Lagarde no toca los tipos en su estreno en el BCE, pero anuncia que revisará la estrategia de la política monetaria
- La nueva presidenta del BCE señala que el escenario económico se estabiliza, sin abandonar la cautela ante los riesgos
- La autoridad monetaria europea eleva una décima su previsión de crecimiento para este año, pero reduce otra la de 2020
La nueva presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, ha mantenido sin cambios los tipos de interés en su primera reunión al frente del Consejo de Gobierno, aunque en la rueda de prensa posterior ha dejado ver que la entidad debe revisar la estrategia de su política monetaria y qué herramientas han funcionado mejor en los últimos años de políticas expansivas, al tiempo que se comprometía a vigilar de cerca los preocupantes efectos secundarios.
El papel del presidente del BCE como comunicador de las decisiones de la autoridad monetaria europea es una de sus labores esenciales y Lagarde, enfrentada por primera vez a los periodistas en Fráncfort, ha mostrado cierto optimismo respecto a la situación económica, aunque de manera muy cautelosa.
Así, al igual que su predecesor, Mario Draghi, ha reiterado que existen riesgos a la baja para el crecimiento económico de la zona del euro, pero ha señalado que "han sido algo menos pronunciados". Si comparamos con la situación hace unos meses, ahora es algo mejor y eso es "alentador", ha asegurado Lagarde.
Crecimiento aún débil
"Los datos más recientes apuntan a la persistencia de débiles presiones de inflación y a una dinámica de crecimiento débil de la zona euro, aunque hay algunos signos iniciales de estabilización en la desaceleración del crecimiento y de un leve aumento en la inflación subyacente", ha señalado la presidenta del BCE.
En su análisis, Lagarde ha explicado que las tensiones comerciales se ha relajado algo y que las elecciones que se celebran este jueves en Reino Unido sobre qué ocurrirá con el Brexit, mitigando dos de los principales factores que han frenado el crecimiento económico de la eurozona.
De esa forma, el BCE ha revisado una décima al alza sus pronósticos de crecimiento para este año, hasta el 1,2 %, respecto a las previsiones de septiembre; sin embargo, para 2020 ha hecho lo contrario y los ha revisado una décima a la baja, hasta el 1,1 %, así que no espera una remontada significativa el próximo año. De cara a 2021, el BCE mantiene su previsión de crecimiento del 1,4% y ha adelantado una estimación del 1,4% para 2022.
NI halcón ni paloma: lechuza
En ese escenario, al ser cuestionada sobre si se considera halcón -partidaria de la ortodoxia monetaria, centrada en el control de los precios- o paloma -flexible para la introducción de medidas de estímulo- ha afirmado que su ambición es ser "una lechuza", un ave asociada con la sabiduría.
Lagarde ha abogado, además, por una revisión "amplia" de la estrategia de la entidad", que comenzará en enero del próximo año y prevé terminar a finales de 2020, según ha avanzado. A su juicio, no hay nada extraordinario en realizarla teniendo en cuenta que la última se hizo en 2003, pero ha aclarado que no se ha decidido el marco en el que se hará.
La revisión de la estrategia del BCE podría implicar cambios en la definición de estabilidad de precios, que es el principal mandato de la entidad, y que define como una inflación cercana aunque por debajo del 2 %. En cualquier caso, Lagarde ha señalado que la revisión tendrá en consideración el cambio climático.
Un estilo propio de comunicación
Sobre su perfil al frente del BCE, la nueva presidenta -la primera mujer que ocupa el cargo- ha dejado claro que va a tener su propio estilo de comunicación y ha pedido tanto a los mercados como a los periodistas que no interpreten excesivamente sus palabras.
Su primera rueda de prensa tras una reunión del Consejo ha dejado un poso más político y el comunicado que ha leído también muestra diferencias con Draghi, a través de párrafos y frases más cortas para facilitar su comprensión.
Y es que, frente a un Mario Draghi que, como gran conocedor de los mercados, se dirgía a ellos explícitamente, Lagarde quiere que los europeos entiendan qué hace el BCE y ya había declarado en el Parlamento Europeo que la comunicación de la banca central es muy compleja. Por el momento, parece haber superado la primera prueba de fuego.