Un grupo de científicos aplica técnicas biológicas para estudiar la evolución de las lenguas de signos
- Los investigadores han identificado que cinco de ellas se dispersaron al resto del mundo en la segunda mitad del siglo XVIII
- Por ejemplo, la francesa y la austriaca han sido claves para crear voces en Europa, América Latina y Europa del Este
Un estudio publicado por un grupo de científicos del Instituto Max Planck de Ciencias de la Historia de la Humanidad, de Alemania, y de la Universidad de Texas, en Estados Unidos, ha aplicado técnicas de investigación de la biología evolutiva para analizar las lenguas de signos europeas y entender así su evolución.
El hallazgo ha sido posible gracias a su metodología a partir de tablas filogenéticas. Esto quiere decir que se ha empleado un gráfico para visualizar la evolución, en este caso de lenguas de signos y, a partir de este, los investigadores han sido capaces de identificar cinco de ellas que se dispersaron al resto del mundo en la segunda mitad del siglo XVIII.
Los científicos han conseguido crear una base de datos con 40 lenguas de signos modernas y 36 antiguas, utilizando los alfabetos que cada una de ellas posee representando cada letra con un signo. Así, se pudieron apreciar las pequeñas conexiones entre estos lenguajes y utilizar los conocimientos de la filología tradicional para crear una narrativa coherente sobre qué lenguas influenciaron otras y por dónde se expandieron.
Con este método, más propio de la biología evolutiva que de la filología, se han podido confirmar algunas teorías ya presentadas sobre la dispersión de las lenguas de signos, pero también han planteado nuevos descubrimientos. En el caso de la lengua de signos francesa, pues se ha podido conocer que influyó de gran manera en regiones del oeste de Europa y en América Latina, mientras que las lenguas de Europa del Este beben mayoritariamente de la austríaca.
El estudio de estas lenguas "todavía está en su infancia"
La interdisciplinariedad de esta investigación amplía el conocimiento en un campo, la lengua de signos, todavía poco estudiado, según el primer autor de la publicación, Justin Power. "Mientras que la evolución de las lenguas habladas lleva estudiándose desde hace 200 años, la investigación sobre la evolución de las lenguas de signos está todavía en su infancia", ha explicado.
"Nuestro enfoque combina el estudio tradicional con nuevos métodos filogenéticos, lo que nos da nuevas claves para entender la historia de la evolución de las lenguas de signos del mundo".
La base de datos creada para la investigación es la comparativa más grande disponible actualmente, y sus creadores esperan que pueda servir de apoyo para nuevos descubrimientos en el futuro.