La Justicia francesa condena por "acoso moral" a exdirectivos de France Telecom en el caso de los suicidios
- France Télécom (actual Orange) y siete miembros de su antigua cúpula directiva, condenados por acoso
- Es la primera gran empresa francesa sentenciada por acoso moral; el juez ha impuesto la pena máxima permitida por la ley
El grupo de telecomunicaciones francés Orange -hasta 2013 France Telecom-, y su ex CEO Didier Lombard junto a otros seis exdirectivos han sido declarados culpables de "acoso moral" en un caso que surgió tras una serie de suicidios producidos en la empresa a finales de la década de 2000, según ha dictaminado este viernes el Tribunal Correccional de París.
Didier ha sido condenado a un año de prisión, del que sólo cumpliría cuatro meses, y al pago de 15.000 euros de indemnización. Por su parte, la compañía que presidió durante la ola de suicidios, también ha sido declarada culpable del mismo cargo de "acoso moral", por el que el tribunal ha fallado el pago de una multa de 75.000 euros. Se trata de la pena máxima contemplada por la legislación en aquel momento y que se ha endurecido significativamente desde entonces.
Orange es la primera gran empresa francesa que cotiza en Bolsa sentenciada por acoso moral.
Además de Lombard, su entonces "número dos" Louis-Pierre Wenès y el antiguo director de recursos humanos Olivier Barberot, también han sido condenados con penas de doce meses de cárcel, con ocho meses exentos de cumplimiento (salvo en caso de reincidencia), y multas de 15.000 euros.
Condenas inferiores a las que permite la ley
Se trata de condenas inferiores a las máximas posibles con la legislación aplicable, que fueron las solicitadas por la Fiscalía: un año de prisión firme y multas de 15.000 euros. Los tres fueron declarados culpables de acoso moral en 2007 y 2008 durante la puesta en marcha del plan NexT, pero quedaron absueltos por el periodo posterior de 2009 y 2010, que también figuraba en el acta de acusación.
La presidenta del tribunal ha reconocido, al leer la sentencia, que la ley no era muy represiva en ese momento, pero que ha evolucionado, indicó la emisora France Info. También hizo notar que lo que se condena no es la estrategia empresarial, sino los métodos empleados.
La empresa francesa y siete de sus ex altos ejecutivos estaban acusados de haber infligido o haber sido cómplices de "acoso laboral" a 39 empleados entre 2007 y 2011, de los cuales 19 se suicidaron, 12 intentaron hacerlo y 8 sufrieron depresión. Los sindicatos hablan de un número mayor de trabajadores afectados, con al menos 35 suicidios registrados.
Orange había reconocido previamente el sufrimiento que habían denunciado las víctimas así como que podía haber habido errores de gestión en la privatización de la empresa y la estrategia de reestructuración que pusieron en marcha para lograr su objetivo de reducir la plantilla en 22.000 trabajadores, pero niega que haya habido un plan sistémico o una intención de hostigar a los empleados.
La privatización de 2004, en el origen
Cuando France Telecom fue privatizada en 2004, sus nuevos dueños recibieron una compañía líder en su sector, pero con deudas y muchos empleados que, pese al cambio, consiguieron mantener su estatus de funcionarios. Es decir, que no podían ser fácilmente despedidos.
Dos años después, la directiva inició una reestructuración que se llevaría a cabo a través de dos planes denominados NEXT ("a continuación") y ACT ("actuar") y que la acusación ve como la semilla de los problemas que vendrían después.
El objetivo de estos planes era recortar 22.000 de los más de 100.000 puestos de trabajo de la empresa, así como realizar 10.000 traslados de personal.
Estos 22.000 recortes debían ser "salidas naturales", o sea, voluntarias, según dijo entonces a la prensa el presidente y director general de la firma, Didier Lombard.
Acoso moral
Los testimonios de trabajadores, familiares e incluso las cartas de suicidios, dan cuenta de situaciones en las que empleados se quedaban sin funciones porque sus puestos habían sido eliminados y nadie les proporcionaba instrucciones sobre sus nuevas tareas.
A otros se los obligaba a trasladarse a centros de trabajo lejos de sus casas. Algunos se sentían humillados porque les habían rebajado de categoría y salario.
Los suicidios comenzaron en 2007, dos años después continuaban y la empresa seguía negando que fueran su responsabilidad pese a que su nombre aparecía en muchas cartas de despedida y que más de un empleado escogió su centro de trabajo como lugar para acabar con su vida.
"¿Es el suicidio la solución?"
Nicolas Grenoville, de 28 años, se quitó la vida el 10 de agosto de 2009 en su departamento con un cable de France Telecom, según informó en su día el abogado de su familia. En una carta, el joven escribió: "Mi trabajo me hace sufrir... No aguanto más este empleo y a France Telecom no le importa".
“Mi trabajo me hace sufrir... No aguanto más este empleo y a France Telecom no le importa“
En julio de 2009, otro empleado de 52 años se había quitado la vida en Marsella dejando muy claro el motivo en una carta: "Me suicido debido a mi trabajo de France Telecom. Esa es la única razón". Otro trabajador describió en la suya la cultura empresarial de France Telecom como una "gerencia a través del terror".
Pocos días después, una trabajadora de 32 años se tiró por la ventana de una sede de France Telecom en París, cumpliendo sin saberlo con algo que Didier Lombard había prometido tres años antes, cuando les explicaba a una serie de altos cargos de la empresa el objetivo de NEXT y ACT: "En 2007, conseguiré estas salidas de una forma u otra, por la ventana o por la puerta". Fue una frase "idiota", un "error", una "burrada", según admitió el ejecutivo durante la fase de instrucción.
“Me suicido debido a mi trabajo de France Telecom. Esa es la única razón“
Uno de los casos más dramáticos fue el de Rémy Louvradoux, de 56 años. El 26 de abril de ese año, se prendió fuego frente a su centro de trabajo en Burdeos. Llevaba años siendo trasladado de un puesto a otro desde que su plaza como responsable regional de prevención de riesgos fue anulada en 2006.
Louvradoux envió varios correos a la dirección. En ellos contó su angustia y sufrimiento ante lo que consideraba el deterioro de sus condiciones de trabajo. Ante la falta de respuesta, en septiembre de 2009 les escribió: "¿Es el suicidio la solución?"