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Haití

Se cumplen diez años del aniquilador terremoto en Haití

  • El saldo de víctimas es estremecedor: 316.000 muertos, 350.000 heridos y un millón y medio de desplazados
  • Haití, envuelto en una espiral de subdesarrollo, hambre, violencia y crisis políticas, sigue siendo el país más pobre de América

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Se cumplen diez años del aniquilador terremoto en Haití

A las 16.53 hora local (22.53 hora peninsular española) del 12 de enero de 2010, un terremoto de magnitud 7,0 en la escala de Richter sacudió Haití.

El epicentro se situó en Léogâne, a unos 15 kilómetros al suroeste de la capital Puerto Príncipe, (18° 27' 3" N, 72 ° 26' 42" O) y sus efectos fueron devastadores porque fue muy superficial, ya que se generó a entre 8 y 13 kilómetros bajo tierra. Además, el terremoto fue seguido por dos réplicas de magnitud 6,0 y 5,7 en los siguientes veinte minutos, que agravaron los daños.

Haití, envuelto en una espiral de subdesarrollo, hambre, violencia y continuas crisis políticas, no ha terminado de levantar cabeza cuando se cumple una década de la catástrofe y todavía tiene el dudoso honor de ser el país más pobre de América.

Aunque en los últimos diez años el producto interior bruto (PIB) per cápita ha mejorado ligeramente, pasando de 662 dólares a 765, el porcentaje de la población que vive con menos de dos dólares al día sigue estable por encima del 60%.

El terremoto que asoló el país en 2010 fue una de las peores catástrofes naturales en la historia reciente y el peor desastre en la historia del país. El saldo de víctimas es estremecedor: 316.000 muertos y 350.000 heridos.

Según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el número de muertes fue diez veces superior a la suma de las víctimas causadas por todos los desastres ocurridos en Haití desde 1963.

Los daños materiales no fueron menos cuatiosos al contabilizarse miles de casas desplomadas y el 60% de las infraestructuras médicas destruidas. También se vinieron abajo el Palacio Nacional, el Parlamento o la catedral de la capital, todos ellos aún sin reconstruir.

Ruinas de la catedral de Puerto Príncipe

Ruinas de la catedral de Puerto Príncipe. Orlando Barría

El desastre debilitó sobremanera al Estado y causó daños por valor de 7.900 millones de dólares, lo que equivalía al 120% del PIB de 2009.

Al menos 11.581 millones de dólares han sido canalizados en 2.552 proyectos de reconstrucción a través del Módulo de Gestión de la Ayuda Externa del Gobierno de Haití. Los fondos gestionados a través de las ONG son difíciles de calcular y, en muchos casos, su gestión ha sido pésima.

También es sobrecogedora la cifra total de desplazados internos que dejó el temblor, ya que cerca de un millón y medio de personas perdieron su hogar y fueron alojadas en unos 1.500 asentamientos temporales.

Desde entonces, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha estado trabajando en estrecha coordinación con el Gobierno del país, con Naciones Unidos y con otras agencias humanitarias para proporcionarles un techo.

Aunque esa labor está casi concluida (han sido reubicados el 98% de los desplazados), todavía 34.000 personas siguen viviendo en los mismo refugios temporales que se habilitaron entonces, con graves carencias sanitarias y sin abastecimiento regular de agua o luz.

Tras el terremoto, "el personal de la OIM brindó su respuesta en un lapso de 24 horas”, ha recordado Giuseppe Loprete, Jefe de Misión de la OIM en Haití. “Trabajamos muy de cerca con el Gobierno de Haití y con las agencias internacionales de ayuda humanitaria a fin de encontrar soluciones duraderas a la crisis que dejó a millones de personas sin hogar y viviendo en 1.500 campamentos”.

Un amputado en las calles de Puerto Principe

Un amputado en las calles de Puerto Principe. Jean Marc Herve Abelard

Entre 4.000 y 7.000 personas sufrieron amputaciones

Diez años después, los entre 4.000 y 7.000 amputados que dejó el seísmo siguen viviendo con el peso de los traumas físicos y psicológicos del desastre. La mayoría de ellos sufre el lastre de la discriminación, la dificultad de acceso a los servicios básicos y al mercado de empleo, en un país donde los kokobes (amputados) siempre fueron estigmatizados.

Tras el terremoto, este estigma se ha reforzado y, en muchos casos, la discriminación se han extendido a toda la familia y a la esfera socio-profesional del amputado. Para los kokobes sin estudios es casi imposible conseguir empleo y, desde 2010, pueblan las calles del centro de Puerto Príncipe pidiendo dinero a los transeúntes.

Según la psicóloga clínica Nathalie Coicou, miembro de la Iniciativa de Salud Mental en Haití (ISMA), la población expuesta a este terremoto pudo desarrollar, en los días siguientes a la tragedia, lo que se denomina un "estado de estrés agudo", una respuesta de ansiedad o de reactividad que genera gran angustia.

En las primeras semanas tras el temblor, al menos 40.000 personas recibieron atención psicosocial o psiquiátrica por parte de Médicos Sin Fronteras, según cifras de esta organización.

"El Estado, las instituciones y la población haitiana siguen estando muy marcados por el impacto del terremoto. Diez años después seguimos lidiando con un estado traumatizado", ha dicho Daniel Derivois, psicólogo clínico y doctor en psicología.