Las claves del 'caso Julen', el rescate más difícil de España
- El dueño de la finca ha sido condenado por imprudencia a un año de cárcel y a indemnizar a los padres con 180.000 euros
- Hace un año, más de 300 profesionales se implicaron en el mayor operativo de rescate de la historia de España
El dueño de la finca de Totalán, en Málaga, donde murió del niño de dos años Julen Roselló tras caer a un pozo que carecía de permisos, ha sido condenado a un año de cárcel por imprudencia grave y a indemnizar a los padres del menor con 180.000 euros tras el acuerdo entre los padres y el único acusado para evitar el juicio, alcanzado una semana después del aniversario del mayor operativo de rescate de la historia de España.
El único acusado, David Serrano, ha aceptado la condena y ha pedido perdón a los padres después de que la Fiscalía pidiera para él tres años de cárcel, mientras que la defensa mantenía su inocencia al considerar "imprevisible" el riesgo de que Julen cayera por el agujero.
Estas son las principales claves del caso:
¿Cómo se produjo la caída de Julen al pozo?
Los hechos ocurrieron el domingo 13 de enero de 2019, poco antes de las 14:00 horas, en una finca privada ubicada en el cerro conocido como Dolmen de la Corona, donde Julen y sus padres, José Roselló y Victoria García, fueron a pasar el día en la parcela de David Serrano, con la pareja de éste (prima del progenitor del niño) y la hija de ambos.
Los dos hombres empezaron a preparar la comida, según declaró el el padre del niño, mientras los menores estaban con sus madres, hasta que la madre de Julen se sintió indispuesta y pidió al padre que cuidara del pequeño. Entonces Julen se bajó de la silla, se metió en una zanja en forma de "L" de poca profundidad y se puso a correr, por lo que su padre salió tras él. Al llegar al extremo de la canalización, el niño cayó por la boca del pozo y lo perdieron de vista. Tres senderistas que estaban cerca encontraron a los padres de Julen muy nerviosos y llamaron al 112.
¿Cómo era el agujero por el que cayó Julen?
El agujero al que cayó Julen era una prospección de agua de 107 metros de profundidad y apenas 25 centímetros de diámetro que carecía de autorización de la Junta de Andalucía. Al no haberse hallado agua, el agujero debería haber sido sellado.
Precisamente, las dimensiones del pozo, por el que no podía acceder una persona adulta para el rescate, la presencia de un tapón de tierra a 71 metros de profundidad y la dureza e inestabilidad del terreno, por la presencia de cuarcita y pizarra, retrasaron el rescate de Julen y lo convirtieron en una verdadera obra de ingeniería.
¿Qué vías se plantearon para rescatar a Julen?
Desde que comenzaron las tareas de búsqueda se plantearon tres vías para el “complicadísimo” rescate de Julen: succionar el tapón de tierra, excavar un túnel horizontal en la ladera de la montaña y perforar dos túneles paralelos al pozo para acceder a luego a través de una galería horizontal excavada a mano.
En los primeros días fueron localizados los primeros indicios de la presencia de Julen en el pozo: había pelo del niño en el tapón de tierra, un vaso de plástico y una bolsa de golosinas. También se encamisó con tubos el pozo donde se encontraba el niño para asegurarlo.
Las tres vías se desarrollaban de forma paralela hasta que el 16 de enero se suspendió la succión de material del tapón de tierra tras haber avanzado 30 centímetros al haberse encontrado con "una parte muy dura" que dificultaba el avance. También se suspendió la excavación del túnel horizontal por la inestabilidad del terreno tras haberse producido desprendimientos.
Después, se rebajó 30 metros el terreno donde se situaría una plataforma de trabajo para perforar a continuación el túnel vertical paralelo al pozo para llegar al punto donde se consideraba que estaba el niño. La dureza del terreno provocó un nuevo revés en las tareas de rescate, ya que la presencia de importantes discontinuidades en la perforación obligó a reperforar el túnel vertical antes de encamisarlo.
Por último, los mineros decendieron en turnos de dos para excavar la galería horizontal y llegar al punto donde estaba Julen. A las 1:25 horas del sábado 26 de enero dos mineros y un guardia civil recuperaron el cuerpo sin vida de Julen por debajo de los 71 metros de profundidad.
¿Pudo Julen seguir con vida tras caer al pozo?
La familia de Julen y todo el dispositivo de búsqueda mantuvieron la esperanza de que el niño pudiera seguir con vida, confiando en la extraordinaria capacidad del ser humano para sobrevivir, pero a medida que pasaban los días se reducían las posibilidades. Expertos en espeleología aseguraron que es posible mantenerse con vida a 70 metros de profundidad, aunque al mismo tiempo advirtieron de las complicaciones de este rescate.
En el laborioso operativo, los técnicos de una empresa sueca, la misma que intervino en el rescate de 33 mineros en Chile, encontraron con la ayuda de un georradar que había un hueco bajo el tapón de tierra, en el que podía encontrarse Julen.
Esta es una de las claves del juicio, porque la defensa del único acusado llegó a presentar un informe, rechazado por la juez instructora, en el que apuntaba a la posibilidad de que la muerte del niño pudiera haberse producido durante el rescate. Además, los forenses pidieron información sobre cómo se había producido la extracción del niño para aclarar las causas de las lesiones.
La autopsia definitiva descartó que Julen hubiera muerto por el golpe de una piqueta durante el rescate, como sostiene la defensa del acusado, y concluyó que la causa de la muerte fue la caída al pozo y que su muerte se produjo "pocos minutos después" de precipitarse al agujero.
¿Por qué fue el mayor operativo de rescate de España?
Los vecinos de Totalán, un pequeño municipio de 700 habitantes, se volcaron como voluntarios para proporcionar alojamiento y comida a la familia de Julen y a los más de 300 profesionales del operativo, coordinado por el delegado del Colegio de Ingenieros de Caminos de Málaga, Ángel García Vidal, en el que participaron entre otros, la Guardia Civil, Protección Civil, Bomberos de Málaga y la Brigada de Salvamento Minero de HUNOSA, en Asturias.
Se removieron cerca de 83.000 m3 de tierra, para lo que se emplearon decenas de máquinas excavadoras y dos grandes perforadoras procedentes de Málaga y de las obras de la M40 en Madrid.
Más de 60 empresas de todo el mundo se ofrecieron para colaborar, según detalló el coronel de la Comandancia de la Guardia Civil en Málaga, Jesús Esteban, entre ellos, la empresa sueca de geolocalización que intervino en el rescate de 33 mineros en Chile.
Dos herreros del municipio de Alhaurín de la Torre fabricaron contrarreloj una cápsula de metal de 1,05 metros de diámetro por 2,5 de altura, en la que descenderían por turnos los ocho brigadistas de HUNOSA. La cápsula fue diseñada por el director técnico del Consorcio Provincial de Bomberos de Málaga, Julián Moreno.
¿A quién correspondía pedir la autorización y sellar el pozo?
Al margen de la vía invetigación por la vía judicial, la Junta de Andalucía abrió un expediente por infracción muy grave al dueño de la finca, David Serrano, y al empresario que hizo la prospección, Antonio Sánchez al haberse producido una "infracción muy grave" en materia de seguridad minera.
El pocero responsable del sondeo aseguró en su declaración como testigo ante la titular del juzgado de Instrucción número 9 de Málaga, Rosa María Ginel Pretel, que había cerrado la prospección con una piedra de grandes dimensiones y con tierra.
La juez acordó abrir juicio oral contra el propietario de la finca por un presunto delito de homicidio por imprudencia grave e impuso el pago de una fianza de 885.300 euros para asegurar las responsabilidades pecuniarias. En la fase de instrucción también declararon el dueño de la finca como investigado y una docena de personas como testigos, entre ellas los padres de Julen.
¿Cuál ha sido la conclusión de la investigación judicial?
El único acusado por el accidente, David Serrano, ha sido condenado a un año de cárcel y a indemnizar a los padres de Julen con 180.000 euros, después de que la defensa y la acusación particular llegaran a un acuerdo de conformidad, ratificado ante el Juzgado de lo Penal número 9 de Málaga, por el cual el propietario reconoce los hechos, pido perdón y se declara culpable.
La Fiscalía había solicitado para el acusado tres años de cárcel y le acusaba de homicidio por imprudencia grave al considerarlo como el único conocedor de la existencia del pozo cuya presencia no había señalizado ni advertido.
Por su parte, los padres, José Roselló y Victoria García, como acusación particular, representados por la abogada Antonia Barba, elevaban la petición de cárcel a tres años y medio para el dueño de la finca por homicidio por imprudencia muy grave al considerar que hubo una "negligencia extremadamente grave" con la concurrencia de "multitud de infracciones normativas".
Mientras, la defensa del dueño de la finca, ejercida por el letrado Antonio Flores, pedía su absolución por la imposibilidad de haber previsto el riesgo de que el niño cayera. El delito de homicidio por imprudencia grave del que se le acusa está tipificado en el artículo 142 del Código Penal y conlleva penas de entre uno y cuatro años de prisión.