El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, llama a evitar la división y el extremismo al recibir el Nobel de la Paz
- Abiy Ahmed, de 43 años, ha sido galardonado por su esfuerzo en la resolución del conflicto fronterizo entre Etiopía y Eritrea
- El nuevo Nobel de la Paz ha hablado en su discurso de neutralizar la "toxina" del odio con inclusividad, civismo y tolerancia
El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, ha hecho este martes un llamamiento a la unidad nacional y contra la división y el extremismo para garantizar la democracia en su país tras recibir el Nobel de la Paz en el Ayuntamiento de Oslo.
"Quisiera llamar a todos mis compañeros etíopes a unir sus manos y a ayudar a construir un país que ofrezca justicia, derechos y oportunidades iguales para todos sus ciudadanos", dijo en su discurso de aceptación Abiy, que habló de neutralizar la "toxina" del odio con inclusividad, civismo y tolerancia.
“Un país que ofrezca justicia, derechos y oportunidades iguales para todos sus ciudadanos“
Ahmed, de 43 años, ha sido galardonado con el Nobel por sus esfuerzos por la paz y por la cooperación internacional, así como por su iniciativa para resolver el conflicto fronterizo entre Etiopía y Eritrea.
El primer ministro etíope, Abiy Ahmed, ha llamado este martes, al recibir el Nobel de la Paz, a la unidad nacional contra los extremismos para asentar la democracia en su país y aseguró que el acuerdo de paz con Eritrea está "blindado".
Abiy declaró que Etiopía debe crear una cultura inclusiva y de consenso, basada en los ideales del Medemer, palabra "amárica" -la principal lengua del país- que alude a la convivencia y a la unidad basadas en el amor y el perdón.
El mandatario etíope ha elogiado las "históricas" inversiones en paz en sus menos de dos años en el poder: la liberación de "todos" los prisioneros políticos, el cierre de centros de tortura, la libertad de prensa y haber sentado las bases para una "genuina democracia multipartidista", que en unos meses debería plasmarse en elecciones.
Pero no aludió a las tensiones étnicas o a la falta de federalismo que le achacan sus críticos en un país que el año pasado fue el que más desplazados internos registró en todo el mundo.
Guiños al presidente de Eritrea
Buena parte de su discurso estuvo centrada en el acuerdo con Eritrea, que cerró un conflicto de décadas, e incluyó varios guiños al presidente del vecino país, Isaias Afwerki, "socio" y "camarada de la paz" cuya "voluntad, confianza y compromiso" fueron vitales para acabar con un "punto muerto" de dos décadas tras la guerra.
Abiy -que aceptó también el premio en nombre de los etíopes, eritreos y de Afwerki- aseguró que poner fin al conflicto fue una de sus prioridades desde que se convirtió en primer ministro.
“Había que erigir un puente de amistad, colaboración y buena voluntad“
"Creía que la paz entre Etiopía y Eritrea estaba al alcance, estaba convencido de que el muro imaginario que separaba a nuestros países desde hacía demasiado tiempo debía ser derribado y, en su lugar, había que erigir un puente de amistad, colaboración y buena voluntad", afirmó en un discurso en inglés.
Recordó también su experiencia como miembro de la unidad de radiocomunicación del Ejército en esa guerra y cómo fue testigo de primera mano de su "fealdad", aludiendo a un episodio en el que tras abandonar las trincheras para mejorar la recepción de la antena, encontró a todos sus compañeros muertos al volver minutos después.
Hijo de madre cristiana y padre musulmán
"La paz es un asunto del corazón, un acto de amor. Mantenerla es un trabajo duro, debemos valorarla y alimentarla", dijo Abiy, quien desea que el Cuerno de África, donde "grandes potencias militares globales" están aumentando su presencia y grupos terroristas buscan asentarse, se convierta en "tesoro de paz y de progreso".
Hijo de madre cristiana y padre musulmán, Abiy -que citó la Biblia y el Corán-, resaltó que las relaciones diplomáticas entre Etiopía y Eritrea han sido restauradas, así como las comunicaciones, que familias separadas durante décadas ahora están unidas y que el compromiso por la paz de ambos países se ha "blindado".
En su alocución previa, la presidenta del Comité Nobel Noruego, Berit Reiss-Andersen, hizo hincapié en que el premio reconocía sus tres "grandes logros": su papel "crucial" en la solución del conflicto con Eritrea, la construcción de la democracia en Etiopía y contribuir a varios procesos de paz en el este y noreste de África.
Abiy ha sido el "principal arquitecto" de las negociaciones de paz entre ambos países, que no hubieran sido posibles sin la respuesta "positiva" de Afwerki, si bien pasos fronterizos importantes aún siguen cerrados y faltan progresos en aspectos culturales, sociales y económicos del acuerdo.
Etiopía: el país con más desplazados internos
Reiss-Andersen recordó los "múltiples retos" de Etiopía, como la falta de desarrollo económico y los millones de desplazados, pero elogió las iniciativas tomadas por Abiy para promover la paz y la democracia, como la amnistía política, la lucha contra la corrupción, un Gobierno paritario y el anuncio de elecciones.
"Representa a una nueva generación de líderes africanos que se han dado cuenta de que los conflictos armados y las hostilidades étnicas deben ser resueltos por medios pacíficos", dijo la presidenta del Comité Nobel, que elogió además su "profunda humildad".
“Los conflictos armados y las hostilidades étnicas deben ser resueltos por medios pacíficos“
Abiy Ahmed, que recibirá 9 millones de coronas suecas (912.000 dólares), sucede en el palmarés del premio de la Paz al médico congoleño Denis Mukwege y a la iraquí yazidí Nadia Murad, distinguidos en 2018 por su lucha por acabar con el uso de la violencia sexual "como arma de guerra y en conflictos armados".
El de la Paz es el único de los seis premios que se otorga y se entrega fuera de Suecia, en Oslo, por deseo expreso de su creador, Alfred Nobel, ya que en su época Noruega era parte del reino sueco.
El Konserthus de Estocolmo acogerá a las 16.30 hora local (15.30 GMT) la ceremonia para el resto de los premios Nobel.