La dimisión del ministro de Educación italiano, el broche navideño a un gobierno tambaleante
- "No debería ser una sorpresa para nadie que un ministro cumpla con su palabra", afirmó Fioramonti
- El ahora ex ministro esperaba obtener 3.000 millones de euros para mejorar la educación italiana
Tal y como comunicó a Reuters, el ministro de educación de Italia, Lorenzo Fioramonti, ha abandonado su puesto en estas navidades después de no cumplir con su objetivo de obtener fondos para mejorar el nivel educativo en el país. Para dar cabida a sus previsiones, el gobierno debería haber destinado varios miles de millones de euros.
Esta renuncia supone un duro golpe para un gobierno sumido en conflictos continuos, cuando los que están en el poder no son siquiera capaces de ponerse de acuerdo en asuntos de vital importancia como la permanencia en la zona euro o los derechos de los inmigrantes.
Esto no hace sino revelar los problemas del propio partido de Fioramonti, el Movimiento 5 Estrellas (M5S), que ha intentado sin esfuerzo reorganizarse en medio de la insatisfacción interna generalizada con su líder, Luigi Di Maio. No obstante, el ex ahora ministro reconoció que su "irrevocable renuncia" se la hizo saber al primer ministro de Italia, Giuseppe Conte, en una carta fechada el 23 de diciembre. Esta baja se suma al trasvase de cinco senadores del movimiento hacia la Liga de Matteo Salvini.
Una decisión que viene de lejos
Fioramonti anunció un tiempo después de la formación en septiembre del gobierno entre el M5S y el Partido Demócrata (PD), de centro-izquierda, que abandonaría su cargo si los gastos en educación no aumentaban hasta alcanzar los 3.000 millones de euros en los presupuestos de 2020.
La confianza en él en este ámbito era ya de por sí escasa, a pesar de que los presupuestos continuaron con sus trámites habituales en el parlamento italiano. Con el tiempo, el gobierno dejó muy claro que no tenía ninguna intención de subir los impuestos o recortar los gastos para cumplir con la demanda del ministro. Las finanzas para el próximo año fueron aprobadas el lunes 23, cuando la fecha límite estaba fijada para el 31 de diciembre.
"No debería ser una sorpresa para nadie que un ministro cumpla con su palabra", afirmó Fioramonti. Aun así, aseguró que continuaría apoyando al gobierno, pues continuará con sus funciones en la cámara baja.
Italia dedica un 3,6% de su PIB al sector educativo, que va desde primaria hasta la universidad. Este porcentaje dista mucho del 5% destinado por otros 32 países, según se puede extraer de un informe reciente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD). En proporción con el gasto público, el país está en los últimos puestos del ranking de la institución.
El perfil del exministro
Lorenzo Fioramonti, exprofesor de Economía de la universidad de Pretoria (Sudárica), ha sido uno de los ministros más honestos en sus tres meses en el puesto. Sus propuestas para subir los impuestos en los billetes de avión, el plástico y en las comidas azucaradas para aumentar los fondos en educación fueron atacadas incluso por los más críticos, que afirmaron que los italianos ya estaban “hasta el cuello” por las subidas.
Gran admirador de las propuestas “verdes”, Fioramonti colmó los periódicos cuando afirmó que su país sería el primero en hacer obligatorio el estudio del cambio climático y el desarrollo sostenible para los más pequeños. En la misma línea, a principios de diciembre recomendó a la ENI (Ente Nazionale Idrocarburi, Corporación Nacional de Hidrocarburos en castellano), la empresa energética por excelencia italiana, que detuviera sus acciones petroleras y se centrara en las energías renovables.
"A veces he sentido que podría haber recibido más apoyo de mi propio partido por mis propuestas del medio ambiente", afirmó Fioramonti. “El Movimiento 5 Estrellas nació hace 10 años como una plataforma verde, pero (esa esencia) parece haberse perdido en el camino”.
Un país polarizado
Desde el movimiento espontáneo de 'sardinas', que buscaba hacerle frente a las políticas de Salvini, hasta la crisis diplomática por el Open Arms en verano, ni el mundo, ni mucho menos Europa ha pasado por alto la situación que se vive en las calles italianas. El último caso se dio a conocer con las inundaciones en Venecia, que no hicieron sino confirmar los efectos del cambio climático en una de las principales capitales del continente.