'Comet interceptor': a la caza de un nuevo cometa interestelar
- La Agencia Estatal Europea analizaba hasta ahora cometas vinculados al campo gravitatorio solar
- Cuatro de los instrumentos que se utilizarán durante la misión son de fabricación española
La Agencia Espacial Europea (ESA) prepara la Comet Interceptor, una misión que analizará por primera vez un cometa interestelar que nunca se haya aproximado al Sol y que permitirá comprender mejor la formación del Sistema Solar.
El proyecto pretende responder a las cuestiones que se quedaron en el aire con Rosetta, la sonda que la ESA lanzó en 2016 para documentar la intensa transformación de un cometa en su viaje hacia el Sol y supuso un hito histórico.
Hasta ahora, los cometas que habían sido estudiados "estaban vinculados al campo gravitatorio solar y habían pasado muchas veces por el entorno del Sol", lo que provocó que recibieran radiación, se calentaran, se enfriaran o sublimaran gases. "Hay muchas características de los cometas periódicos que conocemos bien pero que todavía desconocemos si son primitivas o no" explica a la agencia Efe Luisa M. Lara, coordinadora del equipo español de la misión e investigadora del CSIC en el Instituto de Astrofísica de Andalucía.
Los científicos deberán escoger al candidato idóneo: un cometa que se esté aproximando al Sol por primera vez y que tenga una velocidad que le permita ser interceptado. La búsqueda del cometa perfecto se realizará desde la Tierra a través de telescopios de gran abertura. “Al tratarse de un cometa prístino, nos permitirá identificar mejor la localización de los hielos, determinar cómo es su rotación, y abordar cuestiones como si la forma del núcleo cometario es original o si es resultado de los constantes viajes cerca del Sol, entre otras cuestiones", explica Lara.
La misión
La Comet Interceptor la llevarán a cabo tres naves que estarán a la espera del cometa en el punto 2 de Lagrange, un lugar dinámicamente estable en el Sistema Solar que se sitúa a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra y en dirección opuesta al Sol, entre los campos gravitatorios de ambos, convirtiéndolo en un lugar idóneo para observar el universo profundo.
Las tres naves esperarán ahí a que el cometa escogido se aproxime al Sol. Cuando esto ocurra, se activarán desde tierra para acudir a su encuentro. La nave principal (A) lo sobrevolará a una distancia segura, mientras que las naves secundarias (B1, de la agencia japonesa JAXA, y B2, de la ESA) serán más arriesgadas y se situarán cerca del núcleo del cometa para estudiarlo desde distintas posiciones y obtener así una visión tridimensional. Una vez recogidos todos estos datos, serán enviados a la nave A y, desde ahí, a la Tierra.
Estas naves se las considera kamikazes ya que morirán durante la propia misión a causa del exceso de polvo expulsado por el cometa, por la radiación y por otros condicionantes. Sin embargo, la nave A sobrevivirá más tiempo, si bien no se ha decidido aún su final. Según Lara, podría seguir con su misión y acompañar al cometa o, en cambio, podría caer sobre él como ya hizo la nave Rosetta con el 67P.
Otra opción, sin embargo, podría ser que no hallaran ningún cometa prístino que cumpla con los requisitos y que permita llevar a cabo el plan. En ese caso, tratarían de estudiar un cometa especialmente "particular": "Los hay que son muy activos, otros que se han roto varias veces, otros binarios...no son cometas prístinos pero son muy interesantes para estudiar porque presentan características anormales dentro de la gran población de cometas periódicos", indica Lara.
Instrumentos miniaturizados
El origen de esta peculiar misión surgió de un llamamiento de la ESA para aprovechar el espacio que sobraba del Ariane 6, un cohete que enviará al telescopio Ariel al espacio en el año 2028: "La ESA pidió misiones exprés y nosotros presentamos la Comet Interceptor que fue seleccionada por la agencia".
Es por esto que el espacio limitado fuera uno de los principales condicionantes del proyecto. Las naves tendrán dimensiones pequeñas en comparación con las que son utilizadas en la exploración planetaria. Las naves B1 y B2 se miden en unidades de CubeSat, satélites del tamaño de un tetrabrick con instrumentos miniaturizados y con menor coste.
Mientras que Rosetta llevaba una veintena de instrumentos para estudiar al famoso cometa 67P, conocido por su forma de patito de goma, en la Comet Interceptor solo contarán con nueve, algunos de ellos copiados y miniaturizados de aquella misión que marcó historia.
Cuatro de ellos son de fabricación española: CoCa, una cámara de alta resolución en el visible infrarrojo cercano; MANiac, un espectrómetro de masas; EnVisS, una cámara visible multiespectral con filtros polarimétricos, y OPIC, una cámara para cartografiar el núcleo y los chorros de polvo en varias longitudes de onda.
Estos instrumentos "nos permitirán avanzar en la comprensión de los procesos físicos y químicos que tuvieron lugar en las primeras fases de formación del Sistema Solar y profundizar en hallazgos inesperados de la misión Rosetta" y que, en conjunto, hacen de la misión "un bonito y arriesgado reto del que, estoy segura, la divulgación científica se podrá abordar con un maravilloso cómic", concluye la investigadora del IAA.