'Malasaña 32', una terrorífica montaña rusa y un estupendo retrato social
- Hablamos con el director de la película, Albert Pintó, y con la protagonista, Begoña Vargas
- Inspirada en hechos reales, la cinta se estrena este viernes, 17 de enero
Los americanos tienen la mansión de Amityville, donde se produjo un terrible asesinato y que ha inspirado toda una saga de películas. Y en Madrid tenemos un edificio, en el 3 de Antonio Grillo (en pleno centro), en donde han ocurrido ocho espantosos crímenes, en sus 141 años de existencia. Ese edificio ha inspirado la película Malasaña 32, de Albert Pintó (Matar a Dios, Nada S.A). Una estupenda cinta de terror que mezcla el género con el retrato social de la España de finales de los 70, y que se estrena este viernes, 17 de enero.
“Me apetecía mucho contar una película de miedo con elementos españoles, muy nuestros –asegura Albert-. Pero, además el guion era la historia de una familia desestructurada que viene del pueblo a Madrid, poco después de la muerte de Franco, para pasarlo muy mal. Una familia con secretos que, a raíz de estos sucesos paranormales, consiguen sacar toda la mierda que llevan dentro y superarla juntos. Si ya de por sí es interesante la historia de la familia, súmales lo desconocido... Este guion era un caramelo”.
La protagonista de Malasaña 32 es la joven Begoña Vargas (Centro Médico, Paquita Salas, Alta Mar), que interpreta a la hija mediana de la familia: “Amparo tiene 16 años y tiene un sueño, que es ser azafata de Iberia. También es la que lleva un poco a la familia porque cuida de sus hermanos mientras sus padres trabajan. Y cuando se trasladan a la ciudad comienzan a pasar cosas extrañas en la casa”.
“Inspirada en hechos reales”
Albert asegura que la película: “Se inspira en hechos reales, porque recoge bastantes historias que hemos escuchado y hemos sacado de libros, películas, testimonios de vecinos... Al final hemos cogido las cosas que nos han parecido más coherentes y le hemos metido un poco de imaginación para que funcione como película de terror. Pero hay más cosas reales en la película de las que parece”.
Por esa mezcla de terror y retrato social de una época, la película ha sido comparada con Verónica (Paco Plaza, 2017). Albert asegura que: “La película es de los años 70 y había que recrear eso. Y que nos comparen con Plaza es un orgullo, porque es un excelente cineasta con una visión única. Pero hemos intentado hacer una película muy diferente: Tenemos un concepto visual muy diferente, Plaza tiene una forma completamente distinta de abordar los problemas de la familia, es otra década… Ambas son películas de terror costumbrista español pero son completamente diferentes”.
Además la película recrea escenarios de la época que todos recordamos, como los lugares de trabajo de la madre y el padre (Galerías Preciados y la fábrica de los camiones Pegaso). Y programas de televisión como Un globo, dos globos, tres globos.
“El terror tiene un punto de montaña rusa”
“Yo creo que el terror tiene un punto de montaña rusa -asegura Albert- , porque a la gente que le gusta el terror, le gusta pasarlo mal, que la remuevan y pasar por situaciones que no vivirá en la vida real. Creo que el cine de terror, como Malasaña 32, es una experiencia bonita para vivir en el cine y que se disfruta más en grupo, porque nos genera esos altibajos emocionales que hacen que te lo pases bien y descargues adrenalina”.
“A la gente le gusta ver cómo sufren los protagonistas, pero desde su butaca -añade Begoña Vargas-. Desde fuera todo es distinto”.
Para transmitir ese terror el sonido ha sido fundamental: “La parte sonora es muy importante en este género -afirma Albert- y creo que el diseño de sonido de Laia Casanovas y la banda sonora de Frank Montasell y Lucas Peire es excelente porque nos llevan al límite y potencian todos los elementos de terror en off. De hecho les pedí que fueran punkis, que fueran desalmados y que fueran transgresores, que no se conformasen con lo de siempre y buscaran la incomodidad en el público”.
Hablando de música también escuchamos en la película clásicos de la época: “No íbamos a poner a Bruce Springsteen o a Bob Dylan –asegura Albert- Y más teniendo aquí grandes iconos de la música como Raphael y Julio Iglesias. Son canciones que creo que tenían que sonar porque las llevamos en el corazón y para nosotros son recuerdos. Creo que escuchar esas canciones en esos ambientes terroríficos nos da una segunda lectura. Y al escuchar sus letras ya no son tan bonitas”.
Se inspira en clásicos como ‘Amityville’
La película también se inspira en clásicos como la saga de Amityville, El exorcista o Al final de la escalera, pero con un toque original: “Queríamos hacer una película distinta, que no se hubiera visto en España -asegura Albert-. Aunque bebe mucho del cine de terror que he consumido toda la vida, desde las películas actuales de productoras como Blumhouse a los clásicos de toda la vida como Polanski, Kubrik, Takashi Shimizu… Es una película que aborda temas contemporáneos, muy del Siglo XX, desde una perspectiva muy actual, pero con elementos de terror español. Era algo muy bonito de abordar”.
Durante el rodaje, en un edificio abandonado de la calle San Bernardino, Albert asegura que: “Una de las claves cuando ruedas en este tipo de edificios abandonados es no molestar, no entrar en las habitaciones en las que no tienes que entrar, hacer tu trabajo e intentar no meterte donde no debes. Durante el rodaje escuchamos cosas, pero no quisimos saber nada y nos limitamos a rodar”.
“Yo no vi ni escuche nada raro, y mucho mejor así -confiesa Begoña-. Aunque a veces recordaba todas esas leyendas sobre actrices que mueren después de hacer una película de terror. Y pensaba: “Te imaginas”. Pero he podido dormir tranquila”.
Begoña: “El miedo es algo muy técnico”
Begoña es la que lleva el peso de la película: “Han sido cinco semanas de rodaje muy divertidas -asegura la actriz-. Y en las escenas en las que tenía que llevarme un susto, el propio Albert venía y me asustaba, porque soy muy asustadiza y estaba tan concentrada que a veces se acercaba por detrás y yo me asustaba realmente”.
“Para hacer una película así hay que imaginarse muchas cosas –añade Begoña-, porque igual ruedas un plano secuencia en el que te tienes que asustar de varias cosas, de una puerta que se cierra, de un ruido… y todas esas cosa no pasan de verdad porque algunas se añaden luego. Por eso hay que estar muy atenta y concentrada. Hay que imaginarse muchas cosas, estar pendientes de los tiempos para que todo encaje… es complicado”.
“Por eso hicimos muchas sesiones de expresión corporal con nuestro coach, Rebeca, porque el miedo es algo muy corporal, de respiración… es algo muy técnico”.
Y es que, gracias al buen trabajo de los actores, la película consigue angustiarnos. “Recuerdo una secuencia muy larga –confiesa Begoña-, en la que tenía que gritar y llorar en varios momentos. Y Albert la aguantó tanto que, al final, me dio un ataque de ansiedad. Mi cuerpo había estado tan arriba que, de repente, bajarlo me costó”.
Pero, a pesar de la dureza psicológica del rodaje, Begoña asegura que: “Estoy muy feliz porque soy muy fan del género y soñaba con hacer una película de terror. Siempre decía que me gustaría ser, o la protagonista que pasa mucho miedo o el monstruo. Y, de momento, ya he interpretado a la protagonista. A ver si me dan el papel de un exorcista o de una cosa rara, porque me encantaría”.
“Begoña ha tenido el papel más complicado –añade Albert- porque sustenta a esta familia y a toda la película. Es la que lleva el secreto y la que tiene un mayor desarrollo, ya que empieza siendo una niña y acaba siendo una mujer. Por eso necesitaba una actriz fuerte de gran personalidad. Se lo hice pasar mal para que saliera lo mejor de ella y creo que está brillante”.
El debut de Concha Velasco en el cine de terror
Malasaña 32 también ha supuesto el debut de la gran Concha Velasco en el cine de terror, a sus 80 años, interpretando a la madre de una joven con la habilidad de comunicarse con los espíritus. “Queríamos hacer un homenaje a Concha por razones obvias pero también nos apetecía meterla en una tesitura en la que nunca ha estado. Nunca había hecho una película de terror y a estas alturas de su carrera ver lo que hace en esta película es maravilloso. De hecho, tenemos alguna imagen en la película que creo que es para el recuerdo de su filmografía”.
En cuanto al resto de los actores de la película: “Quería que no fueran actores muy conocidos pero si grandes intérpretes -asegura Albert-. Y este país está lleno de grandes actores esperando una oportunidad. Creo que eso también hace que la película sea muy veraz y la hace muy próxima, porque transmite la idea de que eso nos podría pasar a cualquiera”.
Destacar también la presencia de Javier Botet, el gran monstruo del cine internacional (It, Insidious, Expediente Warren, La momia, Slenderman, Insidius, Alien...) al que, además de su terrorífico personaje, también le podemos ver la cara. “Contar con Botet ha sido una pasada –asegura Albert- Y además le hemos querido dar una oportunidad, porque siempre está detrás de las prótesis de los monstruos, y le hemos dado también un papel de persona. Lo que también es un guiño para sus fans. Cuando lo vean pensarán: “¡Es Javier! ¿qué trama ese personaje? Interpreta al administrador, que es el tipo que lleva a la familia dentro de la casa. Me parecía muy irónico y muy bonito”.
Después de dos películas de género (Malasaña 32 y Matar a dios), Albert confiesa que: “No me gustaría que me encasillaran en el terror. Creo que soy muy polifacético, me gustan todos los géneros y puedo hacer cualquier cosa. Disfruto mucho con el terror, pero también me lo paso bien haciendo comedia negra, cine de terror… Aunque reconozco que también preparamos otro proyecto de exorcismos que a ver si sale. No sé qué me depara el futuro, solo quiero pasármelo bien y seguir haciendo películas”