El Parlamento tunecino rechaza el gobierno de Habib Jamli y sume al país en la incertidumbre
- El primer ministro designado solo ha logrado el voto afirmativo de 72 de los 200 diputados presentes
El Parlamento de Túnez ha rechazado este viernes otorgar la confianza al gobierno presentado por el primer ministro designado, Habib Jamli, lo que obligará al presidente Kais Saied a reiniciar el proceso en medio de una gran incertidumbre y tras más de tres meses de negociaciones fallidas.
Tras un largo y tenso debate parlamentario, Jamli, propuesto por el partido conservador de tendencia islamista Ennahda, ganador de las legislativas del pasado 6 de octubre con 52 escaños, solo ha logrado el voto afirmativo de 72 de los 200 diputados presentes, muy lejos de los 109 que necesitaba.
Del resto, 134 votaron en contra y tres se abstuvieron después de que en el transcurso de las últimas 24 horas se quebrara la coalición que el político parecía haber tejido.
La prensa local llegó a informar esta misma mañana, cuando las perspectivas de fracaso crecían, que Jamli había incluso perdido el respaldo del propio presidente del Parlamento e histórico líder de Ennahda y del Islam político, Rachid Gannouchi.
Según diferentes medios, el veterano e influyente islamista, que pasó años en el exilio, consideraba que el primer ministro designado se había inclinado hacia el sector crítico de la formación, dividida desde que en 2015 el propio Ghannouchi apostara por la pionera decisión de separar la actividad política de la predicación religiosa, y emprendiera una senda más pragmática.
Fuentes próximas al Consejo de Shura, máximo órgano directivo del partido, negaron después este extremo y señalaron al resto de partidos como responsables de un fracaso político que no tiene parangón en la historia reciente de Túnez.
Un país sumido en una grave crisis económica
El problema reside en los resultados de la consulta, que dejó una Cámara muy fragmentada, con una veintena de partidos políticos representados y doce candidatos independientes de un total de 217 escaños, recordaron.
Ennahda se alzó con la victoria con 52 diputados -lo que le dio derecho a designar al primer ministro- seguido con 38 por Qalb Tunis, el partido del controvertido magnate populista de los medios de comunicación Nabil Karoui, quien no pudo hacer campaña electoral al estar en prisión preventiva por un presuntos delito de corrupción y evasión de capitales.
En tercer lugar se colocó la llamada Corriente Democrática, también conservadora, de Mohammad Abbou, y la Coalición Al Karama, de tendencia salafista, que en un principio se perfilaban como los posibles socios de Ennahda junto al partido del primer ministro en funciones, Yousef Chahed, que se quedó con tan solo 14 escaños.
En este contexto, el presidente Kais Saied, que derrotó por sorpresa al propio Karoui en la presidenciales celebradas igualmente en octubre, debe ahora designar un candidato que tendrá un mes para forjar un gobierno que consiga la confianza de la Cámara.
En caso contrario, Túnez deberá celebrar unas segundas elecciones, que dilatarán aún más la aplicación de las reformas urgentes que necesita el país para salir de la grave crisis económica que amenaza la estabilidad y la transición democrática de la única de las llamadas "primaveras árabes" que ha sobrevivido.