La Agencia de Seguridad Alimentaria desaconseja chupar las cabezas de gambas y otros crustáceos
- El organismo advierte de su alto contenido en cadmio, un tóxico que, en altas cantidades, es perjudicial para la salud
El langostino y la gamba son dos de los crustáceos que no faltan en las mesas de comidas y cenas durante las Navidades y chupar su cabeza es, para muchos, un gran placer culinario. Sin embargo, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (Aecosan) ha recomendado limitar su ingesta por sus elevados niveles de cadmio.
El organismo se refiere únicamente a la cabeza de gambas, langostinos, cigalas y similares -sin poner pegas al cuerpo de estos protagonistas de las mesas navideñas- que, de acuerdo con los expertos consultados, provocarían problemas consumidas en grandes cantidades.
"El cadmio es un tóxico que se acumula en los riñones y puede ocasionar toda una serie de problemas que puede llegar a la osteoporosis, por ejemplo", explica a TVE el presidente de la Fundación Alimentación Saludable, Jesús Román, que también menciona otras enfermedades como la insuficiencia renal y, a muy largo plazo, cáncer.
En cuanto al consumo, el experto ha asegurado que, si es esporádico, "no es un problema", pero ha recordado que lo fundamental es "que no sea algo cotidiano" y que no se haga en "cantidades excesivas".
El cadmio tiende a acumularse en los riñones y el hígado
"Este metal no tiene ninguna función biológica en humanos ni en animales", añade la nota publicada por la Aecosan, y "aunque su absorción en el aparato digestivo es baja, tiende a acumularse en el organismo, principalmente en el hígado y riñón, durante un tiempo estimado de 10 a 30 años".
Entre los problemas que puede provocar, la agencia menciona la disfunción renal, la desmineralización de los huesos, y, después de una exposición prolongada, una disminución de la tasa de filtrado que puede llegar a provocar un fallo renal y, a largo plazo, cáncer.
Los niveles más altos de cadmio encontrados en alimentos se dan, precisamente, en despojos comestibles y en marisco, debido -según Aecosan- a que en muchos casos se consume el animal entero, incluyendo las vísceras, donde se concentra el cadmio. Además, también parece en niveles altos en productos de origen vegetal como algas, cacao, setas silvestres y semillas oleaginosas.