Paul Pope: "Frank Miller me aconsejó que dejara Batman para crear mis propios personajes"
- El creador de Batman: Año 100 es una de las estrellas de Heroes Comic Con Madrid
- “El ritmo del cómic es música”, asegura el dibujante
Paul Pope (1970) es un artista y diseñador que vive y trabaja en Nueva York. Tiene clientes multimedia como LucasArts, NBC, Disney o Cartoon Network; y en el mundo del cómic se convirtió en una leyenda gracias a Batman: Año 100 (ECC Ediciones), un cómic futurista del hombre murciélago que aparece en todas las listas de los diez mejores tebeos del personaje. Además, ha creado su propio universo con las series Battling Boy y Aurora West (Debolsillo).
“Actualmente estoy trabajando en el tercer número de Battling Boy -nos comenta- pero voy un poco lento porque tengo muchas “commissions" (dibujos por encargo)".
En todos sus trabajos, ya sean los encargos o sus propias creaciones, destacan sus potentes personajes: “Lo más importante para crear un personaje es encontrar su alma -asegura-. Solo entonces podrá cobrar vida. El alma es lo que distingue a los grandes personajes”.
La otra cosa que nos atrapa de sus historias es el ritmo: “El ritmo del cómic es música –asegura-. E intento conseguir esa música, ese ritmo. También hay cierto ritmo en el movimiento de los ojos cuando leemos. Una buena comparación es que: lo que la música es para los oídos, son los cómics o las películas para los ojos. Yo intento encontrar ese ritmo”
“Por eso trabajo con música –añade-. Incluso grabo mi propia música porque soy guitarrista. Pero para trabajar prefiero música de ambiente, clásica, árabe… incluso rock, pero no demasiado”.
Pope asegura también que, más que un dibujante de cómics se considera: “Un artista. Porque el dibujante de cómic podría considerarse un artista comercial. Pero yo hago mis cómics para expresarme, para compartir lo que siento. Cuando yo hago Batman no lo hago por el dinero sino que intento crear algo artístico”.
'Batman: Año 100'
Su obra más famosa es Batman: Año 100 (ECC Ediciones), en la que narra las aventuras de un misterioso Batman en el año 2039, y con la que ganó dos premios Eisner. “Quería reinventar el personaje –confiesa- Como concepto, Batman es un tema en sí mismo y yo quería darle un nuevo tratamiento, escribir una historia de ciencia ficción e incluir temas que me interesan mucho, como los estados policiales y la vigilancia de los individuos”
“Por eso –añade- cree ese futuro en el que hay un estado policial en el que todo el mundo está vigilado las 24 horas del día, salvo Batman, que es el último hombre libre del futuro. Y narré su lucha por mantener esa libertad contra ese estado policial”.
Ese mismo futuro aparece en otras de sus obras como Heavy Liquid (ECC). “Me interesa ese futuro –asegura- no porque crea que nos dirigimos hacia él, sino porque ya estamos allí. Ya estamos todos vigilados. La ciencia ficción nos previene de cosas que funcionan mal en el mundo actual para intentar prevenir que empeoren. Para intentar evitar lo que se nos viene encima, como estos cómics”.
A pesar del enorme éxito de crítica y público del cómic Pope no quiso seguir trabajando regularmente con Batman. “Eso fue gracias a un consejo de Frank Miller –confiesa-. Cuando vio Batman: Año 100 me dijo: No te conviertas en el siguiente artista que hace Batman. Crea tus propias historias”.
Battling Boy y Aurora West
Gracias a ese consejo, Pope creo un nuevo universo dirigido a lectores más jóvenes e integrado por los libros Battling Boy y El momento de Aurora West (DeBolsillo). “Quise hacer un cómic para jóvenes, para que ellos tengan sus propios sueños. Batman ya tiene 80 años, es viejo…Los chavales tienes que soñar con otros personajes. Necesitan superhéroes más jóvenes con los que conectar”.
“El cómic sigue siendo de superhéroes juveniles –añade-. Pero con la diferencia de que Battling Boy y Aurora West no tienen nada claro, no saben por qué hacen las cosas que hacen. No es como los superhéroes de siempre como Spider-Man, El Capitán América, que ya saben manejar sus poderes y tienen muy claras sus motivaciones. Estos jóvenes están descubriendo el mundo y no tienen muy claro lo que está bien y lo que está mal. Tampoco saben muy bien qué hacer con sus poderes”.
“También intento que sean personajes más realistas, más auténticos y cercanos a los chavales –continúa-. Ellos no quieren ser Lobezno o Cíclope, sino que tendrán que buscar su propio camino a base de intentar hacer las cosas bien y tropezar una y otra vez”.
Ha colaborado con Rubín y Villarubia
En Arura West, Paul Pope colaboró con el dibujante español David Rubín (Héroe, Ether). “¡Es genial! Lo conozco desde 2003 y en cuanto descubrí su trabajo quise colaborar con él. Intento colaborar con artistas de todo el mundo. En el mapa mundial del cómic yo conocía Japón, Francia, Italia… a Inglaterra la añadí gracias a Alan Moore y otros artistas que lo siguieron; en Alemania no hay cómics (ríe); y en cuanto descubrí el enorme talento que hay en España, quise llevarlo a Estados Unidos. Y ha funcionado. Por ejemplo, David Rubín es uno de los grandes de la actualidad”.
También ha trabajado con el gran colorista español José Villarubia que aparece, como por arte de magia, mientras hacemos la entrevista: “Somos como dos hermanos. Discutimos, peleamos. Somos como los Vengadores, como Iron man y el Capitán América, y espero que sigamos trabajando juntos durante muchos años. Sabe, mejor que nadie, interpretar los volúmenes, destacar la línea y dar el tono adecuado de color a cada historia”.
“Siempre nos traemos algo entre manos -añade Villarubia-. Lo que pasa que no se puede anunciar todavía. Pero llevo muchos años trabajando con Paul, siempre me llama y siempre le digo que sí. Porque para mí colorearle nunca es un trabajo, siempre es un placer. Y él lo sabe”.
“Lo que sé de ritmo lo aprendí de los mangas”
Paul Pope reconoce la enorme influencia del manga en su trabajo: “Me interesaba tanto el manga que en los 90 me fui a vivir a Japón, donde aprendí muchísimas cosas de su cultura y leí muchísimos mangas. De hecho, lo que sé del ritmo en los cómics lo aprendí de los mangas. Al final cogí el esqueleto de los mangas japoneses y lo revestí con grandes del cómic como Hugo Pratt o Frank Miller”.
“Me siento como si fuera un científico loco –continúa- que crea ese monstruo, un hibrido nuevo y extraño en el que intento juntar lo que me gusta de cada tipo de cómic”.
“Me gusta coger ideas nuevas de otras culturas, de otros idiomas visuales del mundo, y juntarlo en mis cómics para conseguir algo nuevo” –concluye Pope-.