por la altitud, para vivir la experiencia. Necesitaba ver la selva amazónicapara hacer el cómic”.
Alfredo Landa es uno de los personajes
A los que ya tenemos una edad nos ha divertido mucho encontrarnos en las páginas del cómic a personajes con el rostro de grandes actores clásicos del cine español. “Es un juego con el lector que Uderzo hacía mucho en Astérix. Cuando lo leía de pequeño siempre me preguntaba quiénes eran aquellos personajes, que no conocía porque eran celebridades francesas, como Jacques Chirac, pero me quedaba con la intriga de quiénes eran esas caricaturas”.
“Y cuando estaba terminando de dibujar había un personaje bonachón con aspecto de Sancho Panza. Así que pensé, ¿qué mejor Sancho Panza que Alfredo Landa? (lo interpretó en la famosa serie de televisión de Manuel Gutiérrez Aragón, en la que el Quijote tenía el rostro de Fernando Rey) Y luego fui añadiendo a otros actores de ese cine tan entrañable de la época, de los 60 y 70. Dejo a los lectores descubrir quiénes son”.
En cuanto a sus proyectos, Alain Ayroles nos comenta que: “Estoy trabajando en un spin off de la famosa serie El castillo de las estrellas, de Alex Alice, que está ambientada en el universo de Julio Verne. Es una historia sobre la conquista espacial en el Siglo XIX. Y también preparo una aventura histórica ambientada en el Siglo XVIII”.
En cuanto a Guarnido, ya está trabajando en los tomos seis y siete de Blacksad. “Además se acaba de presentar el videojuego –nos comenta- , en el que no hemos estado muy implicados pero si nos han consultado algunas cosas. Por ejemplo, hemos validado el diseño de los personajes secundarios, que me han sorprendido gratamente. Creo que lo han hecho muy bien”.